Nota de Alex: Este es un articulo invitado escrito por Juan García.
Juan es alguien que, como buen Hombre Superior, gusta de la mejora personal y se encuentra en la interminable camino de la autorrealización—convertirse en su mejor version.
Como podrás ver a continuacion, Juan posee una gran habilidad para plasmar sus pensamientos en «papel» al escribir, por lo que recomiendo altamente sigas su blog, en cuyo podrás encontrar conocimiento relacionado con multiples areas del desarrollo humano.
Sin mas que agregar, te dejo con el articulo de Juan: «Las 6 mayores lecciones de la halterofilia.»
Las 6 mayores lecciones de la halterofilia
Aún recuerdo cuando entré por primera vez en el gimnasio donde practico halterofilia. Estaba de vacaciones y me había llamado la atención su aspecto desde el exterior, así que entré a preguntar qué hacían allí. Me pareció interesante y me apunté a probar, y acabé enganchado.
Aunque es un deporte poco conocido, cada vez está creciendo más. Consiste en la realización de dos levantamientos: la arrancada (o snatch en inglés) y el dos tiempos (clean & jerk). El objetivo, como puedes suponer, es levantar el máximo peso posible.
Es un deporte único. Por un lado, cuando vas a levantar, tienes que pensar en hacerlo con potencia y fuerza. Pero a la vez, debes centrarte en la técnica, llevar la barra por donde debe ir, porque si no lo haces será mucho más difícil completar el levantamiento.
Esto hace que sea un deporte mental, técnico y físico a la vez.
Al ser un deporte muy técnico, es muy diferente a hacer solo sentadilla y peso muerto. Si además compites (como es mi caso) aprendes ciertas lecciones que no aprenderías de otra forma.
Estas tienen una sorprendente aplicación a la vida diaria. Por eso le pedí a Alex escribir este artículo. Quería compartir cuáles son estas lecciones, y si es posible, animar a algún lector a practicar este deporte tan fantástico. Comencemos con la primera de las 6 mayores lecciones de la halterofilia.
Maestría
La halterofilia ha sido lo que me ha permitido experimentar el camino hacia la maestría por primera vez. Muchas de sus partes, como el kaizen, del que hablaré más abajo, los he comprendido gracias a practicar este deporte.
La arrancada es uno de los movimientos olímpicos más complicados de realizar. Requiere una coordinación total y absoluta, y es casi imposible hacerla perfecta. Siempre hay ligeras sutilezas que se pueden mejorar. Siempre puedes llevar la barra más pegada, siempre puedes estirarte más, siempre puedes entrar más rápido.
Cada día hay que trabajar para hacerla mejor. Unas veces sientes que estás mejorando, y luego estás un tiempo estancado o incluso retrocedes en el camino hacia la perfección.
Buena muestra de esta dificultad, es que si ves a atletas de clase mundial realizar este levantamiento, la mayoría no lo hacen perfecto. Se acercan mucho a ello, pero es rara la perfección.
La mejor herramienta es la práctica deliberada. Repetir y repetir de manera concentrada los levantamientos, día tras día, intentando hacerlo siempre lo mejor posible.
Evidentemente, buscar la maestría en este campo me ayuda a lograrla en otros. Hay ciertos componentes que son universales, como el kaizen o mejora constante.
Mejora constante
El principio del kaizen. Estamos siempre a la búsqueda de la solución rápida. Esa dieta que nos hará perder 10 kg en un mes, ese programa de entrenamiento que nos hará parecer un culturista en pocas semanas, ese curso online que cambiará nuestras vidas para siempre, esa lista de trucos para ser más exitoso.
Pero con la halterofilia no hay atajos. La única manera de mejorar es poco a poco. Al manejar pesos más pequeños, cuando superas tu anterior récord lo haces por pocos kilos, normalmente uno o dos. Y a veces, a pesar de poner mucho esfuerzo, ni siquiera mejoras.
Esto puede ser frustrante. No es hasta que echas la vista atrás, no unas semanas ni un mes, sino un año, que te das cuenta de toda la mejora que has hecho. Pesos que antes estaban en tu límite ahora son casi rutinarios.
Esta es la idea. Pensar en mejorar un poquito cada día, no buscar enormes mejoras de un día para otro. Subestimamos la mejora diaria.
Muchos aspectos en nuestras propias vidas se benefician de esta mentalidad. En vez de hacer grandes cambios, buscar ser mejor cada día. Al cabo de mucho tiempo, estas pequeñas mejoras se acumulan y suponen una gran mejora respecto a lo anterior.
