Porque No Deberías Esperar Nada De Nadie —Ni Ellos De Ti

Somos una raza altamente social, siendo esta característica, de hecho, la principal y que más nos diferencia del resto del mundo animal. Ninguna otra especie tiene la capacidad para formar coaliciones tan grandes como las que tiene posibilidad la humanidad. No obstante, grandes ironías de la vida, esto ha provocado un gran distanciamiento con la persona más importante que debemos aprender a relacionarnos, nosotros mismos.

Afortunadamente, gracias mayormente a las recientes tecnologías, no existe necesidad alguna de “tratar de quedar bien con los demás.” Hecho de la manera correcta, cada quien puede ser un agente libre y hacer lo que quiera cuando quiera. Este es el argumento central por el que no deberías esperar nada de nadie, ni dejar que otros impongan expectativas en ti.

Verás que, además de esta postura brindarte mayor paz mental, puede aumentar la calidad de las relaciones con los demás, al no estar estas basadas en “lo que me darán” sino abiertas a lo que “me quieran dar.” Así también, el que una persona pueda manipularte con sus propios interés en mente caerá en el área de la imposibilidad, ya que, así como tu ya no esperas que los demás actúen contigo basados en algún ”compromiso,” tampoco tu lo harás. Todo lo que hagas estará basado en el amor, y no en el miedo como ocurre con la mayoría de la población.

Esta perspectiva parte del principio fundamental de la libertad mental, y ese es que deberías tener una mentalidad de independencia del resultado en todo ámbito de la vida, en donde todo lo que suceda derivado de tus esfuerzos no tiene tanta relevancia como el haber hecho lo que consideraste requerido para obtenerlo—proceso sobre resultado.

 

Independencia del resultado

Un concepto fundamental de una mentalidad superior, es la independencia del resultado. “Independencia de resultado” significa lo que indica, simplemente lo que pase o no derivado de una acción con la intención de obtener un resultado, te es irrelevante—”te importa una mierda.” Esto, independientemente de la meta de la que se trate. Este principio aplica para toda la vida.

Aplicas para un empleo/proyecto y te dicen que no, bien; te dicen que si, bien. Te acercas a una persona que te interesa con el fin de conocerla, esto no deriva en una relación, bien; deriva en una maravillosa relación, bien. En todo caso, haces todo lo que puedas para obtener el resultado deseado pero, una vez hecho esto, te deja de importar lo que pueda o no pasar. A fin de cuentas, esta es una de las mayores marcas del sabio—enfocarse en lo que está dentro de su control e ignorar lo que no.

Cabe aclarar que cuando me refiero a “independencia de resultado” no hablo de que te importa un carajo la vida cual nihilista, sino más bien la situación/oportunidad específica. Tanto en cuanto construir una buena carrera como en el desarrollar buenas relaciones, debería siempre importarte el resultado de estos objetivos mientras estos te sean relevantes, pero un trabajo o persona en específico nunca. No se trata de ser un ermitaño y/o célibe cual monje—al menos no de manera indefinida, sino que retomes perspectiva desde la abundancia, y reconozcas que las oportunidades para conocer personas u oportunidades laborales de mismo o mayor valor siempre estarán allí.

Irónicamente, es una regla básica de las relaciones que “al que le importa menos tiene más poder,” por lo que al realmente interiorizar la independencia del resultado, tu tranquilidad al respecto se transmitirá a los demás, haciéndoles saber que “te importa menos que a ellos,” lo que te conferirá más poder. En todo ámbito, romántico, amistoso o laboral, esto se traducirá a mayor atractividad al demostrarles tu ”no-necesidad.” 

Tu actitud de “tómalo o déjalo” hará que esa mujer se sienta atraída—”porque no está  obsesionado conmigo como los demás?;” ese reclutador o cliente quieran contratarte—”se ve demasiado relajado, seguro su servicio/producto es excelente y a de tener múltiples de propuestas/clientes;” y hombres quieran ser tus amigos—”su vida parece ser interesante y entretenida por si misma, parece que no espera nada a cambio, le admiro y me gustaría ser su amigo.”

Destacadamente, el mayor beneficio de adoptar una postura independiente del resultado, no es que el hacerlo así te dará más resultados, particularmente en el ramo social y laboral, sino que te proveerá de una paz mental sin precedentes. Lo más importante es reconocer que este no es un “truco” ni “técnica” para “hacer amigos e influir sobre las personas,” sino que debería ser nuestro modo de vida en automático para todos, en donde actuamos partiendo del amor, no del apego. 

