Nos encontramos en un momento de aislamiento social sin precedentes. Y aunque ya he hablado al respecto sobre las potenciales ventajas de este tipo de eventos y cómo estos pueden fomentar tu crecimiento, hoy hablaremos sobre la que considero la mejor estrategia nutricional a tomar. Hoy veremos porque este es el mejor momento para probar la dieta carnívora —y cómo hacerlo.
Siendo la dieta más saludable en existencia, yo no lo pensaría mucho para comenzar a implementarla de ya—y así lo he hecho, pero existen ciertos factores del evento actual que hacen que este sea el momento ideal para comenzar. Más probablemente, una vez regresemos a la vida “normal”—o la nueva normalidad, será más difícil puedas ponerla a prueba con tanta facilidad.
Por supuesto, al final veremos mi recomendación sobre la mejor manera de comenzar y lo que puedes esperar al hacerlo. Se que es un cambio radical, pero puedo decirte que para la mayoría de las personas valdrá la pena final. De hecho, una de las mayores cosas que me hubiera gustado haber sabido antes, es este tipo de aproximamiento nutricional—hubiera disfrutado de sus beneficios con anterioridad.
De nuevo, de saber lo que se hoy al respecto, yo me cambiaría a este tipo de dieta en este preciso momento independientemente de la presencia o no de algún otro evento—como el que estamos viviendo, pero ciertamente este periodo es particularmente ideal, especialmente por el tema del aislamiento y como este se ata a nuestro primer elemento: el control de potenciales efectos secundarios.
Control de potenciales efectos secundarios
Como en todo, la dieta carnívora no es solo “sol y arcoiris,” o al menos no inicialmente para todas las personas—para mi si lo fue desde el principio por ciertos motivos, pero eso es otra historia. La realidad es que es frecuente que se experimenten ciertos “efectos secundarios” al cambiarse a esta dieta, particularmente si previamente se ha estado siguiendo una dieta alta en hidratos. Estos se dividen en su mayoría en 2 categorías: efectos metabólicos y efectos gastrointestinales.
Efectos metabólicos
El más común efecto secundario al introducirse en esta dieta, particularmente proviniendo de una dieta “normal” alta en hidratos—en lugar de una deficiente de este macronutriente, son aquellos metabólicos que generalmente derivan en una pérdida temporal de energía. La razón principal: simplemente el cuerpo no está acostumbrado a emplear grasas y cetonas como su sustrato energético principal—como debería.
Naturalmente, de recibir los alimentos adecuados en cantidades requeridas—al menos 70% de origen animal, el organismo es capaz de metabolizar grasas y cetonas como fuente principal de energía y, en caso de ingerir algún hidrato alto en glucosa, poder disponer de él de la mejor y mas rápida manera, proceso mediante el cual puede regresar al estado previo y predilecto—la cetosis.
No obstante, si algo caracteriza al organismo es su adaptabilidad, por lo que de no tener a su disposición su dieta natural, hará lo que esté en su poder para sobrevivir con lo que se le brinda. En el caso de un crónico alto consumo de hidratos utilizables (no fermentables) en lugar de grasas, esto le hace modificar su sustrato principal energético a aquel de glucosa en lugar de grasas y cetonas. En otras palabras, pierde su innata “flexibilidad metabólica”—capacidad de cambiar de sustrato energético de grasas a glucosa en cualquier momento manteniendo un rendimiento similar.
Al retomar tu dieta natural, que requiere de procesos metabólicos distintos a la que le has provisto por la mayor parte de tu existencia—correr en glucosa, el cuerpo tardará un tiempo en retomar esta capacidad, y correspondiente flexibilidad metabólica natural que le caracteriza. Por lo que, inicialmente—desde unos cuantos días hasta varias semanas, es altamente probable experimentes una baja de energía generalizada, pero particularmente en tus sesiones de entrenamiento intenso.
Aquí, el cuerpo tendrá que retomar progresivamente lo que congénitamente le es más natural—utilizar ácidos grasos como sustrato energético principal en lugar de glucosa, y esto, por supuesto, tomará un tiempo. En cuanto al metabolismo, similar al músculo, “si no lo usas lo pierdes,” por lo que, aunque no sucede siempre, muy probablemente deberás soportar cierto periodo de pérdida de energía y/o incomodidad, pero créeme que valdrá la pena una vez vuelvas a saber aprovechar los ácidos grasos en tu organismo o, lo que es lo mismo, estar “ceto-adaptado.”
