Existen múltiples conceptos erróneos que son propagados por la sociedad. Que algo sea lo «normal» no significa que sea lo correcto, la verdad. Esto especialmente considerando que por lo menos 80% de la información disponible es mentira. Bueno, pues lo mismo ocurre con la ambición por superioridad, o más bien porque la excelencia debe ser la meta, no el tratar de ser «mejor que los demás», algo imposible de lograr en primer lugar.
Ciertamente, existe una razón por esta voluntad, la cual viene mayormente de nuestro instinto de apareamiento—queremos vernos como la mejor opción de emparejamiento. Al ser los hombres mayormente objetos de éxito y las mujeres mayormente objetos de belleza en cuanto a atracción sexual, es normal que busquemos ser los hombres los más exitosos, y las mujeres las más bellas. De nuevo, esto es natural, y sano si se mira con respecto a uno mismo—ej.; ser mejor que ayer. El error es voltear a ver a los demás y querer ser mejor que ellos.
Por esto, si hasta el momento has basado tu vida en esta perspectiva, en «ser el mejor», hoy vengo a decirte que existe una mejor alternativa, una que beneficiará más tanto a ti como a los demás, una que no depende del ego para ser satisfecha, una que te mantendrá en un estado perpetuo de felicidad, o que por lo menos te alejara lo más posible de la infelicidad, depresión y sufrimiento.
Como dijo Buda, «la ignorancia es la raíz de todo mal», y esto aplica muy bien con la ambición por superioridad—y de hecho, toda ambición. Al ya yo, como muchas otras personas, haber pasado y sufrido por lo mismo, en donde nunca es suficiente, nunca se es feliz, me parece extremadamente importante el hoy tratar de ayudarte con este escrito para que tu no tengas que pasar por lo mismo—para que «tropezar con la misma piedra». Todo comienza con el hecho de que, contrario a la ambición por la superioridad, la vivencia por la excelencia no implica competencia.
Excelencia no implica competencia
“Compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar gente que no nos gusta.”
—Fight Club
En una sociedad en que la competencia y el ego están a la orden del día, viviendo en constante estrés por querer “ser el mejor”, no existe cambio más radical que cambiar la perspectiva de la ambición de “superioridad”—ser mejor que los demás—por la vivencia de la excelencia—ser lo mejor que uno puede ser. Además de ser una perspectiva más efectiva, es más empoderante al cambiar el enfoque y locus de control del exterior al interior. Sabiendo que al final solo nuestros propios pensamientos y acciones es lo que podemos controlar, esto resulta lo más racional.
El primer paso para poder tomar control total, esto es, sobre nosotros mismos, es la racionalidad. Si podemos ser disuadidos en cualquier momento por nuestras emociones, o peor aún, las emociones de los demás, es evidente que no tenemos control de nosotros mismos, y de nada consecuentemente, al nuestro mundo exterior ser un reflejo de nuestro mundo interior. Para unas personalidades esto puede resultar más sencillo al priorizar la razón sobre la emoción naturalmente, pero la realidad de esta aserción se mantiene independientemente de esto. Para ganar control, se tiene que priorizar la razón sobre la emoción en la toma de cualquier decisión.
Si quieres permanecer perpetuamente insatisfecho, algo altamente común en la actualidad en gran parte gracias a la ampliación en hiper-interconectividad—ej., redes sociales, solo tienes que mantenerte buscando la superioridad sobre los demás, en competencia, queriendo siempre “ser el mejor”, de todos, para todo. Solo para darte cuenta al final, algo rozando la imposibilidad, que no valió la pena—para nada. Todas esas angustias, todo ese estrés, toda esa “batalla”, toda esa “estrategia”, todas esa constantes maquinaciones en tu cabeza y “racionalizaciones” que te hicieron pasar múltiples noches sin dormir, todo eso y más, fue por absolutamente nada. Por una ilusión en tu cabeza creada por una sociedad que solo quiere verte consumiendo mas y mas.
Existe una frase en la cultura angloamericana que muy bien describe este fenómeno ilógico, “keeping up with the Joneses” (en español: “mantenerse al día con los Jones”). Este comportamiento es uno que es ampliamente visto en la sociedad actual, particularmente en estos países de los que la frase viene, la cual en simples términos se traduce a estarse siempre comparando con el vecino. Sabiendo que ahora el “vecino” puede ser cualquier persona alrededor del mundo, especialmente para aquellas en posiciones socioeconómicas extraordinarias, ya te imaginaras lo que puede pasarle a tu mentalidad si sigues este precepto, algo que actualmente, reflejado en la psique mayoritaria global, la mayoría, no la minoría—como debería, sigue y hace.
Una mejor frase para suplir este latiguillo sería añadirle el resultado de seguirla, de manera que quede de la siguiente manera: “mantente al día con los Jones y estarás perdido de por vida”. Siempre queriendo tener más, especialmente más que los demás, es una fórmula ganadora para mantenerte en un estado perpetuo de infelicidad. Está bien querer más, tener, hacer y/o ser, si es realmente lo que quieres, no le veo nada de negativo. Pero cuando basas esto en lo que tienen, hacen o son otros, puede no resultar tan prudente, particularmente en cuanto a “tener” se trata.
Ironías de la vida, a mayor tu necesidad de tener más, mayor será tu incapacidad de felicidad y libertad, consecuentemente los otros 2 más importantes que cualquier posesión, de hacer y ser más. Una frase que si me gusta, proveniente de una película que me gusta aún más, aplica de manera extraordinaria para contrarrestar esta mentalidad engañosa, la película es “Fight Club” (“El club de la lucha/pelea” en español), la frase es: “Compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar gente que no nos gusta.” Solo cambiaría “gente que no nos gusta” por “gente con la que no estás alineada”, fuera de eso, habla de realidad en una frase.
Por si esto fuera poco, esta perspectiva deriva en uno de las peores posturas a adoptar, tanto de manera individual como para la sociedad, y que como tal, forma parte de los 7 pecados capitales.