 

Amor no apego

 

Las mujeres no son el problema, tu incapacidad para el desapego lo es. No existe diferencia en que no disfrutes una buena comida porque sabes que en algún punto se va a terminar como con el que no disfrutas y ames a una mujer plenamente porque en algún punto te dejará. Asimismo, de evitar gozar del momento presente al máximo, en ambos casos, tanto en el de la comida como en el de las relaciones, jamás quedarás satisfecho al estar pensando en el futuro en lugar de estar presente.

¿Te atreverías a consumir una buena comida con desdén y “tratando de no disfrutarlo tanto” para que “no te duela cuando se termine”? No lo creo. De hacerlo así, no los disfrutarías y quedarías insatisfecho. Lo mismo sucede con las relaciones y todo evento en tu vida realmente. De no estar completamente presente, sin restricciones—sin miedo, no experimentarás la vida plenamente.

Centralmente, siendo estos movimientos con insurgencia fuerte actualmente, no estoy de acuerdo con ciertos grupos que sugieren la separación parcial o total de las mujeres. Todo esto porque, sólo partiendo desde el concepto principal del movimiento, proviniendo estos no del amor, sino del miedo, siendo esta la mayor división entre lo que está “bien o mal,” no se puede aceptar. Estoy de acuerdo que hay protegerse de ciertos eventos potenciales de involucrarse con las mujeres, ¿pero eliminarlas para siempre de tu vida, en todo tipo y sentido? Simplemente no me parece prudente.

Me parece fantástico que estos movimientos, al menos en el caso de sus promotores más destacados, estén regresando a los hombres a su propósito principal—carrera/misión. Pero en cuanto al resto, aquellos que promueven la separación total e indefinida de la mujer, para perseguir su “felicidad,” y no siendo esta la mayor felicidad del hombre necesariamente, sino aquella apegada a la emasculada banalidad y placer que solo puede conllevar al nihilismo y la depresión, definitivamente no es lo más saludable, ni para el individuo ni para el colectivo.

A excepción de ciertos casos extraordinarios, siendo un hombre relativamente sano y atractivo, no existe razón en mi cabeza por las que consideraría es recomendable evitar a las mujeres de manera indefinida. Si aún no has tenido la oportunidad de interactuar con alguna de manera positiva, puede que jamás lo hagas, pero, y esto es por ti, lo más importante es que nunca te rindas. Recuerda, “independencia del resultado.” Si te duele el rechazo es porque te importa demasiado.

El problema principal con el tipo de individuos que se suscriben al movimiento principal de este tipo (MGTOW), el cual no parece más que el opuesto del feminismo, es que logran conocer a profundidad la naturaleza de la mujer, pero no la aceptan. Estudian términos como la hipergamia y, en lugar de reconocer que es un mecanismo evolutivo para fomentar un incremento en calidad de la raza en general, lo ven como algo que “está para atacarlos” y lo rechazan. Pues bueno, la aceptación viene del amor, el rechazo del miedo. Como regla general, nunca es bueno actuar a partir del miedo, siempre es bueno desde el amor. En este concepto está la respuesta verdadera.

Igualmente relevante, a la mujer, como a toda persona, debe amarse por lo que es, en este caso con la adición de la atracción sexual, pero jamás depender o apegarse. Siempre tienes que estar dispuesto a dejarles ir y, de hecho, esto te hará más atractivo y masculino, contrario al resto de hombres emasculados dependientes de la afección y cuidado a los que las mujeres les tienen repulsión—con justa razón. Si estas “herido por lo que una mujer te hizo” date cuenta que, como siempre, fue tu culpa que esto sucediera, no de ella. Fue tu apego lo que hizo que te doliera.

Y es que los hombres predispuestos al apego, que son ni más ni menos que más del 90%, contrario a su contraparte superior, buscan la aprobación de una mujer, desde la escasez en lugar de la abundancia. En lugar de ser un complemento en su vida, “la cereza en el pastel,” se convierten en  el enfoque de la misma. Desconocido para ellos es el hecho de que las mujeres no quieren esto.

Si realmente amas a una mujer, como a cualquier otra persona, debes dejarla ir a donde cree que será más feliz—contigo o sin ti. No existe razón por la que deberías tratar de hacer que una persona que ya no quiere estar contigo, por el motivo que sea, se quede—se llama libre albedrío. De serlo así date cuenta que es tu apego, no tu “amor” por ella que quiere que no se vaya.

Derivadamente, no tengas expectativas de ninguna persona, y mucho menos discutas. Si alguien no cumple con tus estándares, sea quien sea—amigo, mujer, jefe, etc.; solo retírate y busca otra opción que sí. No le debes nada a nadie, ni siquiera a tus padres. Si alguien demanda algo de ti que no quieres hacer, no “negocies,” retírate. Solo así nada ni nadie podrá manipularte. Es el problema de los hombres de la actualidad que pueden ser manipulados con facilidad, particularmente por el sexo opuesto, y todo esto porque no son capaces de desapegarse y retirarse—tenerse autorespeto.