Una vez “ceto-adaptado, podrás disponer de tu reserva más grande de energía—tu grasa corporal—cada vez que así lo requieras con facilidad, lo que se traduce al poder desempeñarte de manera similar tanto en un estado de ayuno como en un estado alimentado, y drásticas fluctuaciones de glucosa serán cosa del pasado. En síntesis, te volverás más resiliente e independiente—2 cosas necesarias para toda persona, pero particularmente para el hombre.
Adicionalmente, cada vez que comas hidratos será como “activar el óxido nitroso en un carro” o “echarle alcohol al asador.” Al estar tu cuerpo acostumbrado ya a correr sobre un sustrato que requiere un proceso más complejo—con mayor intervención mitocondrial (estudio), tu nueva estructura metabólica, más efectiva que nunca, tomara esos hidratos y los utilizara mucho más eficientemente comparado una persona que no posee de esta “maquinaria”—debido a que esta “no le es necesaria” al serle provista “energía fácil” en forma de hidratos frecuentemente.
Independientemente del tiempo que te tome hacerlo, ciertamente lo mejor será pasar por este proceso de adaptación en un ambiente en cuyo tengas control y no tengas que moverte mucho, y que mejor que aquel que requiera aislamiento—como el que estamos actualmente viviendo.
Efectos gastrointestinales
Por otra parte, los menos comunes, pero aún presentes, son los efectos secundarios, también temporales, gastrointestinales. Similar a los metabólicos, estos son en su mayoría debidos a la necesidad de retomar la función gastrointestinal característica de la humanidad—la digestión de grasas y proteínas en su mayoría, no plantas—glucosa/fructosa y/o grandes cantidades de “fibra.”
Es decir que, debido a que el organismo, no teniendo otra opción, se ha adaptado a la ingestión constante de cantidades sustanciales de plantas, potencialmente aunado a la ausencia de un contenido suficiente de alimentos de origen animal en la dieta o, dicho de otra manera, una “dieta balanceada,” ahora tendrá que retomar su funcionalidad original cuya, similar a la función metabólica, tomará un periodo en que tendrás que continuar a pesar de la incomodidad temporal.
Para algunas personas este periodo de adaptación puede traducirse en diarrea, estreñimiento, o los 2—intercalados o uno seguido del otro, en ambos casos, aun y siendo esta una dieta primordialmente carnívora bien formulada—carente o moderada de contenido de lácteos altos en proteína (particularmente Caseína-A1, cuya estriñe y/o inflama a la mayoría de las personas).
En todo caso, esta respuesta es causada por ya sea la drástica “falta” de fibra—cuya suele absorber líquidos extra en el bolo fecal, y/o la carencia de enzimas para digerir grasas y/o proteínas—si se ha llevado hasta el momento una dieta carente de uno o ambos de estos elementos Por lo que si experimentas algún síntoma relacionado con estos—diarrea/estreñimiento, de nuevo, solo resiste por un tiempo—generalmente unas cuantas semanas máximo. Verás que valdrá la pena al final.
Centralmente, mientras estos eventos sucedan, particularmente si en tu caso se trata de la impredecible diarrea—no sabes en qué momento tendrás que ir a “desechar,” dudo exista una mejor circunstancia para experimentarlo que la actual, en donde, de ser tu caso, puedes pasártela en tu casa encerrado, evitando así cualquier posible “incomodidad” social.
Mejor momento para perder peso
Otra muy buena razón del porque este es el mejor momento para probar la dieta carnívora, es debido a que este evento es también uno de los mejores que se presentarán en mucho tiempo para perder peso, y todo por el aislamiento (pero también por tu protección como veremos en el siguiente segmento).
A parte de que, independientemente de la situación actual, no deberías esperar más si es algo has planeado realizar durante tiempo atrás, la pérdida de peso en general, pero especialmente aquella que incluye el ayuno intermitente como parte de la estrategia nutricional, es ideal en periodos de soledad, especialmente si esta se presenta cuando la comida escasea—o no quieres salir tan seguido a adquirirla, que para efectos prácticos, es lo mismo.
