Estamos en una era en la que la pérdida de grasa se ha vuelto una meta imperativa, y esto por una simple razón: tenemos las tasas de sobrepeso más altas en la historia de la humanidad. Por supuesto, el aspirar a maximizar nuestra masa muscular es una excelente meta corporal, y de hecho forma parte de la gran estrategia de recomposición corporal, pero definitivamente el mantener un porcentaje de grasa corporal ideal debería tener máxima prioridad.
Para esto, existen multiplicidad de enfoques y opciones. Desde dietas “balanceadas” hasta dietas “milagro,” la mayoría de estas funcionando de manera subóptima en el mejor de los casos, y perjudiciales a largo plazo en el peor. No obstante, para evitarte pasar por el desgaste que implica probar una dieta tras otra, por el que muchas personas han tenido que pasar hasta encontrar la verdad—incluyéndome, hoy aclararemos porque la dieta carnívora es la mejor dieta para perder grasa—y otras cosas más.
Es una regla del conocimiento que, aunque es cierto que “la experiencia enseña de manera más dura, pero enseña mejor;” también lo es que “el hombre sabio aprende de los errores de los demás.” No trates de “reinventar la rueda,” mejor atente a lo que funciona y libera tu poder mental para hacer otras cosas—tu misión de vida, por ejemplo.
Ciertamente lo primero es la salud y el cuerpo—no puede haber vida sin organismo, pero recuerda que la optimización corporal no es la meta final—a menos que seas un fisicoculturista, o más bien dicho, no debería. El optimizar tu salud y potencial corporal es sólo el primer escalón hacia la autorrealización, “un medio para un fin”—maximizar tu experiencia y desempeño, y como tal se debe de tratar. Aplica el sistema más eficiente para alcanzar esta finalidad, y sigue con tu vida.
Afortunadamente aquí descubrirás cuál es ese sistema, el cual es más simple que lo que la mayoría de los nutricionistas y “gurús” en nutrición predican—y más saludable, para que dejes ya de ocupar tiempo y energía valiosa en un tema en el que tus antepasados ni pensaron—el problema no era obesidad, sino lo contrario. Irónicamente, de este hecho parte la respuesta del porque la dieta carnívora es la mejor dieta para perder grasa que existe—su alimentación estaba basada en la caza y consumo animal. ¿Pero cuáles son los mecanismos corporales detrás de esta realidad?
Proteína para ganar
La clave principal en cuanto a dieta para obtener una composición corporal óptima, es consumir una alta cantidad de proteína, más específicamente, la proteína que tu cuerpo necesita y, tal vez un poco más si se quiere perder grasa. Esto por múltiples razones.
Para comenzar, considerando los ácidos grasos omega 3 y 6 como micronutrientes debido a su bajo requerimiento frecuente, el único macronutriente esencial es la proteína, por lo que su contenido en la dieta, contrario a las grasas y carbohidratos, es crítico—tu cuerpo puede convertir proteína en carbohidratos y grasas, pero no puede transformar carbohidratos o grasas en proteína.
La proteína, contrario a los carbohidratos y grasas cuyos sólo sirven de energía, es necesaria para múltiples procesos y componentes del cuerpo, entre los que se incluyen:
- Estructura muscular
- Neurotransmisores
- Tejido conectivo
- Estructura ósea
- Piel y uñas
- Hormonas
- Enzimas
- Cabello
En otras palabras, aparte de agua y energía—grasa y glucógeno, estamos hechos de proteína. Y no, contrario a lo que los veganos te digan, no podemos obtenerla en cantidades suficientes mediante plantas sin obtener al mismo tiempo amplias cantidades de energía, especialmente si se sigue un buen plan de entrenamiento fuerza—como deberías, esto claro si no se suplementa—como la mayoría de veganos un poco mas educados que siguen este tipo de dietas frecuentan.