Similarmente, no demandes nada de nadie, deja que ellos lo hagan si quieren, pero no trates de “manipularlos” u obligarlos. Si no hacen lo que tu quieres por su propia voluntad, entonces vete. Además de que te liberarás de tener que “controlar” a los demás, tendrás una mayor paz mental y mejores relaciones con aquellas personas que se quedan—nada de contratos intangibles. Como dice el dicho, “vive y deja vivir.” Así como nadie debería, en teoría, poder hacerte hacer algo que no quieras—ni avergonzarte de no hacerlo, tú tampoco deberías tratar de hacerlo con los demás. 

Debes ser capaz de experimentar plenamente a una mujer, o cualquier persona realmente, en el presente sin importar lo que pueda pasar con su relación en el futuro o lo que haya pasado con ambos por separado en el pasado. Si la atracción mutua está allí, solo déjala fluir. Siempre sabiendo de por medio que puede que jamás la vuelvas a ver, porque esto muy bien puede ser.

El apego es lo que causa problemas en las relaciones, no la personalidad. Todos somos únicos en cuanto a personalidad, pero nadie debe estar apegado a nadie. Si se queda porque quiere perfecto, si no, también. El apego proviene del miedo, y como tal, así como en cuanto a las expectativas, no debería existir en ninguna relación. Así como tu deberías ofrecer tu amor sin requerir nada a cambio, así también la otra parte lo debe de hacer. De manera contraria, mejor cada quien que siga su camino y encuentre a alguien por quien si sienta el impulso de hacerlo—sin expectativas. 

Ella no es “tu pareja,” ella está contigo. Ellos no son “tus amigos,” ellos disfrutan de tu presencia. Ellos no son “tus hijos,” son individuos de los que eres responsable de aquí a su adultez, pero ya de allí no tienes ningún poder sobre ellos, ya son agentes individuales. Ellos no son “tus padres,” por lo que es “tu deber ayudarles.” Ninguna de estas personas son de tu pertenencia, así como tampoco tu lo eres de ellas. Tanto ellos no te deben nada como tu no le debes nada a nadie. Lo haces porque quieres hacerlo, no porque “tienes que,” y debes esperar lo mismo de los demás.

De ser tu intención el vivir la buena vida, deberías aceptar al desapego como parte fundamental de tu existencia, no solo en el área de relaciones, sino en todo aspecto. Debes estar listo y dispuesto a perder tu preciada carrera/negocio, esas personas que amas, o cualquier otro elemento, en todo momento. Una vez logrado esto habrás alcanzado la verdadera independencia, una libertad total.

 

Libertad total

Últimamente, este concepto aplica no solo para el tema de todo tipo de relaciones, sino también toda pertenencia y evento. Deberías ser capaz de, fuera de los básicos—agua, ropa, hogar y alimento; no necesitar absolutamente nada. ¿A qué me refiero? A que todo lo que tienes, has tenido, y tendrás, incluyendo relaciones y objetos, por supuesto, pueden ser “algo que quieres,” pero no que necesitas. Esa es la gran diferencia entre actuar por amor en lugar de por miedo.

Si existe una experiencia que a todo hombre le gustaría disfrutar, esa es la libertad total. A mayor libertad, mayor felicidad, y esto incluye el tratar de controlar las cosas que no puedes controlar. Si por ejemplo, tratas de controlar a una mujer para que no te “engañe” jamás serás feliz en este respecto, porque no serás libre de este pensamiento. Por supuesto, no estoy diciendo que dejes que te engañe, sino todo lo contrario. Si te engañan, no discuten ni pides argumento, solo te vas. Pero jamás la deberías amenazar. Todo humano es libre para hacer lo que quiera. Lo que sí queda claro es que, así como ella puede engañarte de ser esta es su elección, tú también puedes retirarte al ella no cumplir tus estándares. Sin expectativas, sin demandas, solo libertad total para los dos.

Así también, de tener cualquier posesión que te puedas imaginar, pero teniendo presente el miedo de perderla, jamás disfrutarás de libertad total, esto gracias a que la preocupación es una emoción que se encuentra en total oposición. De nuevo, centralmente uno solo puede actuar por amor o por miedo, desde la abundancia o desde la necesidad. Toda tu existencia debería estar direccionada hacia actuar desde el amor y la abundancia, no desde el miedo y la escasez.

Siempre que tengas duda de cómo actuar mejor recuérdate esto y de ser necesario, rectifica tu plan y camino de acción. El miedo es escasez y contracción. El amor es abundancia y expansión.

 

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