La excelencia no deriva en envidia
Podrás ser religioso o no, pero los 7 pecados capitales son una excelente guía de vida. No tanto por «moral» como por bienestar, tanto individual como colectivo. Entre estos, la envidia es uno de los más importantes al ser la causante de múltiples males, entre los que se encuentran de manera más marcada 2 mentalidades peligrosas que pueden tomarse:
- Mentalidad de víctima: creer que todo lo que le pasa es culpa de alguien más y no tuya.
- Mentalidad de cangrejo: creer que la mejor solución a la “faltante” de lo que sea, es “jalar” a los demás hacia la desventajosa posición en que nos creemos estar.
Generalmente, pero no necesariamente, ambos trabajan sinérgicamente en la misma persona. El mismo individuo que se siente inferior en algún campo con respecto a otro, culpa a la suerte o alguien más de este hecho y trata de, en lugar de mejorarse en este ámbito, hacer que la otra persona pierda su ventaja atacándole—”me asegurare de que si yo no puedo, él tampoco”.
El socialismo es, simplemente, el movimiento político representativo de la mentalidad de cangrejo. ¿O de qué otra manera se puede explicar el regalar bienes generados por personas mayormente productivas a otras menormente provechosas—por la razón que sea? ¿Es esto “crueldad”? No. Esto es justicia. Cada quien debe obtener por lo que trabaja. Cada quien crea su valor personal.
Para alguien que opta por la racionalidad sobre emocionalidad, la justicia suele resultar como uno de sus más grandes valores y, como tal, deriva en la conclusión de que sobre esta deberían regirse los resultados—emulando a la naturaleza. Cada quien debe obtener lo que se merece. Cada quien obtiene lo que se merece. Toda acción tiene una reacción. No tanto por causalidad como por balance. No obstante, últimamente parece que este simple concepto de sentido común—la justicia, no es compartido por la mayoría. Este es el pensamiento socialista y comunista, en donde la libertad es sustituida en inmediatez por aparente “seguridad”—dicotomía libertad-seguridad.
Tanto veganismo como feminismo son solo otra forma de socialismo. En cuanto a los últimos 2, ambos provenientes de comprensibles antecedentes—ej., tanto negros como mujeres solían ser realmente oprimidos; han pasado al total opuesto contrario, a punto tal, de llegar a la irracionalidad. Ahora, a estos anteriormente oprimidos grupos, en lugar de darles igualdad de oportunidad, se les dan privilegios a costa de los demás. Esto no es justicia. Esto no es “igualdad.” Estos no buscan igualdad de oportunidad, como debería de ser, sino una igualdad de resultado.
Las feministas quieren ganar lo mismo o tener la misma autoridad que los hombres pero con menos esfuerzo, carga, trabajo, estrés, y/o responsabilidad. Las razas anteriormente oprimidas quieren, no que se les integre, sino que se les prefiera en el área laboral solo por el hecho de pertenecer a este sector, sin importar de si tienen o no realmente la capacidad para desempeñarse de mejor manera en el trabajo en cuestión. Esto no es justicia, esto es injusticia. En ambos casos, no es lo que hacen, sino quienes son, por lo que quieren se les retribuya, aún más irracional, no tanto por quienes son, sino por quienes fueron sus antepasados. En ambos casos podemos observar la destructiva combinación de la mentalidad de víctima y la mentalidad de cangrejo.
En el caso del veganismo, podemos constatar algo similar. Una nutrición deficiente para todos y trato igual para todas las especies, en lugar de una nutrición excepcional para los seres más conscientes de la faz de la tierra—la humanidad. Es cierto que ni el maltrato animal ni la industrialización son maneras ideales de lidiar con esta situación, pero tampoco lo es el disminuir la salud y capacidad de la humanidad entera sólo porque unas personas no lo puedan costear o ciertos animales se tengan que sacrificar por nuestro bienestar. Mejor es comenzar a pensar cómo incrementar la sustentabilidad de la producción de carne de manera que pueda proveerse este alimento esencial para toda la humanidad, y quede al alcance de todos, o por lo menos la mayoría.
Debemos saber categorizar y priorizar para poder actuar en nombre del bienestar mayor—la prosperidad del todo. El alimento más nutritivo y sustentable a nivel global es la carne. Así como la superioridad, que las plantas puedan resultar buen sustituto de la carne es una ilusión y una de las más grandes mentiras de la era moderna. La carne es al cuerpo como lo es la abundancia a la mentalidad: el concepto fundamental del que parte todo lo demás, y todo lo demás es opcional.
La excelencia es atractiva
En la llamada “comunidad de seducción” son frecuentemente arrojados conceptos como el “VMS” y la “hipergamia”. Como hombre, debido a ciertos esquemas de la naturaleza, podemos sentir atracción por mujeres de ligeramente inferior o igual valor. No obstante, la mujer, gracias a la mayor fuerza de atracción dual en ellas conocida como hipergamia, para sentirse atraída por un hombre debe considerarle mayor en cuanto a poder de atracción. Esta no es una «opinión», sino una realidad del sistema fundamental de atracción en las mujeres. Y sí, esto es correcto. Lo que no es correcto es creer que la mujer, o mas bien dicho, la atracción, sabe distinguir con certeza entre un hombre de alto valor en comparación con el propio basado en una estimación calculada.
Entonces, una mujer siempre buscará emparejarse con hombres por encima de su posición en cuanto a mercado sexual, un mecanismo con un solo propósito: la selectividad en la evolución de la raza humana. Y aunque un hombre no deberías aspirar a “saber seducir”, sino a convertirse en un hombre digno de ser seducido—mediante la elevación de su de su valor percibido, esto no es necesario si se intercambia la mentalidad de una de superioridad a una de excelencia. Realidad es percepción, y esto aplica de manera extraordinaria en cuanto a mecanismos de atracción.
Centralmente, el atractivo de un hombre, diferente al de la mujer, deriva no de la belleza tanto como del poder, más específicamente, de la percepción del poder para cambiar sus circunstancias. Entre más un hombre se perciba a sí mismo en control de sus circunstancias, y lo transmita, más atractivo este se vuelve a los ojos del sexo opuesto sin importar su posición socioeconómica actual. Para muestra, múltiples ejemplos en ambos extremos, en donde el clásico “chico malo” puede no tener “ni en qué caerse muerto” y/o ser físicamente no tan agraciado y a una mujer parecerle más atractivo sexualmente que aquel adinerado y/o “guapo” que no exude poder en su persona, en otras palabras, lo que más importa en cuanto atracción es la autoconfianza—en lo que eres/serás.
