Las Plantas Nos Están Enfermando: La Triste Realidad Del Mundo Vegetariano

mundo vegetariano

Últimamente ha existido mucha propaganda respecto  a las dietas “basada en plantas” y vegetarianas. No obstante, lo que generalmente no se menciona, este tipo de dietas no son “saludables” ni “curativas,” sino todo lo contrario: las plantas nos están enfermando.

Como verás más adelante, esto no lo digo ligeramente, sino que basado en múltiples factores que hacen esta declaración verdadera—basada en la ciencia y la experiencia. Por supuesto, estoy totalmente consciente de las múltiples películas y “documentales” que han salido promoviendo este tipo de dietas “futuristas,” no obstante, en el mejor de los casos estas solo distribuyen realidades parciales, y en el peor, evidentes mentiras, ya sea por ignorancia de la verdad o una agenda detrás—ej., control poblacional.

Mi intención no es involucrarme en cuestiones políticas, “teorías de de conspiración” o hacerte cambiar de opinión, sino simplemente proporcionarte los hechos e información que te ayuden a ampliar tu perspectiva y, por lo tanto, tomar una mejor decisión. Y todo comienza con el primer cuestionamiento que va en contra de los consejos de los “expertos” en cuanto a este respecto—“sigue una dieta balanceada,”“granos enteros todos los días,” “come frutas y verduras,” “5 al día,” etc.: ¿no necesitamos consumir plantas para estar sanos? La respuesta es un total no.

 

¿Realmente necesitamos consumir plantas?

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Contrario a la narrativa popular, la realidad es que las plantas son, en el mejor de los casos opcionales, y en el peor perjudiciales—dependiendo mayormente del tipo de planta y el contexto particular del individuo que las consuma. Solo para comenzar, el trío de la “comida chatarra” causante de la mayoría de las enfermedades metabólicas de la actualidad: harina, azúcar y aceite; es completamente vegetal—en su peor versión evidentemente. Pero esto ocurre con todas en cierto grado, y de allí mi aseveración generalista de que las plantas nos están enfermando.

Por ejemplo, de todas las plantas en existencia, las menormente perjudiciales, y cuyas nuestro cuerpo se ha acostumbrado a lidiar en cantidades reducidas a través de nuestra historia evolutiva, son las frutas. Esto contrario al resto conformado por vegetales, semillas—incluyendo frutos secos, y granos—cuyos también son semillas e incluyen cereales y legumbres. Sin embargo, aun esta categoría puede resultar perjudicial dependiendo del tipo y la persona, particularmente si consumidas en grandes cantidades y/o de manera crónica.

El componente que une a las frutas, exceptuando algunas denominadas botánicamente como tal—pepino, tomate, aguacate, calabacín, etc.; es la fructosa—de allí el nombre. Sin embargo, este compuesto, similar al alcohol, es tratado casi como veneno por el cuerpo, y por lo tanto su “desintoxicación” toma prioridad, lo cual, como el alcohol, a la larga puede causar enfermedad de hígado graso (estudio, estudio, estudio, estudio) en adición a adicción a este compuesto (estudio).

Adicionalmente, una alta presencia de fructosa en la dieta puede obstaculizar procesos vitales como la conversión de la vitamina D3 inactiva (25(OH)D) en su forma activa (1.25(OH)D) (estudio), y una alta presencia de glucosa en la sangre puede obstaculizar la acción de Vitamina C (estudio). En combinación, esto solo significa una cosa: perturbación del sistema inmune que aumenta la probabilidad de adquisición y/o agravación de infección —algo no muy ideal en nuestra situación actual (estudio, estudio). Para qué arriesgarse si no es necesario.

Verdaderamente, no existe ningún nutriente esencial para el ser humano que no pueda ser obtenido mediante el consumo de alimentos de origen animal. Contrariamente, existen múltiples nutrientes esenciales y semiesenciales (el organismo no puede sintetizarlos en cantidades suficientes usualmente) que no pueden ser obtenidos mediante una dieta vegana de no ser esta suplementada—vitamina B12 (estudio), DHA—no ALA (estudio), vitamina A—no betacaroteno (estudio), carnosina (estudio), carnitina (estudio), creatina (estudio), taurina (estudio), y colina (estudio).

Esto sin contar que los alimentos de origen animal, especialmente aquellos procedentes de animales alimentados naturalmente, no contienen ninguna toxina. Desafortunadamente—para veganos y vegetarianos, no podemos decir lo mismo de las plantas, cuyos los contienen no por “casualidad,” sino para que no las consumas—razón principal por la que las plantas nos están enfermando.