Sencillamente, debido a estar en un estado de déficit calórico inherentemente—la única manera de perder peso, aunque no tanto como en otro tipo de dieta con alta proporción de hidratos, veras una reducción de energía, pero en particular de aquella asociada con la interacción social. Por lo que, en lugar de tratar de perder peso cuando esto vuelva a la “normalidad,” teniendo que aplicar amplias cantidades de fuerza de voluntad y maestría emocional, para poder interactuar con la sociedad, que mejor que hacerlo ahora que esto no será una necesidad con tanta regularidad.
Además, qué mejor que, como hombre superior, regreses en la mejor forma física de tu vida, contrario a la gran mayoría que regresará en la peor—tanto la falta de movimiento como el comer todo el día por aburrimiento son comportamientos comunes en periodos de aislamiento. La ventaja adicional, probablemente haciendo esto no solo regresarás físicamente más atractivo, sino también más saludable y, probablemente más importante, sin haber sucumbido al famoso virus.
Protección potencial contra el virus actual
Nota: Al yo no ser ningún doctor, sino un «simple mortal,» esta no es una recomendación medica, sino solo mi opinión sobre lo que puede estar pasando y que puede ayudar a solucionarlo desde un punto de vista nutricional, por lo tanto te sugiero tomarlo como tal. Siempre consulta con tu medico antes de experimentar con sustancias o suplementos.
Desde que comenzó la pandemia del virus chino ya por todos bien conocido, múltiples medicinas han destacado por su potencial ayuda para tratar la enfermedad causada por este después de ser infectados, siendo uno de los más estudiadas últimamente la hidroxicloroquina.
La hidroxicloroquina es una medicina que se ha demostrado beneficiosa para este tipo de enfermedad mayormente mediante la incorporación de zinc intracelular (estudio). Asimismo, en los protocolos contra el Covid (como el que se muestra en la imagen de esta sección) es común el recomendar la suplementación de dosis sustanciales de zinc, y por una buen razón, el zinc es uno de los elementos más críticos en la respuesta inmune, más importante, en su regulación (fuente).
Verdaderamente, no es por una falta de respuesta inmune del cuerpo para matar al virus que manda al hospital o mata a las personas que padecen de esta enfermedad, sino una respuesta inmune exagerada. En otras palabras, en cuanto al covid, no es el virus en si lo que es lo más peligroso, sino nuestra propia respuesta inmune si se presenta de manera desmedida, de hecho, la “neumonía” aparente presentada en casos graves—cuya no es neumonía realmente, sino, en simples palabras, un bloqueo en la transferencia de oxígeno de los pulmones a la sangre; es totalmente causada por nuestro sistema inmune propio, más precisamente, por la tormenta de citocinas desencadenada por nuestro organismo para atacar la infección ya adquirida (estudio)
Bueno, pues el zinc es un elemento crucial en la tarea de regulación de esta función, por lo que de no tenerlo en cantidades suficientes, este proceso no podrá ser realizado de la manera más efectiva. Caso en punto, la pérdida del sentido del olor y del gusto son uno de los principales y más eficaces indicadores de infección por el virus en la fase inicial del contagio (estudio). Sea causante o coincidencia—más probablemente la primera, una de las mayores señales de deficiencia de zinc también es la pérdida del gusto y olfato (estudio). Es por esto que la suplementación con este mineral se ha mostrado como benéfica para tratar esta enfermedad—y toda otra infección viral.
Similarmente, la deficiencia de Vitamina D se ha asociado como uno de los mayores elementos asociados con la mortalidad de esta enfermedad (estudio), siendo uno de los más sobresalientes y desafortunados ejemplos, la alta tasa de contagio y mortalidad relacionada con esta infección viral presentada en ciertas regiones de Europa, en donde, observacionalmente, también se muestran con una de las mayores tasas de deficiencia de vitamina D (estudio). La correlación es: a menor cantidad de esta vitamina en plasma, mayor la tasa de contagio y mortalidad observada (estudio).
¿Que tiene todo esto que ver con la dieta carnívora?
En primer lugar, la fuente más rica en zinc es la carne de rumiante—res, cabra, borrego, etc. y, en segunda instancia, todo otro alimento de origen animal—puerco, pescado, mariscos, lácteos, etc.; siendo el cacao y semillas de calabaza las únicas notables excepciones en cuanto aquellos de origen vegetal. Esto sin contar que las carnes, pero especialmente la de rumiante, son ricas en hierro, mineral altamente asociado con una respuesta adecuada a toda infección viral (estudio), y cuyo es reducido en contenido y/o biodisponibilidad en todos aquellos del mundo vegetal.