Ciertamente, por más autoconfianza que tengas, contrario a aquellos con evidente “VMS” extraordinario—famoso, guapo, alto, etc.; muy probablemente tengas que seguir acercándote a las mujeres que te interesan por tu cuenta, no obstante, gracias a tu autopercepción de control/poder, y derivada confianza, actuaras automáticamente como un hombre poderoso, y por lo tanto serás percibido como atractivo—”técnicas de seducción” no requeridas. Dicho de otra manera, siguiendo la excelencia en lugar de buscar la superioridad, derivado de la confianza, el atractivo es adquirido instantáneamente al estar basado en lo que eres, contrario a derivarse de lo que tienes por ahora.
La atracción está basada en leyes fijas, en mecanismos diseñados por miles de años de evolución. La atracción son solo gatillos inconscientes que se activan o no. Es simple, si puedes transmitir la suficiente confianza derivada de tu propia percepción de poder a una mujer determinada, esta se sentirá atraída lo quiera o no; esto, independientemente de tu forma física, poder adquisitivo, o estatus social. Una mujer no hace «cálculos en su cabeza” para determinar qué tan valioso eres, sino que, inconscientemente, lo determina basado en tu propia estimación de poder/control sobre tu vida y tus circunstancias a través de tu forma de actuar y comportarte alrededor-de y con ella.
Como hombres, a nosotros nos pasa lo mismo, pero nuestros “gatillos” son diferentes. A un hombre lo que le atrae principalmente e inicialmente, es la forma física de una mujer, más específicamente, el potencial transmitido por esta para engendrar y nutrir niños. Es por esto que, entre mayor sea su proporción de caderas a cintura—capacidad para “dar a luz”, mayor el tamaño de sus senos—capacidad para nutrir, y mayor estética en general—buenos genes, más estas nos atraen. En segundo término, una personalidad nutriente e inocente suma a su atractividad por la misma razón—esta demuestra su capacidad y disposición para cuidar de nuestros descendientes.
En condiciones “normales”, a menos de que existan drásticos cambios en el físico original de una mujer mediante métodos externos—intervenciones quirúrgicas, por ejemplo; su atractivo será percibido como él mismo y, de hecho, disminuirá con el pasar del tiempo tras la culminación de la pubertad (20-25 años). No obstante, debido a la confianza estar basada mayormente en el éxito y la experiencia, en el hombre ocurre un fenómeno inverso.
Centralmente, el atractivo masculino no es tan elevado como el de la mujer al mismo punto en el que el de esta última se encuentra en la cúspide—inicio de la adultez, sino que es aquí en que este apenas comienza a desarrollarse, y sigue así hasta bien entrando en la vejez (~55 años), esto, especialmente, si el estado físico es también optimizado, y hablando de valor objetivo.
En otras palabras, debido a que, en lugar de comenzar a decaer a partir de los 25 años como el de la mujer, el atractivo masculino, aumenta con el pasar del tiempo tras esta fecha, considerando claro, que este sea trabajado; el pico del atractivo masculino está entre los 35-40 años, mientras que el femenino entre 20-25. De aquí los dichos “una mujer nace, el hombre se hace; “los hombres envejecen como el vino, y las mujeres como la leche;” y “un hombre es más atractivo con la edad.”
Es debido a esta realidad, que es común que un hombre rondando los 38 años se empareje con una mujer rondando los 23, siendo el caso contrario algo casi nunca visto—al menos no entre hombres que mejoraron su valor y están conscientes de ello. Teóricamente, en este punto, ambos individuos se encuentran alrededor de la cúspide de su potencial atractivo sexual—belleza y juventud para la mujer, poder y experiencia en el hombre.
Últimamente, tanto en hombres como mujeres, la atracción no es una opción—la atracción es una emoción que no podemos influir solamente mediante la razón. No obstante, los mecanismos para determinar el atractivo del sexo contrario difieren drásticamente entre hombres y mujeres. Un hombre es primordialmente atraído por el físico, con la personalidad en segundo término. Una mujer, en cambio, es primariamente atraída por la personalidad—especialmente la autoconfianza traída por la autopercepción de poder sobre la vida; con el atractivo físico en segunda instancia.
Repetidamente, en donde la superioridad es objetiva la excelencia es subjetiva, por lo que la utilidad de poseer un “VMS” elevado no es tanto para mantener la atracción de una mujer como para obtener la oportunidad de atraerla, particularmente si tu autopercepción de poder no está atada a las circunstancias externas—como debe ser. El incremento en “VMS” te dará un mayor y más fácil acceso a conocer nuevas mujeres, pero solo la autopercepción de poder—autoconfianza, te permitirá atraerlas sexualmente, para así poder “cerrar el trato” y poder mantenerlas atraídas a ti independientemente de las circunstancias externas en las que se encuentren ambos. En cuanto a atracción la confianza es el factor, y solo la excelencia te permitirá obtenerla de manera perpetua.
La excelencia es capitalista
Amo la filosofía, y creo que es una de las materias más importantes a estudiar debido a que trata de responder una de las dudas más importantes de todas— “cómo vivir”. No obstante, de no ser por el capitalismo, muy probablemente ni Aristóteles, ni Platón, ni Séneca, hubieran tenido el tiempo para poder desarrollar sus filosofías—cómo podrían si tendrían que estar cazando o recolectando todo el tiempo para siquiera poder sobrevivir. Es por esto que considero que aquellos que menosprecian el capitalismo, el dinero, o hasta el emprendedurismo están equivocados en el mejor de los casos, y en el peor, están delirando. En la sociedad el dinero es como el oxígeno.