 

Cuando las plantas atacan

plantas atacan

Contrario a los animales, las plantas no tienen garras ni pueden correr para protegerse de sus depredadores, pero también quieren vivir—algo ignorado por los veganos. Para ello, en lugar de involucrarse en una guerra física, lo han hecho en una química, para, de esta manera, desalentar su consumo mediante pesticidas, antinutrientes, y otras toxinas.

De hecho, los famosos “antioxidantes,” deberían llamarse prooxidantes, ya que es realmente lo que hacen. Estos compuestos son parte de la guerra química entre plantas y animales, por lo que atacan al cuerpo y, en respuesta, el cuerpo pone en función procesos antioxidantes para neutralizarlos. Por lo tanto, los elementos “antioxidantes” contenidos en las plantas no tienen nada de antioxidante, sino que el cuerpo es el que moviliza sus propios procesos para contrarrestar la oxidación potencial derivada de consumirlos (estudio).

El dicho “el veneno está en la dosis” aplica fenomenalmente para el consumo de plantas y el ejercicio. Aquí la cuestión es que, contrario al ejercicio, ¿para que quieres que tu cuerpo se adapte al consumo de un compuesto químico vegetal en específico? El ejercicio te fortalece, pero el consumo de ciertas plantas con “antioxidantes” y demás compuestos químicos “benéficos” solo trae más estrés al cuerpo. ¿Porque no guardar este estrés adicional potencial como reserva para aquel que cuenta—ej., ejercicio? ¿No tenemos mucho estrés ya en esta sociedad—trabajo, falta de sueño, consumo de alcohol, etc.?

Existen muchas maneras y compuestos con los que las plantas atacan a quienes les consuman, pero a continuación te dejo con una tabla de los más relevantes, las plantas que los contienen, y sus efectos perjudiciales más importantes.

Compuestos perjudiciales vegetales 

Y estos son solo unos de los compuestos químicos más conocidos por los que se ha comprobado las plantas nos están enfermando. Cada planta, contiene cientos, sino es que miles de compuestos diferentes con sus correspondientes variados efectos. Esto no es para que consideres a las plantas como “buenas o malas,” y mucho menos para que les tengas miedo, solo un poco de respeto—la mayoría de venenos y medicinas provienen de ellas.

Debido a su disponibilidad ampliamente variante geográfica y estacionalmente, a través de la historia, la humanidad nunca estuvo expuesta a una variedad tan grande de plantas, y mucho menos de manera crónica. La única constante en cuanto alimentación del ser humano fue el consumo de animales y sus derivados. Gracias mayormente a la importación/exportación de comida, en esta época le estamos bombardeando al cuerpo con este tipo de sustancias todos los días.

A la larga, el consumo de estas sustancias nocivas, que en dosis reducidas y/o irregulares pudieron haber sido manejables, especialmente en ausencia de alimentos saludables. suelen ocasionar disfunciones corporales o enfermedades. Si, “el veneno está en la dosis,” pero la mayor pregunta es ¿para que quieres consumir veneno—en la dosis que sea? La mejor solución real—no momentánea, es aquella que ataca el problema de raíz. En el caso de la dieta, como en la filosofía, esto se reduce a la adición de alimentos nutritivos y la eliminación de elementos disruptivos. El resultado, una dieta primordialmente carnívora. Cuya no solo funciona al eliminar todo compuesto químico vegetal potencialmente perjudicial, sino también al prevenir la permeabilidad intestinal.

 

Permeabilidad intestinal

La función del intestino es dual y complicada. Tiene que absorber los nutrientes de los alimentos ingeridos, pero también evitar la introducción de partículas indeseables en el organismo. Esta barrera está compuesta de mucosa y uniones proteicas, y es, como la piel, otra de nuestras áreas de contacto con el mundo exterior, solamente que está expuesta de manera interna. El problema es cuando esta ”quebranta” de alguna manera.

La permeabilidad intestinal ocurre cuando la barrera intestinal se abre en ciertas o múltiples partes, dejando así pasar no sólo nutrientes, sino otros tipo de partículas contenidas en los alimentos, cuyas a su vez, corren por la sangre, y tu cuerpo, al no lograrlas identificar como nutrientes, puede llegar a categorizarlos como bacterias y atacarlos. En otras palabras, tu organismo activa el sistema inmune, creando inflamación adicional que no debería estar, y con ello los múltiples síntomas y enfermedades asociadas con esta condición.

