Una vez el cuerpo se encuentra en su mejor estado, sin lugar a dudas la priorización es la clave del éxito y satisfacción, al esto definir qué harás (o no) y cuando. Remarcablemente, similar a la respiración, la priorización es una de esas pocas cosas que estamos haciendo todo el tiempo. De hecho, la mayoría de las veces sin siquiera saberlo—inconscientemente. ¿O como optas por hacer una cosa en lugar de otra actualmente?
No obstante, a veces, posiblemente la mayoría de las veces, nuestro inconsciente no tiene la mejor respuesta para nosotros. Dicho de otra manera, necesitamos traer a la conciencia el porqué hacemos las cosas y cómo hacerlas mejor, más específicamente, necesitamos saber priorizar por nuestra parte—conscientemente Caso contrario, nuestro instinto y/o neurosis nos llevará por donde crea más conveniente y, de nuevo, no siempre será lo mejor. Dicho en palabras de Carl Jung: “hasta que no hagas el inconsciente consciente este gobernará sobre tu vida y le llamarás destino.”
Por supuesto, es mucho más fácil dejarse llevar por las emociones del momento y “hacer lo que te gusta,” pero, además de ser este comportamiento característicamente femenino, esto solo te llevará a una vida carente de satisfacción debido a que, como hombre masculino, contrario al ente femenino, tu mayor anhelo en la vida no es el placer y la seguridad, sino los retos y la superación.
Más al punto, si existe algo que distingue a hombres y niños en cuanto a sus acciones y correspondientes resultados derivados, esto es la planeación racionalizada y la acción disciplinada, en otras palabras, hacer todo con un propósito en mente (cuando me refiero a “todo” puedes considerar la regla 80/20 que veremos más adelante). Una vez hecho esto, al no tener tiempo ilimitado en nuestras manos, debes saber distinguir la importancia para ti de entre estos y actuar en consecuencia—eligiendo un objetivo y correspondiente camino de acción sobre otro(s).
Es por esto que, bien ejecutada, la priorización es la clave del éxito y la satisfacción. Y todo comienza con una de las más grandes reglas de la existencia en adición a la evolución, el balance.
Balance
El balance es la llave de la verdad y la vida. Todo se puede llevar al exceso o presentar en carencia—hasta el agua puede consumirse en exceso, por ejemplo. No obstante, la clave es saber primero qué es exceso o deficiencia y en qué contexto. Lo más importante es saber que es “balance.”
Existe un gran mito que es lo primero que debemos de aclarar, y este es que en toda la existencia, el correcto balance no es 50/50, o algo que se le parezca, y esto claramente podemos verlo en la dinámica Yin-yang, la regla de pareto y la proporción divina, por ejemplo.
Yin y Yang
Nota clave: Debido a que pueden existir hombres femeninos y mujeres masculinas, vale la pena aclarar que cuando me refiero a “hombre” habló de un ente primariamente con energía Yang, masculino. Similarmente, al decir “mujer” me refiero a un ente con energía primaria Yin, femenino.
De manera definitiva, similar a los rasgos de personalidad, así como el universo, todos tenemos un yin y yang dentro de nosotros, lo único que cambia es la proporción de estos. Todos podemos “hacer todo,” pero unos somos más adeptos que otros en una actividad o característica determinada, porque tenemos una mayor inclinación para ello. Cada opuesto se encuentra en existencia debido al otro y por el otro, sin embargo, raramente, la proporción es exactamente igual—50/50.
Similar a como en el cielo el sol es más grande y brilla con mayor intensidad que la luna, la luna no teniendo luz propia, sino brillando como un reflejo de la luz solar, y por ello dependiente del otro ente, así también funcionan las dinámicas entre sexos—el hombre vive para dar luz a la sociedad, la mujer es un reflejo de este, y como tal, depende de él para “brillar” (ser feliz). Así también, como en el universo, el hombre masculino posee la energía solar en mayor capacidad que la lunar—y así siempre será, o por lo menos siempre que sigan existiendo 2 distintos géneros sexuales.