Actualmente, el dinero rige nuestras vidas, es casi como el aire que respiramos. Si no crees que la gente debería enfocar la mayor parte de su vida en obtener este recurso y, derivadamente, añadir valor al mundo en forma de productos o servicios que promuevan algún tipo de cambio, creo que no lo estás analizando bien. Si, el leer, escribir, y planear nos ayuda a actuar mejor, pero la clave no está en analizar sino en actuar. El cambio es promovido por el movimiento, no por el pensamiento. El cambio en si implica algún tipo de acción, Nada es consumado que quede solo en la imaginación.
El capitalismo es el mecanismo económico que impulsa la optimización de productos y servicios mediante la excelencia—”ser lo mejor que se puede ser.” Por supuesto, también se puede tomar desde la perspectiva de “superioridad”, sin embargo esta es la estrategia perdedora desde múltiples perspectivas, incluyendo los resultados potenciales obtenidos del emprendimiento.
En su libro “Blue Ocean Strategy” (“Estrategia del océano azul”) W. Chan Kim y Renée Mauborgne explican como en el emprendedurismo la mejor estrategia, la estrategia ganadora, es aquella de en lugar de incorporarse en un mercado saturado, lo que ellos llaman “estrategia del océano rojo”, hacerlo en aquel nuevo o incontestado, denominado “estrategia del océano azul”, esto por varios factores evidentes que se sintetizan en la falta de competencia y consecuente libertad de mercado.
Creando un nuevo mercado en lugar de adentrarse a uno altamente poblado es mucho más fácil diferenciarse y establecerse como la autoridad y mejor opción en el mismo, lo que solo puede significar una mayor probabilidad de éxito y mejor rentabilidad del negocio en el proceso al no tener que competir con otros—ej., en precios—como con un producto o servicio mercantilizado. En otras palabras, en el ámbito de estrategia empresarial, la de “océano rojo” significa adoptar una perspectiva de “superioridad”, mientras que la de “océano azul” apela a una basada en excelencia. Bueno, pues lo mismo ocurre con la carrera profesional, o al menos con él como deberías crearla.
Ya sea al involucrarte en una carrera o crear un negocio, el tiempo correcto para entrar es cuando la oferta es baja y la demanda es alta en una industria específica, así, además de tener una mayor probabilidad de sobresalir, tu propuesta será más valiosa y, por lo tanto, mejor recompensada. Son solo matemáticas básicas—eres más preciado cuando eres más necesitado. Si tu negocio o carrera fracasa, es simplemente porque no existe la demanda suficiente o no la estás satisfaciendo de la manera correcta. Por lo tanto, si quieres ser exitoso en tu profesión, ya sea esto como empleado o dueño de negocio, enfócate en los sectores de mayor demanda y menor oferta, y aspira por ser en esta categoría, no tanto “el mejor”, comparándote con los demás, sino la mejor opción, basándote en ser tu mejor versión de la manera de satisfacer las necesidades del mercado y a quienes sirves.
En síntesis, para progresar en el ámbito capitalista, lo mejor es dejar de pensar en “que hacen los demás” y comenzar a pensar más en qué hacemos nosotros, y cómo esto influye en la vida y satisfacción de nuestros consumidores respecto a nuestro producto o servicio provisto. Qué importa que haga la poca o mucha “competencia” que tengamos siempre y cuando nosotros estemos haciendo lo mejor posible por satisfacer las necesidades de nuestros compradores. Todas las grandes empresas y empleados lo han sido así debido a tomar esta perspectiva, en donde solo la constante mejora de nuestro producto/servicio es lo que importa, irrelevante de aquel que proveen los demás. Los 4 grandes: Apple, Google, Amazon, y Microsoft; son claros ejemplos.
Que bella es la vida cuando la vemos y ponemos a prueba a los ojos de la excelencia. Ser más, ser mejor, es la mayor voluntad de la vida en general, pero esta puede ser plasmada de manera más vívida mediante la creatividad única humana. Ningún otro animal, aparte de la humanidad, puede crear cosas a partir de la nada—literalmente. Esto es lo que nos confiere nuestra particular divinidad. Esto es lo que lleva a considerar: ¿será la excelencia la virtud suprema en realidad?
La excelencia es la virtud suprema
“Virtus,” una de las tantas virtudes públicas romanas, fue originalmente usada para describir la capacidad marcial, la cual incluye poder, coraje, fuerza, excelencia y, en general, masculinidad. Esto les parecía tan importante, que la palabra “virtud” proviene en sí misma de “virtus,” esto, muy probablemente porque sin virtud ninguna otra “virtud”, valga la redundancia, puede ser obtenida. Este concepto es el fundamento de todo significado y talento. Es solo a través del empoderamiento de este elemento, que podemos fomentar el crecimiento de poder, maestría, y conocimiento.
En la Roma antigua, la excelencia era la virtud suprema, la “igualdad” y la debilidad no tenían lugar. La vitalidad era lo más respetado en un hombre. El honor no era brindado “solo porque sí”. Ahora, los “guerreros de justicia social” y la amplia comodidad están a la orden del día. La crítica solía ser una manera de impulsar el crecimiento grupal, ahora es considerada como negativa sin importar sus posibles múltiples raíces y formas. Y aunque mi filosofía está basada en el dicho de “vive y deja vivir”, ciertamente esta puede utilizarse de manera constructiva, especialmente para tu beneficio.
Es difícil aconsejar a los demás sin que se pongan a la defensiva, pero cuando seas tu el que recibe una crítica constructiva, tómala como tal—algo que fomenta tu desarrollo personal. Consciente o inconscientemente, quien te critica te está ayudando. Si padeces de sobrepeso, adelgaza. Si te falta conocimiento, estudia,. Sí estás por debajo del estándar de calidad en tu profesión, cámbiala o mejora. En todo caso, la crítica y la burla son solo retroalimentación, y por ende pueden ser una de las mayores herramientas para tu mejora personal. Solo es cuestión de reformular la situación.
Notablemente, a través del tiempo, una de las mayores herramientas para fomentar el honor grupal, ha sido este tipo de estandarización. Cada vez que alguien no cumple con los criterios del grupo, se le hace saber para que este reconozca este hecho. Debido a que queremos que todos los miembros del grupo estén a la altura de su posición respecto a los demás, tradicionalmente, entre hombres solemos “bromear duramente.” De aquí el dicho de: “dime con quien te juntas y te diré quién eres.” El temor a la crítica, de decepcionar a nuestro líder o igual, es la raíz del honor grupal.