Inicialmente, la permeabilidad intestinal no era reconocida por la comunidad científica en general, sin embargo, últimamente se le ha reconocido como la responsable de múltiples enfermedades de la era actual, entre las que se encuentran el síndrome de colon irritable, la enfermedad celíaca, la mayoría de las enfermedades autoinmunes—esclerosis múltiple, lupus, psoriasis, eczema, artritis, etc.; el acné, enfermedades metabólicas, y hasta el cáncer (estudio, estudio, estudio, estudio).

Centralmente, la permeabilidad intestinal es otra de las razones por las que las plantas nos están enfermando debido a tener su raíz en 2 elementos: 1) inflamación debido a disbiosis o intolerancias, y 2) consumo de compuestos que dañan la barrera de manera directa. La mayoría de la gente está regularmente expuesta a ambos elementos gracias a su “saludable” dieta basada en plantas. La clave aquí es evitar el consumo de elementos que causan inflamación o destruyan la barrera intestinal directamente. 

Múltiples elementos de las plantas como el gluten—aumenta la producción de zonulina, una proteína que rompe las uniones estrechas en el tracto digestivo (estudio); carbohidratos—pueden inducir disbiosis al fermentarse, aceites vegetales—contienen compuestos tóxicos tras oxidarse, y, finalmente, fitatos, alcaloides, lectinas y saponinas han demostrado ser causantes, de manera directa o indirecta, de permeabilidad intestinal (estudio, estudio, estudio, estudio). ¿La mejor manera de evitarlos? Mediante una dieta que los elimine en su gran mayoría, es decir, carnívora.

Una dieta carnívora es la mejor estrategia para combatir la permeabilidad intestinal por múltiples factores, pero le eliminación de todos los posibles causantes, es decir la “vía-negativa” de Nassim Taleb, es definitivamente el principal, y esto no solo queda en la teoría. Tal es la efectividad de la dieta carnívora estricta que, además de existir miles de personas alrededor del mundo que han sido “casos de éxito” al respecto, un grupo de científicos en Hungría llamado “paleomedicina” la ha estado empleando para tratar de manera exitosa la permeabilidad intestinal y, con ello, todas las enfermedades previamente descritas, incluyendo cáncer, diabetes tipo 1, y varias más (estudio).

Personalmente, puedo atestiguar por la efectividad de este tipo de dieta, ya que tras haber vivido desde que recuerdo con síndrome de colon irritable, cansancio constante, dolor de articulaciones, acné tras la adolescencia, y dermatitis seborreica en cuero cabelludo, barba, cejas, y orejas al llevar una dieta “basada en plantas”;  al día de hoy, siguiendo una dieta primordialmente carnívora, ninguno de estos síntomas se presentan, y regresan una vez introduzco el consumo sustancial de la mayoría de las plantas a mi disposición—esto tras mucha experimentación “prueba y error.” 

Por supuesto, unas plantas son menos disruptivas que otras— ej. ciertas frutas bajas en azúcar, pero hasta el momento, no puedo nombrar ninguna que no tenga en mi algún efecto negativo, aunque este sea menor. Si no me causan una cosa, es otra, y la única manera que encontrado de llevar una existencia libre de este tipo de condiciones “incómodas” en el mejor de los casos, ha sido la de seguir la dieta natural de la humanidad con ciertas indulgencias aquí y allá.

A corto plazo, puede parecer algo trivial, al fin y al cabo que tanta afectación tiene algo de caspa o un poco de acné, pero estos problemas no son normales—o no deberían, y dan luz a ciertas enfermedades que se pueden desarrollar a largo plazo debido a la razón fundamental—permeabilidad intestinal, como artritis reumatoide, cáncer, diabetes tipo 1 y esclerosis múltiple. Si estuviera experimentando este tipo de síntomas, como alguna vez lo estuve, no me arriesgaría. Ademas, créeme, tu calidad de vida se incrementará de manera exponencial.

La “magia” de la dieta carnívora, recae en, además de evitar la ingestión de alimentos disruptivos para la pared intestinal, en el fomentar el consumo/producción de aquellos que promueven su fortalecimiento. Los ácidos grasos de cadena corta (AGCCs)—mayormente butirato, ciertos aminoácidos—principalmente glutamina, la Vitamina A, y el Zinc son ingredientes alimenticios responsables de mantener la integridad de la barrera intestinal (estudio), todos estos componentes más fuertemente presentes en alimentos de origen animal.

