Al día de hoy, vivimos en mundo emasculado mayormente dominado por la desinformación y la debilidad, donde la masculinidad ha sido relegada a, en el mejor de los casos, algo “opcional.” Por si esto fuera poco, las metas de vida de mediocridad y conformismo, es decir “felicidad”—siendo esta definida como “placer, relajación, y/o comodidad;” han anulado aquellas de éxito, honor, conquista, y gloria; en otras palabras, satisfacción con la vida—logro.
Lo que esto ha desencadenado es en una sociedad aparentemente contenta, pero realmente insatisfecha, particularmente en el sector masculino de esta. Esta sociedad moderna, en su mayoría, basa su vida en comodidad en lugar de superación, en hacer lo que es más “fácil” en lugar de hacer lo que es lo correcto—lo mejor. Esta búsqueda constante de gratificación instantánea sobre la satisfacción duradera ha derivado en una mayoría de hombres frustrados, deprimidos y sin dirección aún y teniendo una inmensidad de poder su disposición: energía masculina.
Podrá no gustarle esto a muchas personas—lo cual no logro entender, pero la masculinidad ha sido, es, y será, la mayor fuerza de desarrollo de nuestra sociedad, esto, tanto en el aspecto económico como cultural. Si seguimos así, si no fomentamos la masculinidad en lugar de atacarla, la evolución de la humanidad, al menos en cuanto al lado material, se verá ampliamente socavada o, por lo menos, no maximizada. La masculinidad no es “tóxica,” sino algo esencial para la sociedad de ser bien aplicada.
Aunado a esto, debido a las estrategias de los medios masivos de comunicación en cuyos existe una preferencia por la opinión “que nos hace sentir mejor” en lugar de la realidad que es la verdad, en redes sociales es común que se nos olvide que, aunque la aparente evidencia del día a día no nos lo comunique de manera efectiva, todo en el mundo, o al menos en su mayoría, es guerra. Batallamos constantemente, contra nosotros mismos o contra otros, sin darnos siquiera cuenta, y creyendo que todo es “miel sobre hojuelas,” cuando en realidad no lo es—o no debería.
Naturaleza masculina
En cuanto a la masculinidad, primero tenemos que entender que esta proviene mayormente de fuentes biológicas y no de aquellas sociales o culturales como el feminismo e igualitarismo suele proponer. Desde su nacimiento, además de las diferencias evidentes en cuanto al sistema reproductivo, el niño suele poseer fortalezas, inclinaciones, y habilidades distintas a las de una niña, y esto lo podemos observar todos si es que no tratamos de influir sus preferencias naturales—como suele hacerse hoy en día.
Aunado a esto, al entrar la adolescencia, debido a la introducción de un diferente cóctel hormonal, empiezan a ampliarse las diferencias, tanto físicas como mentales, entre hombres y mujeres, a punto tal, que ciertas cosas que pudieron haberlos unido en la niñez los comienzan a separar o viceversa—ej., el niño que pudo haber despreciado a una mujer en su niñez, con la entrada de la adolescencia, la comienza a “querer.”
Caso en punto, la masculinidad no es una indoctrinación socio-cultural, sino una diferencia biológica entre hombres y mujeres. Más importante, es esta diferencia en sí, y no “opiniones” o “perspectivas” sociales, la que primariamente nos categoriza como hombres y mujeres respectivamente. Un hombre no elige ser hombre, un hombre está destinado a ser hombre, y tener inclinaciones de hombre, desde su nacimiento si este es saludable—lo mismo con la mujer.
Asimismo, no existe “masculinidad tóxica” ni “masculinidad positiva,” solo existe la masculinidad. Como esta se utilice, para el “bien” o para el “mal” dependerá del individuo en particular. Aquí es donde, efectivamente, la indoctrinación socio-cultural tiene cabida. La enseñanza social no puede tener afectación directa sobre el continuo masculinidad-feminidad, pero definitivamente lo tiene en como estas polaridades sexuales son empleadas, o si son o no empoderadas.