Por su parte, la conversión de vitamina D3 (25(OH)D) en su forma activa, calcitriol (1.25(OH)D), es remarcablemente inhibida por la fructosa (estudio). Centralmente, puedes suplementarte con toda la Vitamina D3 que quieras y/o exponerte al sol todos los días—práctica que recomiendo independientemente de este hecho, y, de tu cuerpo no poderla convertirla en su calcitriol, no servirá de nada—absolutamente (estudio). Y algo similar ocurre con la vitamina C.
Es ya bien sabido, que la absorción de Vitamina C es inhibida por los flavonoides (estudio), y que su utilización en célula es obstaculizada por altos niveles de glucosa en plasma (estudio). En otras palabras, de ingerirse la vitamina C en conjunto con flavonoides (contenidos en múltiples plantas) esta no será absorbida apropiadamente, y a mayor presencia de glucosa en sangre (hidratos), menor la capacidad de las células de utilizar la vitamina C absorbida, por lo que el requerimiento de ingesta de Vitamina C en la totalidad del organismo se verá incrementado exponencialmente.
Verdaderamente, esta es la razón por la que yo, como toda otra persona que se encuentre en un estado cetogénico regularmente, ve su necesidad de consumo de vitamina C disminuido y, correspondientemente, su sistema inmune fortalecido. Finalmente, ¿porque la melatonina resultará útil en el tratamiento de esta enfermedad como se muestra en el protocolo de arriba?
La melatonina es una hormona naturalmente producida por el cuerpo que nos ayuda a dormir, de hecho se le suele llamar como la “hormona del sueño.” Sin embargo, esta no es su única característica, la melatonina, posiblemente por su misma función principal—señalizar la hora de descansar, es también un potente inmunomodulador (estudio, estudio).
Dicho de otra manera, la melatonina se ha probado como efectiva en el tratamiento del virus chino, por la misma razón que el zinc y la vitamina D3: previene una respuesta inmune inflamatoria exacerbada (estudio, estudio), De hecho, esta es la misma razón por la que la aspirina, similar el resto de las AINEs, el ayuno, y medicinas como el tocilizumab pueden resultar útiles en casos graves de esta enfermedad—son inmunosupresores (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio). La clave para protegerse del virus es la inflamación o, más bien dicho, su apropiada regulación.
Inflamación es la clave
Ultimadamente, para recuperarnos de este virus, o hasta evitar su adquisición, o de cualquier otro tipo de infección—particularmente viral, lo principal es tener nuestro sistema inmune funcionando lo más correctamente posible y, para ello, similar a tener un ejército desgastado en lugar de uno descansado, lo mejor es tenerlo lo menos “usado” posible para cuando el patógeno se presente.
Si existe una comunalidad en los casos graves de aquellos infectados, comparado con aquellos más leves, esa es la presencia de enfermedades pre-existentes, particularmente de aquellas de naturaleza notablemente inflamatorias. En todo caso, de hecho, la inflamación en el cuerpo es una de las acciones principales del sistema inmune en el organismo. Dicho de otra manera, toda enfermedad que active el sistema inmune de alguna manera es inherentemente inflamatoria.
Simplemente, habiendo ya una condición inflamatoria presente, o que acaba de ser solucionada, el virus llega a ejercer una acción tanto inmune como inflamatoria, ya sea deficiente, desmedida, o las 2—una después de la otra, y es aquí donde los casos graves se presentan—el sistema inmune está desgastado, el cuerpo está ya muy dañado por la inflamación presente/previa, y/o el sistema inmune está ya tan en estado de alerta que cualquier disparador lo activa en sobremanera. Si queremos prevenir o curar esta enfermedad, lo mejor sería evitar toda fuente potencial de respuesta inmune o, lo que es lo mismo, inflamación.
Bueno pues, dejando la obesidad, alergias e infecciones adicionales de lado, el mayor estimulador del sistema inmune son los alimentos que ingerimos, especialmente si estos causan algún tipo de reacción autoinmune en el organismo. ¿Cuál es la manera de evitar consumir sustancias inflamatorias? Mediante una dieta libre de toxinas o, lo que es lo mismo, una dieta carnívora.