Adicionalmente, el estado de cetosis, contrario a la creencia popular de que la única manera de alimentar los enterocitos con AGCCs es mediante la fermentación de fibra en el colon, alimenta perfectamente bien a estas células con cetonas—especialmente D-β-hidroxibutirato, lo que elimina totalmente la necesidad de “tener que consumir fibra,” y todos los potenciales perjuicios al intestino que esto implica.

Por si esto fuera poco, múltiples aminoácidos son fermentados en el colon humano, proceso del cuyo se deriva una producción adicional de AGCCs y Butirato (estudio, estudio). Personalmente, esto me ha parecido evidente al consumir amplias cantidades de colágeno, siendo este una de las mayores fuentes de “fibra animal” de carnívoros estrictos acompañada de la caseína (estudio). 

Habiendo desechado la primera objeción por la que supuestamente “necesitas consumir fibra”— para que tras su fermentación puedas adquirir el nutriente principal de la pared intestinal, sigamos con el resto.

 

Fibra disruptiva

causas dolor estomacal

Los carbohidratos, como tal, no tienen mucho problema, especialmente si ingieren en porciones adecuadas y alrededor del entrenamiento. No obstante, las cosas que le acompañan en las plantas, irónicamente, entre ellas, la «fibra,» es lo que los hace potencialmente perjudiciales. Por esto, contrario a la creencia popular, si se van a consumir hidratos, recomendaría aquellos como Miel, Leche, Frutas, y Tubérculos. No «granos enteros» como los «expertos en nutrición» predican. 

Personalmente, para evitarme problemas, suelo limitarme a los 2 primeros, cuyos, irónicamente, al menos en principio, son «carnívoros»: leche y miel. Ambos carecen de fibra, son nutricionalmente densos—especialmente la leche, y  hasta vienen en la Biblia respecto a la «tierra prometida”— “una tierra que mana leche y miel.» Ciertamente, en ambos casos, lo mejor será obtenerlos en su forma más natural, es decir, crudos y de animales alimentados naturalmente.

Contrario a las mayorías de las plantas, cuyas requieren de cierto procesamiento para ser aprovechadas de la mejor manera—ej., siempre quitar las semillas a las frutas, los alimentos de origen animal, es mejor consumirlos con el menor procesamiento posible. Entre más “enteros” mejor. Lo mejor sería consumir los lácteos en su forma más cruda, por ejemplo, esto para preservar en ellos todos sus nutrientes y enzimas, de los cuales, algunos son destruidos total o parcialmente al exponerse a altas temperaturas—ej., vitaminas B12, B9, B2, y C (estudio, estudio), cuyo es el principio fundamental de la pasteurización: matar bacterias mediante su exposición a altas temperaturas.

Adicionalmente, de nuevo, contrario a la creencia popular (algo frecuente en mis escritos), la leche cruda posee ciertos enzimas que le ayudan en su procesamiento, por lo que es común que personas con problemas para digerirla en su versión comercial pasteurizada—ej. “intolerancia a la lactosa,” la puedan digerir sin problema alguno en su versión cruda. Y algo similar ocurre con el resto de los lácteos—mejor crudos que pasteurizados y/o homogeneizados. Y no, no tienes que preocuparte de “intoxicarte” si eres inteligente.

Es un mito que la gente suele enfermarse frecuentemente por consumir leche cruda. La realidad es que, en la mayoría de los casos registrados, las personas se han enfermado por otra razón—ej., el consumo de otro alimento contaminado, pero han culpado a la leche cruda en primera instancia debido a la alta promoción que se le ha dado a esta posibilidad—en ciertas regiones hasta es ilegal el distribuirla. Personalmente, en mi consumo ocasional de leche bronca, jamás me enfermado ni he conocido a alguien a quien le haya pasado.

Por supuesto, no recomiendo que empieces a consumir leche cruda donde sea y de quien sea—ni siquiera recomiendo consumir demasiada leche en general—solo de manera ocasional; sino que trates de que sea de una fuente confiable e, igualmente importante, sea fresca—no tenga más de una semana de haber sido extraída e, idealmente, sea del mismo dia. Y aun así, el yogurt y el queso nacieron de dejar la leche fermentar por varios días a la intemperie, por lo que creo que no debemos preocuparnos de esto en lo absoluto—uno de los alimentos frecuentes de los mongoles en su periodo de alta conquista era leche de caballo o camello fermentada (fuente).