Para poder ilustrar de mejor manera el concepto, tenemos que ver cómo la naturaleza masculina suele expresarse durante la vida del hombre mediante ciertas etapas fundamentales, cuyas aunque pueden tomar lugar en distintos periodos vida para un hombre particular, en su mayoría se expresan, en tiempo y forma, como se muestra. Existen 4 etapas en la vida masculina.
4 etapas de vida
Las 4 etapas de la vida del hombre son, casualmente, muy parecidas a aquellas de la historia de cualquier cuento interesante—introducción, desarrollo, clímax, y desenlace. De estas, cada una tiene su lugar. Cada etapa tiene su periodo en la que tiene que estar presente e, idealmente ser explotada para poder experimentar al máximo de su capacidad. No obstante, esto no siempre sucede, y es aquí donde comienzan los problemas—particularmente aquellos de personalidad.
Desafortunadamente, es común que hombres se quedan estancados en una etapa, lo cual, les bloquea el paso hacia la siguiente. El síndrome de “peter pan”—niño que no quiere pasar a la adultez—y la “crisis de los cuarenta”—adulto que no quiere pasar a la madurez, son claros ejemplos de de este tipo de situación.
Lo importante es identificar en qué etapa te encuentras y “exprimirla,”de manera tal que estés listo para pasar a la siguiente sin arrepentimientos ni remordimientos. Contrariamente, tampoco es bueno que trates de adelantarte y pasar a la siguiente etapa sin estar lo suficientemente preparado para experimentarla—el clásico caso del niño al que le urge ser adulto. Lo ideal, es experimentar al máximo cada etapa en su correspondiente tiempo y lugar—no antes, no después, no de menos, no de mas.
Cabe recalcar que estas son las etapas de vida masculina. Las mujeres, por lo general, maduran sexualmente más rápido que los hombres y, por ende, están listas para la adultez y “madurez”—siendo esta definida como la cúspide de su vida—antes que el hombre. En otras palabras, la mujer entra a su periodo “clímax” en sus 20s—o, aunque no le guste a las feministas, debería; mientras que un hombre lo hace hasta bien entrado en sus 30s e, inclusive, comúnmente hasta sus 40s, lo cual significa una diferencia de edad de 10-20 años generalmente. Lo que significa que, si no había quedado suficientemente claro, estas etapas aplican para el hombre únicamente.
Etapa del niño
Edad: 0-25 años
Período: Infancia
Sección: Introducción
Temática: Aprendizaje y descubrimiento
La primera etapa, como todos sabemos, es la etapa del niño. En esta etapa inicial, el hombre es introducido al universo. De esta etapa nace el arquetipo Jungiano del “niño divino,” cuyo representa esa pureza de energía y sentido de maravilla tan característicos de la niñez. El niño significa vida, esperanza, y creatividad. El niño es futuro potencial.
En esta fase somos dependientes, al no poder sostenernos a nosotros mismos. Vivimos y nos desarrollamos mayormente gracias a la intervención externa. El mundo nos moldea en lugar de nosotros poder moldear el mundo. Esta es la única parte de la vida en la que no podemos hacernos responsables de nuestra persona y lo que nos pasa al depender de otros—al menos no del todo. Es por esto que la culpa de un niño “malcriado” jamás puede ser del niño en sí, sino de los padres—de quienes el niño depende y a quienes sigue.
Aquí el hombre está más interesado en descubrir el mundo que a sí mismo. Todo le es nuevo, todo le es es diferente, todo le es mágico. Las preocupaciones son escasas, y lo que más le atañe es la curiosidad que le motiva al descubrimiento—¿que es esto que estoy experimentando?
No obstante, pasando la etapa inicial de los 0-15 años, en donde la dependencia era algo dado por sentado, las hormonas masculinas comienzan a entrar en acción, cuyo deriva en que el niño comience a identificarse como “rebelde” al comenzar su transición de la niñez a la adultez.
En este segundo periodo de la niñez, el niño comienza a cambiar su anhelo de conocer al mundo hacia aquel de conocerse a sí mismo: su sexualidad, sus inclinaciones, sus talentos, su libertad. A esta etapa secundaria de la niñez le llamamos adolescencia, y es por todos conocida como una de las más disruptivas al ser esta en la que cambia todo nuestra perspectiva de la vida—o debería. Pasamos de ver al mundo como algo seguro y de lo que podemos depender—ilusión, a verlo como algo que tenemos que explorar y formar, aunado a que de él nos tenemos que cuidar—realidad.