Así también, el colectivo, cuyo apela a la energía yin de la sociedad, por supuesto tiene una importante relevancia, pero no a punto tal de sobrepasar la individualidad, cuya energía es yang. Simplemente, el individuo puede sobrevivir, aunque no idealmente, sin el colectivo, pero el colectivo no puede siquiera existir sin el individuo. También aquí, el balance no es 50-50.
Lo mismo ocurre con la dieta, el ejercicio y el descanso. Si, se pueden ingerir ciertos alimentos de origen vegetal, pero estos no son necesarios, sin embargo existe en nuestro organismo una necesidad por aquellos de origen animal. Si, hacer ejercicio “cardiovascular” puede formar parte de tu rutina de ejercicio, pero este no es necesario desde ningún punto de vista, no obstante, en materias de salud y optimización corporal, el entrenamiento de fuerza si es necesario. ¿Y cuánto debemos dormir para mantenernos al tope de nuestra capacidad comparado con el estar despiertos? 8 horas máximo contra el doble de esta cantidad, 16. Es decir, 34% contra 66%.
Podrían no verse estas proporciones, o más bien desproporciones siempre iguales a través del espectro de distintas cosas, comportamientos y situaciones—ej., no siempre es 34% contra 66%; pero el elemento principal siempre se mantiene en regla—no existe una “igualdad,” siendo esta representada por una proporción 50/50 asignada. En la vida, como en el universo, siempre existe un primario y un secundario, algo superior y algo inferior.
Dicho de otra manera, así como la carne, el entrenamiento de fuerza y la actividad van primero, así también lo es el hombre con respecto de la mujer, y esto viene claramente escrito en el antiguo testamento bíblico—el hombre (Adan) fue creado primero, y la mujer (Eva) provino de su costilla para hacerle compañía. El ser primario y por lo tanto, superior, es el hombre, la mujer viene después, y por ende, inferior. Considero esto, aunque es entendible si crees en la propaganda actual, no tendría porqué causar exaltación o “enojo», simplemente es la naturaleza de las cosas.
De hecho, de no considerarte una mujer determinada como su superior en cuanto a tu estatus en la sociedad, sera imposible se sienta atraída a ti—por lo menos tiene que verte de su nivel, pero seria una atracción muy débil. Esto sin contar que de no ser tu capaz de poder «tomar el mando» y dejarla entregarse a su energía femenina, cuya innatamente representa sumisión, tampoco se sentirá atraída de ser su polaridad primariamente femenina.
De nuevo, similar al “bien y el mal», la “luz o la oscuridad”, “la materia y la esencia”, todo extremo tiene su función en el gran esquema del universo. Las denominaciones «superior» e «inferior» no son mas que una asignación de posición de rango. El que hago sea categorizado como superior o inferior en un rubro determinado, no tiene porqué causar una reacción emocional. Es simplemente “lo que es”—la verdad. El hombre, al ser creación y provisión, esencia y dirección, toma posición superior; en cambio, la mujer, al ser primordialmente consumo y recepción, materia y rendición, adopta una postura inferior. El hombre da y la mujer recibe. La mujer nace, y el hombre se hace. Lo que lo masculino comanda lo femenino gustoso sigue.
Esto claro entendiendo que «todo poder implica una responsabilidad» y, por lo tanto, reconociendo que una posición de superioridad no es una de mayor facilidad, sino todo lo contrario, es una carga, es la postura de mayor dificultad. Esto por la simple razón de que a mayor rango mayor la responsabilidad de personas a tu cargo. Contrario al seguidor que solo debe pensar en si mismo—a veces ni siquiera eso, el líder, el ser superior, debe considerar el bienestar de los demás—a veces por encima del propio.