Dicho esto, no creo en seguir estándares de nadie que no te pague, el único con quien deberías “quedar bien” es contigo mismo. Aún y en el ámbito profesional, jamás deberías intercambiar tus valores fundamentales por nada, mucho menos en una relación. Esto es lo que hace a un hombre de carácter. Esta es la diferencia entre mantener tu alma intacta o “venderla”. Ventajas de esta era, ya ni siquiera existe necesidad de interactuar directamente con los demás todo el tiempo, el sueño de un introvertido. Es evidente cada vez más que la excelencia, no la “superioridad” es el camino.
De hecho, si lo pensamos detenidamente, el camino de excelencia es más racional que el camino de superioridad, el cual al final resulta emocional. ¿O cómo es que podemos creer que podemos controlarlo todo con el fin de obtener un resultado esperado; o que es lo mismo si dañamos a alguien por accidente a hacerlo intencionalmente? Esto no tiene sentido. Es totalmente ilógico. La superioridad se basa en el tratar de ejercer control sobre el mundo exterior. La excelencia prioriza el totalmente-posible control sobre uno mismo, el cual puede derivar en el resultado esperado, pero en donde este ya deja de importar tanto. El proceso se convierte en su propia recompensa.
Donde la superioridad emplea la filosofía “el fin justifica los medios” la excelencia la modifica a “el medio es el fin en sí mismo”. Donde la superioridad cree que el resultado es lo más importante, la excelencia se basa en que la intención es lo que toma prioridad, y el resultado es casi irrelevante. Donde la superioridad “obtiene”, viviendo en el futuro; la excelencia “es”, viviendo en el presente.
Generalmente, lo que impide que una persona trabaje en su excelencia, aun ante la crítica, no es más que una falta de fortaleza. La fortaleza es lo que hace la diferencia entre un hombre criticado que por esto es socavado, en comparación con alguien que lo toma como indicador y/o impulsor de cambio, de ser está basada en la verdad. En otras palabras, la fortaleza precede a la excelencia porque sin ella no se puede aceptar la verdad y tener la voluntad para modificar nuestro accionar.
La fortaleza precede a la excelencia
“Échame a los Lobos y volveré liderando a la manada”.
—Séneca
Siguiendo con preceptos ancestrales, ahora nos encontramos con uno esencial proveniente de las 4 virtudes cardinales, diferentes a las romanas, originadas en Platón y adoptadas por el estoicismo, este es “andreia”, cuyo se traduce a la inclusión de coraje y resiliencia, es decir fortaleza, en latín descrito como “fortitudo”. En diferenciación con la definición tradicional de fuerza, que implica imponer, forzar las cosas, la fortaleza toma una posición más paciente pero que a la vez hace uso del coraje, más específicamente, de aquel desplegado ante la presencia de dolor y adversidad.
Aunque el resto de las virtudes cardinales griegas—templanza (“sofrosina”), prudencia (frónesis), y justicia; tienen por supuesto su razón de ser y por lo tanto su importancia respectiva, la fortaleza, “andreia”, es la raíz y fuente de estas. Sin la fortaleza, o coraje, como los estoicos la reconocen, no podrían existir todas las demás, al tanto la templanza, la prudencia, y la justicia requerir del coraje y fortaleza para satisfacerlas. Sin la fortaleza para evitar dejarnos llevar por nuestros impulsos de cerebro reptiliano y nuestras emociones del sistema límbico, el resto de virtudes no podrían tener lugar, al todas estas partir de la primordial, que en materias prácticas es la priorización de la razón.
Esta no es solo una capacidad esencial de la virilidad, así como también del buen liderazgo, sino que, como su nombre hace alusión-a, en esta se basa la masculinidad, de donde todo lo demás parte, incluyendo la excelencia, identificada por los griegos como la finalidad de la vida, areté. La fuerza es limitada, al implicar la imposición de nuestra voluntad en la realidad, mientras que la fortaleza es ilimitada al no haber límites de cuánto estamos dispuestos a resistir con coraje basado en nuestros valores y estándares. Bueno, pues también la excelencia, debido mayormente a estar basada en nuestro propio potencial y no el de otros, contrario a la superioridad, no conoce límites.
La excelencia no tiene límites
Siempre se puede mejorar, pero jamás se podrá ser mejor que todos los demás, al menos no en todo rubro, no por siempre, mucho menos mundialmente. Esta es la mayor trampa de la ambición por “superioridad”, querer ser mejor que los demás es un juego perdido desde un inicio, y por lo tanto, algo limitado—ej., solo se puede ser fuerte, grande, o rápido hasta cierto punto. En cambio, la excelencia no tiene límites, al no especificar un campo específico a mejorar y estar basada no en comparación con otros, sino en comparación con nosotros mismos, con nuestro propio potencial.
En contraste con la “superioridad” basada en los estándares de los demás, en donde se puede estar por debajo de estos por mas que se intente, con la frustración que conlleva esta situación y, más perjudicial, estos estándares externos estando por debajo de los nuestros, de manera que nos conformemos con ser “aprobados” pero sabiendo que no estamos empleando todo nuestro potencial, limitándonos; la excelencia ignora esta comparación y emplea un criterio de metas y progreso basado en referencias propias, en lo que uno es o no capaz de hacer, para maximizarlo. Este principio, además de ser el fundamento del éxito auténtico, es la raíz de la autorrealización.
En donde ya no podemos ganar fuerza física, por ejemplo, especialmente de no ser este rubro una fortaleza natural, nos cambiamos a otra cosa, en la cual nos convendrá más enfocarnos, particularmente si se trata de un área alineada con nuestra personalidad y capacidad particular. Aquella persona que tiene potencial de convertirse en el mejor vendedor de la empresa, es probable no se vea tan bien servido si trata de ser un gerente de operaciones, y viceversa. Lo mismo sucede con alguien con mayores habilidades manuales que intelectuales, por ejemplo.