En esta etapa el niño descubre que no tiene que estar atenido a los deseos y órdenes de los demás y, por ende, tiene la capacidad de imponer su propia voluntad en el mundo que le rodea. Es por esto que el niño vuelca su interés así sí mismo y sus deseos en lugar de el de los demás.
Irónicamente, es en esta etapa donde entran los “estudios”—la escuela, cuyos en su mayoría, tratan de “domar” la energía descontrolada mayormente sexual de este etapa particular, la cual, en lugar de ser aprovechada para explorar y experimentar—viajar, probar distintas artes/deportes, seguir sus inclinaciones, fomentar sus fortalezas, interactuar de manera segura con el sexo opuesto, etc.; es mayormente derrochada—en fiesta, masturbacion, videojuegos, estudio de cosas que no le interesan, etc.
En este nivel el enojo y el deseo reinan, de cuyas emociones emana la innata rebeldía asociada con esta etapa secundaria de la infancia. El “rockstar” (estrella de rock) es una muy buena representación de este escalón de evolución—quiere “pasarla de fiesta todo la noche.”
En cuanto a relaciones intergénero, aquí es donde las primeras “rupturas de corazón” suceden, ya sea hacia el o por el—dependiendo de la atractividad, personalidad, y educación previa del niño. Aunado a esto, debido a los múltiples cambios físicos y hormonales de esta transición, generalmente así también lo hace su carácter y personalidad, a punto tal, de que esta nueva identidad puede definirlo de por vida—o al menos gran parte de ella.
Contrario a la etapa primaria del niño, en cuya éste mayormente es inexistente, en la secundaria—la del rebelde, el hombre comienza a formar el ego, por lo que la opinión de los demás y la de él mismo comienza a tomar mayor importancia—ahora lo que haga o diga tiene una mayor relevancia por la afectación social en que esto pudiera derivar. Irónicamente, son los niños que evitan tomar esta postura, que se mantienen como niños en lugar de “crecer” y se mueven por sus propios intereses en lugar de querer “quedar bien,” los que son los más estimados y seguidos—particularmente por el sector femenino.
Idealmente, durante esta etapa, mayormente para conocerse a su mundo alrededor, pero más importante, así mismo, el hombre puede hacer “lo que quiera.” Esto, mayormente por el hecho de que es aquí que la protección de sus padres y su ansiedad por libertad se alinean, pero también debido a que, generalmente, hasta los 20 años, es muy difícil que el hombre haga un error que le marque de por vida—con sus contadas excepciones claro está. Siempre y cuando se utilice un poco de sentido común en cuanto a prudencia—no tener hijos, no volverse alcohólico/drogadicto, no endeudarse, no cometer un crimen grave, etc.; las opciones están abiertas para experimentar sin mirar atrás como preparación para la siguiente etapa, cuya es la central del hombre en cuanto a masculinidad.
Etapa del guerrero
Edad: 25-45 años
Período: Adultez
Sección: Desarrollo
Temática: Pruebas y superación
Habiendo pasada la etapa del niño, comienza la fase más decisiva y crucial de la vida de un hombre: la etapa del guerrero. Esta etapa es la definitoria de la existencia del hombre, al ser el núcleo de la misma, alrededor de la cual, todas las demás rondan. La niñez es la preparación para esta fase y las etapas consecutivas son una consecuencia de esta.
Es por esto que podríamos considerar a la etapa del guerrero como la “prueba de fuego,” cuya, primariamente, implica la separación del lado materno. Asimismo, es aquí en donde el hombre desarrolla, o debería desarrollar, sus mayores virtudes y características distintivas. En esta fase, el hombre, mayormente por cuestiones de origen hormonal, posee la mayor energía, ambición, y potencial en general que jamás ha experimentado o podrá volver a experimentar. Esta es realmente la década definitoria. Aquí es donde el niño se convierte en hombre—o no.