Centralmente, los humanos tenemos 4 tipos de hambre, de cuyas solo 2 son necesarias para la supervivencia si se tienen suficientes reservas de grasa—algo que la mayoría porta actualmente de manera excesiva. Tal cual a continuación se muestran es su orden de importancia:
- Hambre de micronutrientes
- Hambre de proteína
- Hambre de energía
- Hedonismo
Los humanos somos hypercarnívoros, y lo hemos sido a través de toda nuestra historia evolutiva (estudio, estudio), por lo que, contrario a la mayoría del resto de los mamíferos, tenemos un límite de consumo de proteína de 35-50% de nuestro consumo calórico de subsistencia—cantidad calórica para mantener nuestro peso corporal actual, lo que se traduce en aproximadamente 3.8-4.4 gr por Kg de peso corporal—ej., el límite para un hombre de 80 kg sería 304-352 gr al día (estudio).
Teniendo esto en cuenta, podemos entender porque la hipótesis del apalancamiento de proteína tiene tanto fundamento teórico y evidencia práctica. El humano, consumirá tanto alimento sea necesario para poder satisfacer sus requerimientos proteicos, sin importar la cantidad calórica que esto represente (estudio, estudio). Lo cual, en una era en que nuestra comida presenta una alta dilución de proteína, solo puede significar una inversamente proporcional alta ingesta calórica—a menor proporción proteica en nuestros alimentos, mayor nuestra ingesta de los mismos para obtener suficiente proteína y, con ella, mayor ingesta de energía.
Asimismo, además de ser la proteína el macronutriente más saciante en sí misma por la razón que acabamos de describir—su esencialidad (estudio), de ser proveniente de fuentes enteras como la carne—en lugar de un polvo de proteína, está también es rica en micronutrientes, cuyos el cuerpo regula al incrementar el hambre hasta solventar cualquier posible deficiencia que tenga de alguno.
En combinación, el consumir alimentos enteros altos en proteína, te mantendrá en una estado repleto de nutrientes esenciales, lo cual mantendrá a la raya tu hambre, y permitirá a tu cuerpo deshacerse del exceso energético—grasa corporal, lo cual, contrario a otras estrategias, te ayudará a preservar tu salud y bienestar durante el proceso—además de tu cordura mental.
Por si esto fuera poco, la proteína es el macronutriente con mayor acción termogénica—seguido del alcohol si le consideramos como tal, por lo que podrás consumir mayores cantidades de este macronutriente gramo por gramo sin exceder tu cuota calórica diaria comparado con carbohidratos y grasas. Y no, no puedes consumir “demasiada proteína,” ya que, similar al sodio, tu cuerpo está diseñado con mecanismos que regulan su ingesta, a punto tal de que es virtualmente imposible consumir proteína de manera desmedida. Inténtalo uno de estos días y veras como te va.
Ultimadamente, si se quiere perder grasa con una dieta hipocalórica, cuya es la la única manera de hacerlo, se tiene que priorizar la proteína en todo momento. Simplemente, consume mayormente energía y serás mayormente energía. Consume mayormente proteína, y serás mayormente proteína. En términos prácticos, siempre incluye proteína en tus comidas, y consumela antes que nada. Una vez hecho esto, puedes continuar con la ingestión de energía—carbohidratos o grasas.
Liberación de toxinas
Una triste realidad de la pérdida de grasa, es que esta puede derivar en una sobrecarga de toxinas en la sangre. La grasa corporal no solo está allí como reserva de energía y para hacerte ver “gordo,” sino que también tiene funciones de asistencia hormonal y de protección de toxinas.
La grasa corporal, además de tener el “no muy agradable” efecto hormonal de aromatización—proceso que transforma testosterona en estrógeno, también funciona como “buffer” toxicológico al almacenar todas las toxinas que el cuerpo recibe y no puede ser desechadas en la inmediatez por el hígado, protegiendo así al resto del organismo, pero particularmente órganos vitales como el cerebro, corazón, y el hígado mismo.