En la industria esto también es evidente. Al buscar el mejor chocolate uno voltea a ver a Bélgica o Suiza. Al buscar los mejores perfumes uno voltea a ver a Francia o Italia. Al buscar un buen corte de carne uno voltea a ver a España o Argentina. Al buscar los mejores automóviles uno voltea a ver a Japón o Alemania. En todo caso, su fama ha venido de la excelencia, no la excelencia de la fama. Su calidad ha derivado de la maestría en su oficio, no de tratar de “ser el mejor”. En todos estos ejemplos la competencia no existe porque la excelencia en su ramo ya es tan reconocida que nadie se atreve siquiera a tratar de competir, más importante, esto sucede porque fueron los primeros.
Asimismo, algo característico del hombre, o más correctamente, de aquellas personas que priorizan la razón en su apilamiento cognitivo, se sentirán más inclinados a la industria y/o generación de ideas prácticas. En contraste, alguien que prioriza las emociones por sobre el razonamiento—generalmente mujeres, se verá más atraído hacia el trato constante con personas, preferentemente de manera no atada a la ganancia monetaria, sino más a la conversación como “conexión”. Ninguna opción está “bien” o “mal”, simplemente son diferentes, y como tales, tienen diferentes resultados, el primero de ganancia monetaria y el segundo de ganancia en relaciones.
El error es que aquel naturalmente más capaz e inclinado a la industria trate de ser mejor que su opuesto predispuesto al relacionamiento social, ignorando sus fortalezas particulares, y viceversa. De ser este el caso, ninguno logrará alcanzar niveles extraordinarios y, lo más importante, no se sentirá satisfecho durante el proceso al no estar siguiendo su destino, lo cual no es benéfico ni para el individuo ni para la sociedad. En lugar de tener alguien feliz y excelente en su trabajo se tendrá a alguien insatisfecho y de bajo rendimiento. Esta es la importancia de la excelencia.
De buscar la excelencia, en lugar de buscar la “superioridad”, algo que es de nuevo, imposible de alcanzar—o por lo menos de mantener, el enfoque es con uno mismo, en lugar de los demás, por lo que el esfuerzo, bien direccionado hacia nuestras fortalezas e inclinaciones, siempre nos tendrá mejorando independientemente del punto de partida o velocidad de progreso y, por lo tanto, separado del “nivel” o aceleración de evolución de los demás. De esta manera, se puede mantener una progresión y vida contenta al llevarse una existencia basada en la auto-mejora, en la excelencia.
”Eudaimonía”, la mayor felicidad según los griegos, “el florecimiento del ser humano”, es un mismo término para definir de lo que estamos hablando: la excelencia—ser lo mejor que uno puede ser. Esto simplemente porque la excelencia es la vida, es el significado de la vida. La excelencia es la razón por la que somos quienes somos, y por la que estamos aquí. La excelencia es consciencia.
La excelencia es consciencia
En simples términos, la conciencia es la capacidad para estar consciente, valga la redundancia, de lo que sucede, más remarcablemente de los pensamientos y sentimientos que la mente tiene. Esta capacidad es lo que diferencia a la humanidad del resto de las especies animales. Como nosotros, otros animales tienen instinto, otros menos tienen emociones, y unos mucho más reducidos poseen ciertos índices de razón, pero animales con la capacidad de estar plenamente conscientes de su alrededor y sí mismos, solo nosotros. Solo el ser humano puede pensar en lo que piensa y siente. Solo nuestra especie puede notar que, si, los pensamientos y sentimientos son algo automático e incontrolable, pero, con cierta práctica, pueden ser observados y analizados de manera desapegada, reconociendo así que la mente, como el cuerpo, no es lo único que somos.
Otra capacidad de la consciencia es aquella de poder distinguir la verdad sobre la mentira, esto, mediante la presencia asentada en cada uno de nosotros en donde la verdad universal reside. Y aunque toda verdad es subjetiva, aquella almacenada en la conciencia universal, en lo que Jung denominó inconsciente colectivo, se deriva de la verdad última, la que promueve la vida. Sólo aquel conocimiento que empodera la vida en el universo es reconocido como verdadero, como luz, y como tal es lo único que se almacena, es decir sabiduría—el conocimiento correcto. Todo lo demás se descarta y considera como falsedad, mentira. De aquí que los contados avatares, los iluminados, tengan la capacidad de saber la verdad—no solo “creerla”—sin necesidad de «estudiar» nada en el mundo material.
El elevar tu nivel de conciencia, mediante la meditación o la simple práctica de presencia plena, te hace darte cuenta de que tu no eres cuerpo ni tu mente, tu eres algo diferente. Tu eres un ente presente observador de lo que es, tanto cuerpo como mente son solo herramientas para navegar por el mundo, el cual no es afectado por el pasado ni el futuro, los cuales son inexistentes y solo una ilusión de la mente, Así también, tanto mente como cuerpo sólo son productores de información y acción, quien decide al final que se hará y que no, usando la información recibida por ellos y actuando mediante ellos, es esta conciencia. Caso evidente, puedes sentirte enojado, pero no actuar sobre ello, así como recibir miles de pensamientos y no “hacerle caso” a ninguno.
Una vez reconocido esto, que no eres tu mente, y mucho menos tu cuerpo y que, de hecho, son uno y lo mismo: el organismo que habitas, te será mucho más accesible vivir en excelencia, te será mucho más fácil enfocarte en lo que más importa, comenzando con el hecho de que el ego es producto de la mente, no es parte de ti, ente consciente, sino del cuerpo. Más al punto, es mejor reconocer la mente y el cuerpo, como “la mente” y “el cuerpo”, no como tu mente y tu cuerpo, ya que la realidad es que, así como las plantas y animales del planeta, no son “tuyos”, sino de la naturaleza, tampoco lo es el cuerpo y mente que habitas—un factor esencial para concientizar.