Si hay algo por lo que brilla una dieta primordialmente carnívora, es por su carencia de toxinas—al ser estas en una totalmente de origen vegetal naturalmente, y, por ende, también libre de activadores potenciales de inflamación. Por si esto fuera poco, esta dieta, al ser inherentemente casi nula en contenido de hidratos—a menos de que se incluya miel o leche, promueve el estado de cetosis inevitablemente, cuyo es un estado naturalmente desinflamatorio y el cual, de hecho, ya ha sido probado como tratamiento potencial para combatir esta enfermedad—aunque ciertamente podemos extrapolar estos resultados para el tratamiento de todo tipo de infección similar, en este caso no se trata de otra enfermedad, sino del la del virus chino en si (estudio).
Por lo tanto, de ser está correctamente formulada—evitando todo tipo de “alergeno carnívoro” (lácteos, huevos y/o mariscos de ser este tu caso) y que incluya algo de hígado (el mejor multivitaminico), en teoría—no conozco a nadie que lo haya puesto en práctica (y aunque estoy listo, espero no tener que hacerlo), una dieta primordialmente carnívora es la mejor estrategia nutricional que puedes adoptar para prevenir/tratar esta infección por 3 razones fundamentales:
- Nutrirás a tu sistema inmune con todos los elementos necesarios para mantenerlo fuerte y bien modulado—no existe dieta más rica en hierro, zinc, y vitaminas inmunomoduladoras A, D, K y Bs que una de esta naturaleza (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio, estudio, estudio).
- Siendo la dieta con menor contenido de potenciales toxinas, mantendrás la activación del sistema inmune al mínimo. Por si esto fuera poco, al evitar excursiones de glucosa repentinas, y su correspondiente exacerbada secreción insulínica, también evitarás la inflamación posiblemente generada por este tipo de comportamiento en el organismo (estudio), esto, particularmente si con esta dieta pierdes exceso de peso en el proceso.
- Al inducir este tipo de dieta el estado de cetosis inherentemente, mantendrás un estado naturalmente antiinflamatorio, cuyo ayudará a modular la respuesta del organismo a esta enfermedad o cualquier otro posible activador de la inmunidad no asociado con la dieta—ejercicio intenso, consumo de alcohol, estrés psicológico, falta de sueño, etc.
Esencialismo
Por si todas las razones previas no hubiesen sido suficientes, la simpleza de esta dieta e, irónicamente “falta de variedad,” debido a mi preferencia esencialista, es lo que más le veo de beneficio en cuanto a estilo de vida, pero particularmente con respecto a la situación presente.
Verdaderamente, debido a que gracias a esta dieta, en la que básicamente podría vivir consumiendo solo 4 cosas durante toda mi existencia: agua, carne, mantequilla y huevos—y/o hígado; el ahorro en compras en cuanto a tiempo, espacio, y dinero, es incomparable—siendo la única posible adición que haría la de suplementos de proteína de suero de leche y colágeno hidrolizado, combinados, “solo por si acaso” (la proteína es el único macronutriente esencial).
Simplemente, a excepción del agua ciertamente, todo va al refrigerador y, debido a su alta densidad calórica y nutricional, además de ocupar un menor espacio comparado con todo otro alimento de origen vegetal—cuyos requieren más volumen por su contenido alto en hidratos, no necesito nada más. Similarmente, exceptuando los huevos posiblemente, todo lo demás tiene una alta duración de ser congelado, por lo que se puede disminuir la frecuencia de compras y correspondientes salidas a la calle.
En síntesis, no encontrarás una dieta más simple, práctica, nutritiva y antiinflamatoria que está—al día de hoy es inexistente. Por ello, esto suelo comentar a vegetarianos cuando me preguntan de mi estrategia nutricional: “contrario a la tuya, mi dieta no es una doctrina; si una dieta vegetariana me diera todo lo que una dieta (primordialmente) carnívora me brinda, sin pensarlo me cambiaría—pero ya sabemos que esto no es así.” Y bueno, habiendo ya expuesto el porqué este es el mejor momento para probar la dieta carnívora, ahora sí vayamos a él cómo puedes comenzar.
Cómo probar la dieta carnívora
La mejor manera de probar la dieta carnívora, contrario a la mayoría de planes nutricionales que existen, es extremadamente sencilla. En esencia puedes comenzar con solo “carne y agua.” Eso es todo—y café por las mañanas si esta es tu predilección, (sabiendo que puede causar inflamación).
Existen múltiples personalidades que han vivido por años consumiendo solo carne y agua, pero si realmente quieres asegurarte de cubrir todos tus nutrientes, mi recomendación es incluir hígado de res periódicamente y/o huevos diariamente, esto debido a su contenido único de nutrientes que simplemente la carne de res comercial generalmente no tiene en cantidades suficientes—particularmente colina, folato, vitamina C y vitaminas liposolubles A, D y K.