La fibra, es otro factor por el que las plantas nos están enfermando debido a que, además de poder producir disbiosis, inflamación, y bloqueo intestinal—estreñimiento (estudio), también puede tener afectaciones hormonales, más específicamente, disminuyendo estrogenos y androgenos (estudio). Contrario a la creencia popular (por tercera vez en este artículo), por ejemplo, la fibra puede ayudar a eliminar, estrógeno. ¿Fantástico no? No tan rápido, en primer lugar, esto no es ideal para las mujeres, ya que se ha demostrado puede causar anovulación (estudio), y en cuanto a los hombres, la fibra no sólo desecha estrógeno, sino también otras hormonas andrógenas como la testosterona (estudio, estudio, estudio, estudio).

La fibra reduce concentraciones de estrógeno y testosterona debido a que estas hormonas a base de colesterol se secretan en la bilis producida por el hígado, la cual es absorbida por la fibra en el intestino y excretada junto con ella en las heces fecales en lugar de ser reabsorbida, y junto con ella las hormonas que contenía. De acuerdo al diseño humano, esto no es lo ideal, el cuerpo tiene pensado reabsorber la bilis junto con las hormonas basadas en colesterol que le acompañan—por ello tienen mecanismos en el intestino diseñados para hacerlo, de no ser así, no lo haría. La fibra sólo obstaculiza este proceso fundamental de digestión, cuyo te roba de hormonas primordiales.

Si padeces de un exceso de cualquier hormona, no debes tratar de “atacar” su reabsorción, sino el “porqué” de su sobreproducción. Siempre lo mejor es solucionar el problema de raíz. En cuanto a una disfunción hormonal, generalmente esta es causada por sobrepeso, deficiencias, o toxinas, no porque no se está consumiendo “suficiente” fibra. La fibra no es necesaria para nada. Y, hablando de “la raíz” y la bilis,  la fibra también afecta la función hormonal mediante otro de sus “beneficios”: la reducción de colesterol.

De entrada, la fibra reduce el colesterol por la misma razón por la que reduce el contenido en sangre de ciertas hormonas. La bilis está hecha a base de, entre otras cosas, colesterol, por lo que al este líquido unirse a la fibra, similar a las hormonas, en lugar de ser reabsorbido—como debería, es excretado con la materia fecal. Y no solo eso, la bilis es esencial para la absorción de grasas, y con ello el colesterol y vitaminas liposolubles que le acompañan, por lo que de ser está inmovilizada por la fibra, también lo es su función, lo que conlleva a que una porción de la grasa y colesterol, y los nutrientes que la acompañan, sean desechados en lugar de asimilados—como deberían.

Contrario a la creencia popular (por cuarta ocasión), el colesterol no es algo “malo” o que se “debería evitar,” sino todo lo contrario: es un componente esencial para la vida y vitalidad. El colesterol total en sangre es un excelente predictor del estatus de perfil hormonal de una persona (estudio), así como su capacidad de inmunidad (estudio) al ser el colesterol clave en ambos procesos vitales. Realmente, el colesterol es necesario en cada una de las células de tu cuerpo, por lo que de no consumirlo en cantidades suficientes, suele sintetizarlo por sí mismo en el hígado.

Adicionalmente, el colesterol en sangre no tiene nada que ver con las enfermedades cardiovasculares como causante, ni siquiera el categorizado como “malo” colesterol LDL, cuyo función principal es llevar triglicéridos a las células para que sean utilizados en estas como energía. Realmente, el colesterol  tipo VLDL puede ser un marcador de una lesión potencial en la pared de las arterias, esto debido a que es empleado en su reparación, creando así lo que conocemos como “placa arterial,” cuyas, al volverse muy voluminosas, pueden obstaculizar el paso normal de la sangre en las arterias, produciendo lo que se denomina como aterosclerosis.

No obstante, en estas situaciones, de nuevo, el colesterol, mas específicamente el VLDL, se incrementa en la sangre porque trata de reparar el daño en las arterias, de no ser así las arterias se romperían. El daño inicial no es causado por el colesterol en sí, sino por la inflamación generalmente derivada de la hiperinsulinemia, pero que también puede ser ocasionada por infecciones, toxicidad, o autoinmunidad. La inflamación que daña a las arterias es el problema, no el colesterol que se envía para repararlas. De no existir este mecanismo, el problema en lugar de arterias obstaculizadas sería arterias rotas. La inflamación sistémica es la culpable, no el colesterol.