Ya interiorizada esta distinción, comenzarás a notar como la excelencia brilla más como camino de vida potencial y como la “superioridad” pierde sentido progresivamente. ¿Si todo lo que existe en el plano terrenal no es tuyo, y la conciencia existe en toda la existencia, entonces cómo puedes ser superior a algo o alguien? Similar a tener un automóvil más veloz que otra persona, esto no tiene relevancia fuera de lo evidente e, igualmente importante, ni siquiera es “tuyo”, al poder serte arrebatado en todo momento, al no poseerlo realmente, solo ser tu el que lo utiliza en su mayoría, en este momento. Como el automóvil que un día se apartará de tu lado, el cuerpo no es “tuyo” por el simple hecho de que no puedes llevarlo contigo, una vez este perezca, este volverá a la tierra.
Esto no significa que, al no ser tuyo, no debes de, como a “tu” automóvil, cuidar de tu cuerpo, por supuesto, mucho de lo que he escrito al momento se trata de esto, pero solo considéralo como tal, como una herramienta, como un aditamento, que por el momento está a tu disposición, y que por lo tanto está entre tus mayores objetivos tratarlo con respeto y aprovecharlo de la mejor manera. Similarmente importante, saber que, de nuevo, como un automóvil, no tienes, ni puedes tener, control total sobre él, sino que es un agente autosuficiente e independiente. Solo puedes tener control total sobre ti mismo, y con ello me refiero a la presencia en ti capaz de observar y decidir.
Ultimadamente la excelencia significa la optimización perpetua de cuerpo, mente, y espíritu, siendo este último el factor central a perfeccionar mediante nuestro accionar. Esto, porque, además de ser lo único que realmente somos nosotros, la consciencia, es el único agente trascendente, y la intención principal, mediante la excelencia, no la “superioridad”, de la evolución.
La excelencia es evolución
La evolución es la ley principal que reina sobre la vida en la tierra. Todo lo que existe, tanto en materia como esencia, lo hace así por el único propósito de evolucionar—no sobrevivir como se cree comúnmente. Bueno, pues también es una idea equivocada que la competencia, es decir, la ambición de “superioridad”, no la vivencia por la excelencia, es el mayor impulsor de la evolución.
La evolución se basa en la excelencia, no en la superioridad, al ser esta totalmente promovida por la trascendencia, más específicamente, solo los genes que logran pasarse a la siguiente generación sobreviven, los que no lo logran no, esto, independientemente de que pase con los otros genes de la misma especie o, más relevante, lo que suceda con otras especies. La evolución no “voltea a ver” a otras especies, para ver a cual de estas debe “superar”, solo se preocupa por su propia trascendencia, independiente de la “suerte” de las demás.
Es solo cuando uno aspira a superarse a sí mismo, no a otros, que la necesidad traída por la brecha entre lo que somos/tenemos y queremos ser/tener, nos impulsa al cambio, a la transformación, a la evolución, cuya trae consigo la mayor satisfacción. En realidad, el dolor, tanto en su forma física como mental, no es algo “malo,” sino todo lo contrario. El dolor es solo una señal que nos indica que algo está mal y que, de ser posible, tenemos que cambiar. Dolor + Reflexión = Evolución.
Clave de la vida es identificar que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. El sufrimiento a partir del dolor solo aparece cuando 2 situaciones se compaginan: la imposibilidad de cambio y la mentalidad de víctima. En otras palabras, el dolor es transformador y positivo cuando puede encontrársele un significado y, es neutral cuando es aceptado/ignorado—no nos mejora pero tampoco nos perjudica. Sin embargo, cuando no vemos cómo removerlo y nos sentimos victimizados por él, es cuando se presenta el sufrimiento, en el cual nos estancamos. El problema no es el dolor en sí, sino su no-aceptación y, de tener remedio, su no-resolución.
Es solo cuando trabajamos por subsanar el dolor que nos aqueja, o que encontramos alguna manera en que este nos puede mejorar—ej., fortalecer nuestro control emocional, que este puede ayudarnos a evolucionar. Por lo tanto, lo mejor siempre será encontrar en todo dolor un significado o, de ser este menor—ej., te lesionaste levemente en el gimnasio, simplemente ignorarlo. En cualquier caso, date cuenta de que el dolor es un elemento esencial de la mejora personal.
Ultimadamente, lo importante aquí es identificar que la evolución está basada en el individuo, es personal, no tanto alineada con una ambición de “superioridad” como con una vivencia por la excelencia, no tanto basada en “ser el mejor” como en ser solo ser mejor. Todo dolor es personal, toda “carencia” es individual, el único que puede salvarte eres tú mismo. Esta es la raíz de la vida.
La excelencia es vida
Quien ignora el hecho de que el anhelo por evolucionar—la “voluntad de poder,” es el mayor impulsor y significado de la vida, jamás podrá experimentar lo que es vivir de verdad: excelencia —”Eudemonía.” Todos estamos aquí con el propósito principal de evolucionar tanto de manera colectiva como individual. Crecer es vivir. Vivir es crecer. Si no estás creciendo, no estás viviendo.
“Todo lo que es hecho por amor va más allá del bien y del mal”, como dijo Nietzsche, y no hay amor más importante y poderoso que aquel por uno mismo. La excelencia personal es importante para la sociedad, pero esta no es la meta principal, el objetivo primordial eres tu mismo, tu felicidad; y la mejor manera, potencialmente la única manera de encontrarla es, y siempre será, mediante la excelencia, ser lo mejor que puedes ser en todo momento y saberlo. Saber que no estás solo existiendo, sino viviendo tu verdad, tu potencial, dará un cambio radical a tu mentalidad, y con ello a la experiencia y resultados que obtengas en esta existencia terrenal y aquella venidera.
Conclusivamente, de cambio está hecha la vida, y la evolución es el significado primordial de la misma. Todos estamos aquí para evolucionar. Cuando estés perdido o deprimido, solo recuerda la razón de tu existencia—superación. Busca alguna manera de desarrollar tu excelencia particular, de desplegar tu potencial, de superarte en cualquier ámbito de vida seleccionado todos los días. Basa tu existencia en la excelencia, ya que la excelencia es evolución, y evolución es la vida misma.
16 comentarios en «Porque La Excelencia Debe Ser La Meta —Y No La Superioridad»
Excelente artículo Alejandro. Indudablemente, el que no evoluciona, pierde.