Derivadamente, una sociedad de regimiento masculino—i.e., patriarcado, por las simples inclinaciones masculinas, usualmente tiende al progreso; contrariamente, aquella gobernada por la imperativa femenina, en donde no hay reglas, barreras, ni estándares—como la de ahorita, tiende a moverse hacia la decadencia. El hombre es orden—estructura, la mujer es caos—energía. La esencia masculina tiende a la superación, la naturaleza femenina busca el placer del momento. La energía femenina, de no ser controlada por la dirección masculina, tiende naturalmente a la entropía.
Todo esto lo podemos ver desde el físico, al el hombre tener un órgano sexual para penetrar, un físico más grande y fuerte para lidiar con el mundo, y una mente más lógica para analizar y resolver problemas desde la razón; la mujer, en cambio, teniendo un órgano sexual para recibir penetración; un cuerpo más débil y graso a comparación del hombre, con el propósito de dar luz y nutrir a las crías—caderas anchas y senos pronunciados hechos de energía (grasa;, y una mente más emocional para interactuar con personas con mayor comprensión y facilidad.
Similarmente, siendo la mayor inclinación y propósito del hombre la producción, superación y creación, contrario a la mujer que basa su existencia en “experimentar la vida,” podemos visualizar que pasaría con la sociedad si se extinguiera un sexo comparado con el otro. De desaparecer la mujer el progreso social no sería mayormente afectado, de desaparecer el hombre, en cambio, este desaparecería o sería reducido drásticamente, a menos claro se cambiaran a un balance de energía primariamente masculino. Pero de nuevo, aun en este caso, la masculinidad sería primaria.
Centralmente, es por esto que el hombre se siente mejor y es más provechoso en posiciones de liderazgo y dominación, en cambio, la mujer lo es en aquellas de seguimiento y sumisión. La primera posición representa aquella de dirección del colectivo a partir de la independencia, la segunda es el colectivo en sí mismo—siguiendo la dirección del ser superior en mando. De hecho, de esta inmutable ley de la naturaleza, Nietzche, muy probablemente sin saberlo, formuló en su filosofía la dinámica maestro-esclavo, en donde, de igual manera, siempre hay líder y seguidor(es).
Por esto considero extremadamente importante empoderar al hombre, y por ende la masculinidad en la sociedad actual. Simplemente, una sociedad gobernada por lo masculino, nos llevará al progreso más eficiente y rápidamente comparado con aquella basada en lo femenino. De nuevo, lo femenino “es,” lo masculino “se convierte,” por lo que, de realmente querer evolucionar—la meta primordial de la existencia en general, esta es la mejor estrategia a tomar. Para este objetivo nos es útil la aceptación, tolerancia y sociabilidad de lo femenino; pero nos es necesaria la dirección, determinación e individualidad de lo masculino. Necesitamos más lideres, no tanto seguidores. Para progresar, necesitamos mas masculinidad.
Verdaderamente, mi misión, y por ende, mi existencia, actualmente está enfocada en 2 cosas primordialmente: el empoderamiento de la masculinidad y el consumo de alimentos de origen animal. Esto no porque sean “lo único,” sino simplemente porque, contrario a la propaganda actual, ambos son parte esencial de la humanidad e, irónicamente, ambos atacados últimamente—¿será porque nos quieren debilitar para podernos controlar?. Especialmente en cuanto a la dieta, esto podría cambiar en el futuro—aunque por múltiples razones lo dudo, pero al día de hoy, y por múltiples décadas más, la realidad es que sin estos 2 elementos la sociedad no podrá funcionar—o al menos no de manera óptima en materias de progreso social.
Una buena y fácil manera de identificar la falta de entendimiento de alguien en un tema particular, es el empleo de absolutos, en donde no existen ni opciones ni contexto. Similarmente, esto no significa que la feminidad y el consumo de alimentos de origen vegetal no tengan lugar—especialmente si empleados de manera especifica, pero estos no son de cabida primordial, sino secundaria y, por lo tanto requieren de ser moderados al en la actualidad estar “excedidos” tanto en múltiples individuos como en el colectivo. Mi trabajo, dentro de la posibilidad, es regresar tanto la masculinidad como el consumo de alimentos de origen animal a su lugar: el primordial.