Es por este hecho que, además de que el consumo de hígado de res no posee riesgos como en comúnmente predicado—todas las toxinas son eliminadas o almacenadas en la grasa corporal del animal, la pérdida de grasa se les puede dificultar, más a unos que otros, particularmente en aquellas personas que han tenido sobrepeso por mayor tiempo. Simplemente, estas últimas han tenido más capacidad y tiempo para almacenar toxinas, además de muy probablemente haber ingerido más toxinas y contaminantes por el sencillo hecho de haber consumido más alimento durante su vida..
En esta situación, la persona delgada ha lidiado con las toxinas absorbidas en su día a día, pero de manera más “racionada,” contrariamente, la persona con sobrepeso y en camino a perderlo, se encuentra con una amplia descarga en la sangre de todas las toxinas que su cuerpo ha almacenado previamente, y esto se magnifica entre más grasa pierda, ya que su cuerpo las concentrará cada vez más al no poder lidiar con ellas en tan rápida manera. En otras palabras, entre más grasa pierda un individuo que ha padecido de sobrepeso por mucho tiempo, más difícil será y más mal se sentirá, más por la liberación drástica de toxinas en el organismo que nada.
Es por esto que, además de aconsejar no tratar de perder peso de manera acelerada de no ser esta una necesidad, particularmente tratándose de una persona ya relativamente delgada—<15% GC, también recomiendo una dieta primordialmente carnívora sabiendo que la mayoría de toxinas provienen del consumo de plantas, mas específicamente, de sus pesticidas. Por supuesto, recuerda que las toxinas se almacenan en la grasa del animal, y esto aplica también para los animales de los que nos solemos alimentar, por lo que lo mejor será que tu dieta se base en el consumo de rumiantes—cuyos tienen una habilidad especial para desechar toxinas (estudio, estudio), y que, idealmente, estos sean de pastoreo—eliminando así toda posibilidad de consumo de pesticidas.
Permeabilidad intestinal
Otra “no muy agradable” realidad del proceso de pérdida de peso, es que a menor consumo de energía, especialmente si esto deriva en una dieta hipocalórica sostenida, más débil la barrera entre el intestino y nuestro organismo, lo cual nos deja expuesto a más toxinas y partículas ingeridas cuya esta barrera suele filtrar. Esta es la definición precisa de permeabilidad intestinal, y una de las mayores razones por las que recomiendo la dieta carnívora para la pérdida de peso en general, pero especialmente si se quiere realizar con mayor velocidad.
Por ejemplo el ejercicio, cuyo por su propia naturaleza genera un estado de “semi-ayuno” en el corto plazo, está comprobado incrementa la permeabilidad intestinal de manera aguda al inducir una momentánea disfunción de la barrera intestinal, esto en un efecto directamente proporcional al volumen de entrenamiento total (estudio, estudio, estudio). De aquí fenómenos como la “diarrea del corredor” y que andes mas “sensible del estomago” después de hacer ejercicio.
La permeabilidad intestinal derivada de una dieta hipocalórica, especialmente en combinación con ejercicio intenso, sólo puede ser prevenida mediante déficits calóricos moderados (200-400 kcal/día) en lugar de exagerados (>500 kcal/día). La otra opción es aceptar este incremento momentáneo en permeabilidad intestinal y adaptar la dieta en consecuencia, evitando así todo alimento que pudiera causar irritación o contenga toxinas al estar el intestino “desprotegido;” en otras palabras, adoptar una dieta primordialmente carnivora. Mi recomendación, su combinación.
Personalmente, mis peores episodios de acné, eczema, alergias y dolor en articulaciones se suscitaron en periodos de pérdida de peso al seguir una dieta “basada en plantas.” Ahora que he seguido una dieta hipercarnívora—70-100% calorías de origen animal, con la que llevo ya más de 2 años y contando, en este periodo de pérdida de grasa que estoy comenzando, aprovechando la situación actual, solamente he experimentado uno que otro grano al consumir grandes cantidades de caseína—algo que no recomiendo en general, pero particularmente si se trata de tipo A1.