Y no, no necesitas fibra para optimizar la función intestinal y de hecho esta puede obstaculizar el correcto movimiento intestinal. Debido a solo aumentar la cantidad de heces fecales—la fibra no brinda una aportación nutricional sustancial, se ha comprobado que el aumento de fibra en la dieta no mejora, sino que empeora el estreñimiento (estudio), y su reducción o completa eliminación mejora o cura completamente esta condición (estudio). ¿Para que consumirla?

Ultimadamente, la fibra solo dificulta la digestión y te roba de nutrientes esenciales—en los que se incluye el colesterol, por lo que su inclusión en la dieta, como el de las plantas en general, toma una posición de “opcional” en el mejor de los casos, y de potencialmente perjudicial en el peor. Personalmente, la suelo evitar activamente, y nunca he tenido una mejor digestión. Te recomiendo hagas lo mismo por lo menos por 40 días seguidos, y veas como te va, y qué mejor manera que con una dieta tan simple y disfrutable como aquella de bistec y huevos.

 

Conclusión

Si tu meta es alcanzar el mayor estado de salud, desempeño y bienestar que tu cuerpo te pueda brindar, no existe razón alguna por la que deberías consumir plantas de manera regular. Por supuesto, dependiendo del contexto, estas pueden incluirse de manera ocasional, pero, por lo mismo, su ingestión se relega a una posición “opcional” en el mejor de los casos, y potencialmente perjudicial en el peor.

En otras palabras las plantas, en su mayoría, en lugar de dar, quitan, algo que no sucede con los productos de origen animal—pura nutrición sin potencial de intoxicación. En otros términos, gracias a ser consumidas de manera excesiva, las plantas nos están enfermando.

Para la mayoría de las personas, a menos de poseer una enfermedad que se quiera tratar, no es necesario el seguir una dieta carnívora estricta—libre de plantas en su totalidad, pero definitivamente 99% de los humanos en posición para hacerlo—exceptuando personas con mutaciones metabólicas, deberían seguir una dieta primordialmente carnívora—por lo menos un 70% de su ingesta calórica proveniente de alimentos de origen animal, esto claro, si se quiere maximizar la salud, bienestar y desempeño del individuo en particular.

Conclusivamente, como carne como si tu salud y desempeño dependiera de ello, porque lo hace.

 

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6 comentarios en «Las Plantas Nos Están Enfermando: La Triste Realidad Del Mundo Vegetariano»

    1. No lo hago…

      Solamente cuando he visitado pueblos cercanos he tenido la posibilidad.

      A veces tomo leche comercial, pero en cantidades reducidas. Un poco aquí y allá no te matara, especialmente si evitas todo lo demás.

      Comparado con la mayoría de los «alimentos» vegetales, es el «menor de los males.» Y, como mencione en el articulo, no es para nada necesaria.

      Saludos.

  1. Ahora tengo más de 59 años de edad y recuerdo cuando era pequeño que se hablaba de que una dieta balanceada consistía principalmente en el consumo de leche, carne y huevos. Así de sencillo, y creo que la gente estaba más saludable y vivía saludable por más años; mi abuela vivió sana hasta la edad de 99 años. Gracias por compartir, amigo. Viva el hombre superior.

  2. No sé si los vegetales son malos…conozco gente de 90 vegetarianos desde la niñez, aunque así fuera, matar animales para consumirlos teniendo vegetales en INMORAL, NO COMPASIVO, PRIMITIVO Y DOLOROSO…no soy vegana.

    1. Por comer animales es que somos humanos.

      Muchas personas se han curado de sus enfermedades crónicas, mayormente autoinmunes, al dejar de consumir plantas.

      Crees que las plantas si quieren morir? Sabes cuantos animales mas mueren para soportar el estilo de vida vegetariano?

      No le sera mas doloroso a un animal ser destrozado en vida por un depredador natural como un tigre o leon en lugar de solo ser «puesto adormir» rápidamente e indoloramente como se le hace al ganado que consumimos?

      Ciertos seres vivos, animales y/o plantas, deben morir para soportar aquella de otros superiores en la cadena alimenticia. Es la ley de la vida. Es por lo que seguimos vivos.

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