Ultimadamente, esta dinámica yin-yang siempre ha existido y siempre existirá, particularmente en el lado energético y “espiritual,” más sin embargo su representación no es específica de la metafísica, sino que también se observa en las matemáticas, más específicamente, en la estadística.
Regla de pareto
Centralmente, la regla de pareto,también llamada principio de pareto, aplicada a la estadística (para lo que fue inicialmente formulada) declara que para cualquier población que contribuye a un efecto común, es una proporción pequeña la que contribuye a la mayor parte del efecto. Dicho de otra manera, en una población determinada, el ~80% del efecto en cuestión provendrá del ~20% de la población.
Aplicando esta ley a tu vida, por ejemplo, podrás identificar que el 20% de ciertos esfuerzos te darán el 80% de los resultados. Por ejemplo, en cuanto a dieta y/o ejercicio, ciertos conceptos clave, siendo estos el 20% de lo que pudieras aprender y practicar, te darán el 80% de los resultados que estás buscando, el resto de detalles adicionales serán “la cereza en el pastel” que sí, probablemente te ayuden a maximizar tus resultados, pero tendrán un retorno de inversión (RDI) mucho más bajo. Caso en punto, lo mejor es enfocarse en el 20% de mayor RDI e ignorar el resto.
En cuanto a relaciones, lo más importante, el 20% que te dará el 80% de resultados, es mantener la polaridad sexual, la cual, siendo un hombre atraído a mujeres femeninas, se traduce a masculinidad. Todo lo demás—”técnicas,” riqueza más allá de lo esencial, fama, etc.; es opcional. Siempre y cuando mantengas tu marco masculino, una mujer que te encuentre por lo menos físicamente “decente,” no tendrá otra opción que sentirse atraída—la atracción no es una elección.
Regresando a términos para los que la regla fue originalmente formulada, la estadística, en las relaciones entre géneros, así como en la distribución de riqueza, la regla de pareto es más que evidente al 80% de las mujeres ir por el 20% de hombres superiores y el 80% de la riqueza estar en manos del 20% de la población mundial—y por ello denominada como «la élite.» Personalmente, en el mundo laboral, siempre trato de emplear esta regla, a veces hasta inconscientemente, para saber qué es lo que se debe priorizar.
No obstante, aunque en la mayoría de aspectos sociales al día de hoy la regla de pareto este presente, es probable que nos estemos moviendo, aunque lentamente, al verdadero balance, cuyo de nuevo, para estar alineado con la existencia, no se trata de proporciones exactamente iguales, sino siempre uno siendo primario y otro secundario a partir de un margen mínimo de 62% contra 38%. ¿De dónde saco estos datos? De la proporción divina, también conocida como número áureo.
Proporción divina
La proporción divina es la representación definitiva de cómo los contrastes jamas se presentan en proporciones iguales en la naturaleza (el único absoluto que me atrevo a declarar con certeza). El número áureo, cuyo equivale a 1.618, o 61.8% de la porción primaria respecto a la secundaria, es la representación matemática de esta proporción dorada.
Esta proporción es responsable de nuestra percepción de simetría y belleza, y la podemos observar en múltiples ámbitos de la naturaleza. Derivadamente fue encontrada y es empleada en la estética—tanto natural como ”sintética” pero, como ya vimos, puede ser fácilmente utilizada también en muchos otros ámbitos de la vida, para los que, verdaderamente, ya es reconocida, pero con los otros nombres que ya vimos—yin-yang y regla de pareto.
En síntesis, lo importante en la priorización, así como en el balance de la existencia, la estadística y la belleza, es que siempre exista un primario y un secundario, por lo tanto, esta proporción variando de 60/40 para arriba. Así, y no en la neutralidad 50/50, es como serás exitoso en la vida independientemente de su tu inclinación es primariamente masculina o femenina—misión siendo a lo masculino como relaciones a lo femenino. Este es el principio detrás del cómo priorizar mejor.