Gracias Angel
Exactamente.
Yo lo vería simplemente, como el que no evoluciona no vive.
Saludos y éxito.
Buen post, estoy tratando de buscar hacer lo mejor que pueda.
Me gustaría poder convertirme en un líder realmente.
Me he dado cuenta de algunas cosas por mejorar.
Cuando yo elaboro un trabajo tengo rachas de energia, es decir puedo ser energico un momento nomas y los demas momentos ya no puedo producir al mismo nivel, contrariamente a un conocido mio que tambien es muy bueno en lo que hace y aprendi de el bastante, en su caso es una persona que su racha de energia es mayor a la mia, el puede estar produciendo MEJOR y por MAS TIEMPO. Para lo que en el producto final del trabajo se tiene algo mejor que lo mio.
Mi capacidad para liderar y ser creible tambien tiene un punto negativo, soy una persona MUY BUENA, la gente hasta piensa que no puedo hacer daño ni a una abeja.
Muchos lideres son respetados también por su gran presencia.
Como puedo mejorar estos aspectos¿¿?
Hola Nahuel
Este articulo te puede ayudar.
Saludos y éxito.
Hola buen artículo, tengo un “problema”.
Es el siguiente , y es el único problema que tengo (por suerte)
Nunca he tenido sexo a mis 28 años. OJO eso no quiere decir que no tenga prospectos. Me da una ansiedad tremenda debido a mi edad y mi desempeño posible. Las mujeres seguro deben asumir que por lo menos algo debo saber hacer. Entonces para sacarme la ansiedad estoy considerando pagar alguna escort, para por lo menos saber “ cómo es”
Gracias Yulian
Yo preferiría no pagar si tienes el acceso. Al final es tu decisión.
No tiene nada de ciencia. Solo busca «mejores posiciones» en internet y listo.
Saludos y éxito.
Buenas.
El habito hace al maestro pero, no estoy consiguiendo el «to do correcto».
El puesto al que aspiro en una multinacional me desafía a saber
+Administración, ingles, inteligencia de negocios, marketing… etc. Tengo que hacer cursos todos los días técnicamente para que yo alcance mi potencial y pueda desenvolverme en uno de estos puestos de alto nivel en una empresa (también muy bien $$$$$) también voy al gym.
Es como que todos los días tengo que sobre-esforzarme y ser una «maquina»
Rutina: Trabajo – Gym – Cursos, libros (esfuerzo desde las 7 Am hasta las 8 de la noche) técnicamente.
Mi duda es como poder llevar toda esta responsabiidad en mis hombros sin rendirme, siento que es mucha.
Hacer rutinas diarias, semanales, mensuales? me di cuenta que para que el habito realmente perdure necesito ir checkeandolo constantemente por que luego me «olvido»
Tengo 28, no se si ayude en algo para un consejo(?)
Saludos 🙂
Ivan
Yo me preguntaría: vale la pena para mi?
Una vez te respondas esto actúa en consecuencia.
Otra cuestión es la priorización. De todas estas cosas que quieres selecciona las 2-3 mas importantes (ej., ascenso en carrera profesional) y enfócate en ellas por ahora, dejando todo lo demás como opcional, en plano secundario. Una vez lograda cualquiera de estas puedes agregar otra de la lista (siempre considerando que el gimnasio, así como el trabajo, son elementos no-negociables que deben estar en tu rutina de por vida).
Personalmente, no me parece demasiado trabajar «de 7 a 7», especialmente si solo es de lunes a viernes y si la meta a alcanzar vale la pena.
Ultimadamente, encuentra el camino o haz el camino. La respuesta la encontraras siempre y cuando no dejes de buscar.
Otra cosa, evita priorizar a las mujeres. Trabajo, gimnasio y aprendizaje van primero, siempre.
Saludos y éxito.
Buenas noches, igual habiendo leyendo el tema expuesto.
Por qué debería de esforzarme? Voy a tratar de explicarlo.
Por qué mandar mi informe que puedo enviar las informaciones y llegarán al receptor igualmente que hacerlo de una súper forma prolija? Quedarse más horas por lo mismo. Peor, a veces ni lo valoran o notan.
Por qué dar el 100% en el trabajo si hay muchas personas qué haciendo lo justo tienen la misma remuneración?
Es como un punto nihilista que tengo a veces del trabajo.
Lo sé, es mediocre probablemente pero como dicen lo demás es “avaricia”. Espero tu punto de vista
Saludos
Hola Ricardo
La respuesta es simple:
Porque tu sabes que lo hiciste.
Saludos y éxito.
Quiero tomar habitos de lectura, empece por este blog 🙂
Pero me aburre muchisimo a veces leer libros, me cuesta, imagino que la excelencia no se puede adquirir sin leer
Como puedo fomentar esto? te parece importante?
Yuli
Todos tenemos diferentes forma de aprendizaje.
Aunque es mi método preferido, no es necesario leer.
Puedes aprender mediante videos, podcasts, audiolibros, etc.
Con que sigas aprendiendo, no importa el método, vas por buen camino.
Saludos y éxito.
Buenos días
Tengo una duda respecto al perfil de trabajo que yo debería tener.
Soy una persona que es muy metódica, va por partes y así termina los trabajos. Me gustaría poder hacer varias cosas a la vez, ser dinámico estar aqui, allá pero me sale trabajar así pero siempre termino trabajando metódicamente, algunos lo consideran como que soy despacioso y no sé cómo corregir eso, no me sale natural que debo hacer ?
Hola Gilmar
Lo primero que debes hacer es identificar tu personalidad natural.
Esto te dará una mejor idea de a que actividades, y por lo tanto camino profesional, estas mas inclinado, y te funcionara mas.
Saludos y éxito.
Excelente artículo, llevo unos cuantos días leyendo los post. Definitívamente ayudas a realinear el sentido del hombre con la divinidad y la verdad del mundo. Todos tus consejos son además de prácticos, reales. Buscando la excelencia individual es la mejor forma de evolución que tienes.
Gracias Leslie
Asi es. Saludos.
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