Las diferencias son notorias. Cada vez que reintroduzco alimentos de origen vegetal al estar en una dieta hipocalórica, malestares se presentan, incluyendo, en casos drásticos, hasta diarrea. No obstante, entre más carnívora mantengo mi dieta, más amplio puede hacer mi déficit calórico sin sufrir consecuencias evidentes, aún y en combinación con entrenamiento de fuerza intenso, lo cual se traduce en por supuesto, un aumento en eficiencia—mayor pérdida de grasa en menor tiempo.
Ciertamente, es totalmente posible tener éxito siguiendo las dietas “por defecto” para perder peso de “brócoli y pollo,” por ejemplo—yo lo he hecho. A fin de cuentas, estas suelen cumplir con las reglas de ser alta en proteína y baja en energía. Pero, dependiendo del contexto, especialmente en cuanto a permeabilidad intestinal y autoinmunidad, esto puede tener un costo que no valdrá la pena al final. Igualmente importante, falla en cumplir una de las mayores reglas de la pérdida de peso efectiva, que es sustentabilidad—¿como podrás seguir con la dieta de manera indefinida si te hace sentir mal?
Es por esto que, para evitar complicaciones en tu periodo de pérdida de grasa, de ser tu meta actual, te recomiendo mantener una dieta carnívora tan estricta como te sea posible—al menos un 70%, cuya, contrario a la propaganda que se le suele dar al respecto, no te hará más “sensible” a los alimentos, sino que te proveerá de más resiliencia al no afectar la barrera intestinal de manera regular, permitiéndote así la indulgencia ocasional sin experimentar algún malestar potencial.
Reducción de grasas poliinsaturadas
Debido a su naturaleza, un exceso de grasas poliinsaturadas (PUFAs) omega-6 almacenadas en el tejido adiposo, obstaculiza la quema de grasa corporal. El mecanismo principal, una reducción en función mitocondrial (estudio), cuyas son unas “amigas” de las células esenciales para quemar ácidos grasos en general. Esta disfunción, obliga a las células a quemar una mayor proporción de glucosa lo cual, ultimadamente, deriva en una resistencia a la insulina potencial.
Lo que eso significa es que, de tener un exceso de grasas poliinsaturadas omega-6 en tejido adiposo y/o en plasma, el cuerpo optara por quemar glucosa en su lugar, por lo que será más difícil adelgazar—si no puedes quemar la grasa almacenada como energía no puedes reducirla. Aunado a esto, la capacidad para quemar cualquier tipo de grasa en tu cuerpo, ingerida o almacenada, se irá reduciendo si este fenómeno, al cual el organismo no está preparado—los aceites vegetales altos en grasas poliinsaturadas no existieron en la dieta humana de manera marcada hasta después de 1970 , sigue pasando. En otras palabras, a mayor contenido de omega-6 en tu cuerpo comparado con omega-3, mayor la acumulación de grasa ingerida, y menor quema de aquella ya almacenada.
Existen 2 teorías de la hiperinsulinemia—condición mejor conocida como síndrome metabólico o, si mantenida de manera crónica, diabetes tipo 2. Irónicamente, estas teorías se encuentran en completa oposición. La primera, dice que esta condición se deriva de la obesidad y el derivado desbordamiento energético que le acompaña, cuyo ocasiona resistencia a la insulina a la larga. La segunda, establece que la causa de la obesidad es la hiperinsulinemia en sí, la cual, es causada por la excesiva presencia de grasas poliinsaturadas omega-6 mediante el procedimiento ya descrito.