¿Algunos ejemplos? Las relaciones personales. En vez de tratar de mejorarlas de golpe, hacerlo poco a poco. Ser cada día un poco más amable, ayudar un poco más a nuestros amigos, aprender a comunicar mejor. El impacto no se notará en un día, ni en dos, ni en una semana. Pero cuando echemos la vista atrás, veremos que han mejorado enormemente.
Otro ejemplo es la alimentación. Si quieres comer mejor pero hoy en día te alimentas a base de productos precocinados, empieza eliminando lo más nocivo (al estilo de la via negativa) y luego poco a poco añade productos que sí sean saludables.
Y, por último, el objetivo de este blog. Lograr ser un hombre superior. Es imposible conseguir esto de un día para otro, decidir cambiar y actuar como el hombre que queremos ser. Pero sí es posible acercarnos cada día un poco más a este ideal.
“La mayoría de la gente sobreestima lo que puede hacer en un día y subestima lo que puede hacer en un mes. Sobreestimamos lo que podemos hacer en un año, y subestimamos lo que podemos lograr en una década.”
—Matthew Kelly
El esfuerzo es lo que da sentido a la vida
Buscamos el camino fácil, cómodo, sin esfuerzo. En parte es por nuestra naturaleza humana, y en parte por la manera imperante de pensar en nuestra sociedad.
Pero la halterofilia no permite escaquearse. Hay un entrenamiento programado, y cuando es duro hay que hacerlo igual. Lo curioso es que justamente en estos días duros es cuando más satisfacción siento después.
El esfuerzo es algo muy satisfactorio, estamos hecho para ello. Esto ya lo comentaba Alex en este genial artículo.
A veces tengo dudas. Me apetece tomar el camino fácil, salir de fiesta, relajarme, descansar. No digo que no haya que actuar así en determinados momentos, pero no en la mayoría. Parece que la mayor parte de las personas viven para el ocio.
“¿Es tu propósito en la vida estar cómodo y no esforzarse por nada? ¿Naciste para hacer solo las cosas fáciles?”
—Marco Aurelio
Me resulta útil pensar en mi muerte (memento mori). Esto es algo que ya proponían los estoicos, y aunque puede parecer macabro, no lo es. Sé que cuando llegue al final de mi vida no recordaré los momentos de descanso y entretenimiento superfluo, sino aquellos en los que di lo mejor de mí para lograr algo.
Pensar en la muerte nos puede ayudar a tener más claridad y analizar esas cosas de las que algún día nos alegraremos de haber hecho, mientras que otras desaparecerán para siempre y no tendrán importancia… como mis emociones.
Mis emociones no importan
Desde todos los lados nos transmiten la importancia de estar en “contacto” con nuestras emociones. En consecuencia, sobrestimamos su importancia y dejamos que nos dominen.
Muchas de estas emociones tienen su origen en el Paleolítico. En concreto, la pereza para hacer ejercicio es totalmente lógica si pensamos en este contexto. Nuestro cerebro está diseñado para ahorrar energía.
Creo que a todos nos pasa. Por mucho que nos guste entrenar, hay días que simplemente no apetece. En esos días, ¿qué hacer?
Aproximadamente el 25% de los días no me apetece entrenar. Aun así, ¿sabes cuántos días he hecho caso a este sentimiento y no ido a entrenar?
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Cuando entrenaba por mi cuenta, intentaba batallar con mi mente. Convencerme a mí mismo que tenía que ir, era mi obligación y por tanto debía hacerlo. Buscaba motivación. El problema es que no siempre funcionaba.
“Es muy simple en realidad: si dices que vas a hacer algo, hazlo.”
—Epicteto
Cuando empecé a hacer halterofilia, me di cuenta de que no podía saltarme entrenamientos a la ligera. Hay un entrenamiento programado para cada día y no se puede saltar, así como así.
Cambié el chip y dejé de negociar con mi cerebro. Si me da pereza ir, no intento autoconvencerme de hacerlo. Voy y ya está. Aunque no me apetezca, puedo ir igualmente.
El momento en el que entiendes esto es mágico. No tienes que sentirte de cierta manera para hacer algo que debes.
Lo bueno de esta lección es que se puede aplicar a un montón de áreas más, no solo en el entrenar. Por ejemplo, cuando tengo que estudiar y no me apetece no lucho con mi mente para convencerme. Lo hago y ya está.
Lo que ocurre a menudo es probable que también lo conozcas. Cuando no te apetece nada entrenar, pero aun así vas, empiezas reticente. Pero poco a poco vas entrando en calor y para cuando has empezado las primeras series ya estás motivado a continuar hasta el final. Saber que esto va a suceder también es útil para poder desarrollar esta disciplina de no escuchar a tus emociones si no es necesario.