Cómo priorizar mejor
El saber cómo priorizar es algo sencillo, pero no por eso fácil de realizar. Simplemente, cada vez que te encuentres con la decisión sobre qué hacer, teniendo múltiples opciones, recuerda esta directriz: enfócate en lo primario y deja como “opcional” lo secundario. ¿Cómo se ve esto en la práctica? Veamos unos cuantos ejemplos.
Referente a dieta, a menos de casos extremos—ej., enfermedades autoinmunes; aunque esto sería potencialmente lo mejor desde un punto de salud y desempeño—y aun esto es argumentable, no recomiendo una dieta carnívora estricta perpetua. Si, puedes evitar todo alimento de origen vegetal por el resto de tu vida, es una posibilidad, pero además de “ponértela más difícil” en situaciones sociales, no podrás utilizar el beneficio potencial de ciertas plantas o derivados en ciertas circunstancias—ej., cafeína y/o hidratos en una competencia atlética profesional.
En cuanto a felicidad y éxito—siendo para el hombre uno y lo mismo, la regla de priorización aplica de manera indefinida, en donde enfocas tu existencia primariamente en tu misión de vida, seguido por lo secundario. Esto se traduce a que, por lo menos 60% de tu “ración de priorización” será dedicado a la producción, particularmente tu misión, y el resto a todo lo demás qué te gustaría incluir independiente de su naturaleza—consumo u otra meta (ej., tocar un instrumento musical).
En el caso de las relaciones, saber que las mujeres, siendo parte del “consumo” de tu vida—si no estas produciendo estas consumiendo, similarmente, no deberían ser el enfoque de tu vida, sino que tu misión, desarrollo propio pasatiempos y en sí, todo comportamiento productivo, deberían tomar esa posición, es decir, ser la actividad primaria, formando así un mínimo de 60% de tu tiempo y esfuerzos, el resto, incluyendo las relaciones, toma el máximo de 40% restante.
Asimismo, esto aplica así como en el macro como en el micro, en donde deberás siempre categorizar, ya sea dentro de la categoría primaria (i.e., producción) o secundaria (ej., consumo) que es lo más importante que se debe hacer en un determinado instante, para ya de allí actuar en consecuencia. ¿Alineado a la regla 80/20, de todas las actividades posibles que tienes que realizar alineado a una meta específica, que es lo que te dará el mayor RDI y/o debe ser completado con mayor urgencia? Por ejemplo, si algo puedes completarlo en 5 min o menos hazlo ahorita, de lo contrario agregalo en su lugar de acuerdo a su prioridad en tu lista de “tareas por hacer.”
Si tu intención es vender un producto, por ejemplo, dudo que el publicar en redes sociales “de que va” tenga el mismo impacto en tu negocio que obtener una reseña positiva del mismo en Amazon. Así también, el pasártela teniendo sexo insignificante con múltiples personas de baja calidad, no tendrá el mismo impacto en tu vida, nisiquiera RDI, comparado con relaciones establecidas con personas de mayor calidad con las que tengas una mayor afinidad tanto física como espiritual.
Conclusivamente, en cuanto a priorización, siempre y cuando conserves el apropiado balance en cuyo lo productivo es primario (>60%), puedes hacer casi “lo que sea” con el balance secundario y, además de tu vida mantenerse en armonía y tendencia positiva, mantendrás tu energía masculina.
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2 comentarios en «Porque La Priorización Es La Clave Del Éxito Y La Satisfacción —Y Cómo Priorizar Mejor»
Justamente no se que hacer en este caso:
– Tengo que entrenar
– Tengo que hacer mi maestría
– Tengo que estudiar Ingles
– Tengo que estudiar el uso de una herramienta (software)
Creo que me voy a volver loco.
Priorizar.
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