Siguiendo cualquier teoría, cuyas tienen un concepto principal diametralmente opuesto—la obesidad causa hiperinsulinemia contra la hiperinsulinemia siendo la causante de la obesidad, la solución es la misma: una dieta primordialmente carnívora. Si el problema inicial es obesidad, lo mejor sería una modalidad alta en proteína y baja en energía. Contrariamente, si el problema principal es hiperinsulinemia en ausencia de obesidad, se optará por una versión que contenga grasas animales mayormente saturadas, monoinsaturadas, y poliinsaturadas omega-3, cuya nos servirá para “diluir” las PUFAs omega-6 que se encuentran almacenadas de manera exagerada.
Finalmente, similar a la permeabilidad intestinal, y de hecho, tal vez gracias en parte a que estas inducen permeabilidad intestinal en primer lugar (estudio), a las grasas poliinsaturadas de origen vegetal, se les ha asociado con múltiples enfermedades de la era actual, en las que se incluyen aterosclerosis, diabetes tipo 2, alzheimer, obesidad, y cáncer (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio) . La fácil explicación de similaridad en cuanto asociación es que ambas condiciones inducen, de alguna manera u otra, inflamación sistémica crónica, la causante central detrás de estas enfermedades (estudio).
Conclusión
Existen muchas maneras de perder peso, y ciertamente toda dieta en existencia te puede ayudar con esta meta siempre y cuando te mantenga en un déficit calórico de manera periódica—la única regla inmutable de la pérdida de peso. No obstante, que tanto de esa pérdida de peso provenga de músculo o grasa, que tan disfrutable te sea el proceso, y que tan saludable quedes al final, definitivamente es influenciado por el tipo de tu dieta, plan de entrenamiento, y estilo de vida en general—particularmente tu calidad de sueño y consumo de estupefacientes deprimentes.
Conclusivamente, debido mayormente a los 4 factores vistos previamente, recomiendo a una dieta primordialmente carnívora como la mejor para perder grasa de manera continua y efectiva y, de hecho, exceptuando posiblemente atletas de alto rendimiento, entre más estricta—libre de plantas, mejor. Una manera perfecta de hacer esto es la legendaria dieta de “bistec y huevos,” cuya considero como opción superior para comenzar en esto del “carnivorismo” debido a su simplicidad y sustentabilidad. Y si puedes agregar hígado de vez en cuando—el mejor multivitamínico, mejor.
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4 comentarios en «Porque La Dieta Carnívora Es La Mejor Dieta Para Perder Grasa En Existencia»
Felicidades por tu artículo. No sabía la permeabilidad intestinal temporal por ejercicio.
Un par de dudas.
Siguiendo ya desde hace 5 meses una dieta 90% carnívora (huevos, pescado, marisco, mantequilla, algo de lácteos, órganos, caldos, cerdo, algo de pollo… además de rumiante de pasto, claro.). He vuelto a sufrir una rinitis alérgica que llevaba años casi controlada. ¿Pueden ser los lácteos?
Y otra duda. Siguiendo la dieta que te he dicho, ¿estarían balanceados los Omega 3 y 6? Me preocupa comer demasiada panceta 😉
Gracias y felicidades por el artículo.
Gracias Javi
Definitivamente pueden ser los lácteos. Eliminalos por lo menos una semana y ve como te va.
En cuanto a la panceta, si recomendaría limitarla por aquello del omega 6, especialmente si no viene de cerdo alimentado de manera natural – que es la mayoría. Mejor optar por carne de rumiante o carne de cerdo mas magra.
Saludos.
Hola,serviria la dieta de la carne y huevos para restaurar la vitalidad del pelo o es perjudicial,ya que hay estudios de q se necesita piruvato del cual proviene de la glucosa o fructosa?
La vitalidad del pelo si, la caída genética lo dudo (es genético).
El cuerpo es capaz de generar la glucosa necesaria a partir de aminoácidos y glicerol mediante gluconeogénesis.
De hecho un exceso de consumo de hidratos puede derivar en una aceleración de la perdida del pelo por causa genética.
Saludos y éxito.
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