Como no toda la gente llega a disfrutar del hígado tan fácilmente—es un “gusto adquirido” verdaderamente, mi recomendación por defecto es la dieta de “bistec y huevos,” al los huevos contener, a excepción del cobre, un similar perfil nutricional al del hígado, solo que en menor medida. En otras palabras, de no gustar del hígado, no tienes de qué preocuparte, ya que esta dieta contiene todos los nutrientes necesarios para desempeñarte al tope de tu capacidad natural.
Los mecanismos del porque es esto—que solo necesitamos carne para prosperar, son varios, pero lo importante en este momento es solo que sepas que esto es una verdad, y esto aplica particularmente si tu meta actual es la de adelgazar, en donde tienes que maximizar la densidad nutricional de los alimentos ingeridos debido a la necesidad de consumirlos en menor cantidad.
En cuanto a porciones, mi recomendación inicial es el no tratar de controlar tu ingesta o contar calorías, sino simplemente comer a saciedad por los primeros 30 días, en donde las adaptaciones vistas tendrán lugar y, después de este periodo, ahora si evaluar cantidades y modificar de acuerdo a tu meta corporal actual. Generalmente esto se traduce a 4-8 huevos y ½-1 Kg de carne al día.
Adicionalmente, recomiendo evitar los lácteos altos en hidratos y/o proteínas (especialmente caseína) idealmente totalmente durante estos primeros 30 días pero, de no ser esto posible, por lo menos reducir su ingesta lo más posible. En la práctica, esto significa que solo la mantequilla es permitida. Una vez pasado este periodo, podrás reintroducirlos progresivamente para ver cómo te afectan (o no)—ej., un tipo de lácteo diferente cada 2 semanas, nunca varios distintos en conjunto.
Asimismo, evita toda planta, con la única posible excepción del café matutino, durante este periodo inicial, ya que el no hacerlo así puede interrumpir las adaptaciones correspondientes en primer lugar, y afectar los resultados en segunda instancia—tal vez crees que esta dieta “no te cae” por ser carnívora, pero en realidad es debido a esa ensalada diaria que no has podido dejar por miedo a creer que necesitas sus nutrientes/fibra para ser saludable (lo cual no es para nada cierto).
Una vez pasados estos 30 días de dieta carnívora tan estricta como te sea posible, ahora si puedes pensar en agregar ciertos lácteos con contenido sustancial de proteínas y/o hidratos, así como algunas plantas que te parezcan apetecibles, cuyas, a este punto, no creo te sean muchas. Eso sí, de nuevo, hazlo progresivamente y evaluando cómo te hacen sentir dentro de las 2 semanas venideras después de ingerirlas—ciertos efectos “negativos” toman un tiempo en presentarse.
Por supuesto, otros elementos carnívoros como pescados, mariscos, puerco y pollo podrán consumirse libremente a partir de aquí, pero, con la posible excepción de cierto pescados y mariscos—ej., salmón, sardinas, y moluscos; siendo la carne de rumiante mucho más nutricionalmente densa que estos, lo mejor es que sigas manteniéndola como la base de tu dieta. Solo incluye este tipo de “variaciones carnívoras” en tu regla 80/20 y estarás bien.
Una vez con esta nueva flexibilidad, en donde puedes incluir ciertos elementos adicionales a huevos y carne “aquí y allá,” la meta será mantenerte así por 60 días más, pero ahora si, con tu meta de recomposición en mente y las medidas de planeación, registro, evaluación y modificación correspondientes, siempre manteniendo en mente que la meta principal es maximizar tu salud, desempeño, y bienestar; y no tu apariencia física necesariamente, aunque con este tipo de dieta, combinado con un buen plan de entrenamiento de fuerza, mejorará si o si, créeme (o mejor aun, no me creas, pruébalo por ti mismo y comparte tu experiencia debajo o en la página de contacto).
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Un comentario en «Porque Este Es El Mejor Momento Para Probar La Dieta Carnívora —Y Cómo Hacerlo»
bien creo voy a empesar esta dieta, he trabajado horas extras para poder hacer esta dieta, basicamente es tratar de comer carne de res y huevos , y debes en cuando otra proteina animal , y de lacteos pura mantequilla
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