¡Tus acciones influyen en tus emociones! Lo que hagas va a influir en cómo te sientas. Por eso, es mejor actuar sin que tus emociones acompañen, porque al final lo acabarán haciendo.
Desarrollar una mente fuerte
Vivimos en la sociedad que huye de lo difícil. Se promueve la comodidad, el conformismo, lo que no requiere esfuerzo. Un hombre puede estar toda su vida sin enfrentarse a grandes retos. No si haces halterofilia.
Aunque no se vea si no la has practicado nunca, la halterofilia tiene un gran componente mental. El momento en el que sales a la tarima a hacer tu levantamiento es único. Mil pensamientos pasan por tu cabeza: ¿Seré suficientemente fuerte? ¿Qué pasa si fallo?
Observa a los atletas profesionales en cualquier competición y observa su cara de concentración. En el momento en el que subes a la tarima, solo existe la barra. Tus preocupaciones, deseos, miedos deben desaparecer para concentrarte en la tarea delante de ti.
El levantamiento es solo un instante, pero en ese instante se concentran meses y meses de entrenamiento. Si tu concentración desaparece, o si dudas de ti mismo, no vas a poder hacerlo.
Aunque he intentado transmitir lo que se siente en ese instante, es complicado transmitir esa sensación única.
Además, creo que es un sentimiento diferente a hacer un levantamiento máximo en otro tipo de levantamiento como la sentadilla o el peso muerto.
En estos tu concentración tiene que estar toda en aplicar la máxima fuerza posible. Pero en halterofilia, tu cerebro tiene que estar dividido en dos.
Una parte debe estar centrada en dar la máxima potencia/fuerza. La otra debe centrarse en la técnica, en que la barra vaya justamente por su sitio, porque si no toda la fuerza del mundo no logrará completar el levantamiento.
Por tanto, requiere mucha más concentración. La parte positiva es que hace que sea más fácil entrar en estado de flujo.
El estado de flujo es fantástico
Al requerir tanta concentración, la halterofilia es una oportunidad fantástica para entrar en este estado. Si no lo conoces, puedes ver este artículo de Alex en el que habla de él.
Sí, la halterofilia permite entrar en ese lugar mágico de flujo. En él, todas las preocupaciones desaparecen, todo pensamiento que no esté relacionado con la actividad en cuestión es eliminado.
Pocas cosas hay más satisfactorias que entrar en él. Lo bueno es que interiorizar los principios me ha ayudado a facilitar entrar en este estado en muchos otros momentos. Estudiando, caminando, incluso teniendo una conversación, son oportunidades perfectas para alcanzarlo.
Conclusiones
Como has visto, la halterofilia está muy alineada con los objetivos de masculinidad transmitidos en este blog. Si te pica la curiosidad y quieres probarla, ¡ánimo! Seguro que no te arrepentirás.
Cualquier duda o idea que quieras compartir, déjala en los comentarios y estaré encantado de responderla.
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5 comentarios en «Las 6 Mayores Lecciones De La Halterofilia»
Impresionante, de todas maneras levantar tales pesos y con la mejor técnica posible, si que vas a desarrollar un poder de concentración muy bueno como mínimo. Lo que se puede transferir de este deporte como también de otros a demás áreas de la vida hace que valga la pena entrenarse y no fallar a cada sesión de entrenamiento. Al igual que tú, antes batallaba con mi mente por ir a entrenar cuando no tenía ganas, luego hice un compromiso conmigo mismo de no fallar más a una sesión y bueno ahora solo voy a entrenar y ya… Saludos muy buen artículo.
Gracias Damián, me alegro de que te haya gustado el artículo.
Hola Alex buen día:
A medida que aumento el peso de peso muerto siento molestia, tengo varias semanas tratando de mejorar las técnicas, es un excelente ejercicio, sin embargo me está costando x el peso y hay dolor en la espalda baja, que ya me está preocupando habrá alguna manera de sustituirlo, me parece que es único, o por favor tendrías algun tip que permita hacerlo mejor, o podría cambiarlo? Me gusta puesto que es de mucha fuerza, el peso sumo, o otro sería alguna alternativa..? gracias
El ejercicio nunca es el problema, sino la técnica.
Por el momento, y hasta que puedas hacerlo sin molestia, sustitúyelo por una de sus variantes que no te moleste la espalda – sumo es buena opción.
Saludos y éxito.
Muchas gracias como siempre Alex, seguire viendo la técnica..
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