Viniendo de la etapa previa, si todo salió relativamente “normal,” el hombre se siente capaz de imponer en el mundo su propia voluntad. Todo un mundo de posibilidades, pero también de retos y pruebas, se abren ante sus ojos. Lo que puede visualizar lo puede lograr. En este nivel el enfoque es el desarrollo de su potencial físico, mental, económico, y social. En este punto todo el potencial y vitalidad de un hombre se enfrentan al mayor reto de su vida al ser este el que determinara la razón de su existencia en la tierra.
En este nivel son el orgullo y el coraje los sentimientos que más se presentan y que motivan al hombre a mejorar para poder alcanzar y desplegar su mayor capacidad. Aquí el ego, y su desarrollo, es lo que más importa y, de hecho, es lo que le motiva al éxito en mayor medida. Aquí es donde las carreras se cristalizan, imperios son construidos, teorías son desarrolladas, y el significado de la vida es encontrado. Esta es, para el hombre, la etapa central de su desarrollo personal.
Asimismo, en esta fase pasamos de, en lugar de depender de los demás, a tener personas de las que dependen de nosotros. Este es un cambio sustancial, ya que pasamos de necesitar a otras personas para siquiera sobrevivir, a tener otras personas necesitando de nosotros, si aún no todavía para sobrevivir, si para obtener otras cosas que desean—conocimiento, servicios, productos, etc. Pasamos de ser mayormente un consumidor, a ser mayormente un productor—la mayor distinción entre el niño y la mujer en comparación con el hombre masculino.
Por otro lado, es aquel hombre que no acepta el reto, no puede superarlo, o simplemente prefiere quedarse batallando con este, y no puede pasar a la siguiente etapa quedando en esta “atascado, esto mayormente debido a no tener la mentalidad adecuada, quien luego presenta la famosa “crisis de los 40s,” sin poder determinar el “porqué.” De nuevo, cada etapa tiene su tiempo, y por más satisfactoria que esta sea, para poder experimentar completamente la vida masculina, uno tiene que saber que tanto y hasta cuando debe quedarse en cada una—incluyendo la del guerrero.
Es por esto que es necesario, si, adentrarse en la etapa del guerrero, los “años dorados,” con toda la intensidad necesaria para aprovecharla y disfrutarla, pero también saber cuando esta debe acabar y pasar a la siguiente, en cuya en lugar de batallar y superar enfáticamente, es el reinado el que debe tomar prioridad.
Etapa del rey
Edad: 45-65 años
Período: Madurez
Sección: Clímax
Temática: Abundancia y provisión
Idealmente, si el hombre realmente se ha puesto a trabajar en la etapa anterior como debiera, en esta se ha convertido en lo que nació para ser. Esta es la fase en la que ha alcanzado mayormente la excelencia en su profesión. Ahora, su tarea es emplear las habilidades, conocimientos, y fortalezas ganadas en la etapa pasada para proveer a los demás—su familia, su negocio, su carrera.
En la etapa del rey el hombre comienza a transferir su perspectiva de una de guerra y conquista, hacia una de legado y sabiduría. Ahora ha pasado a una posición desde donde en lugar de “recibir las órdenes” generalmente las da y, así, sigue desarrollándose como a través de toda la vida, pero su enfoque primario está ya no tanto en la construcción de sí mismo, sino en la provisión al mundo.
En esta fase, contrario a las 2 previas, si lo hicimos bien en la etapa del guerrero, se puede alcanzar la libertad total, al no tener personas que dependan de nosotros, y mucho menos depender de los demás, o al menos no al nivel que los hicimos en la etapa previa. Es cierto que podemos tener una familia dependiendo de nuestros recursos, por ejemplo, pero estos no dependeran ya de nuestro desempeño de haber construido los cimientos económicos necesarios en el periodo pasado. En otras palabras, lo que construimos en nuestros años dorados cuidara de las personas que nos importan sin necesidad de estar siempre a su lado o trabajando.
Asimismo, es una reacción natural de la sociedad el “no tomar en serio” a cualquier hombre por debajo de los 35 años de edad, particularmente en materias relacionadas con el comandar. Y es que es mucho más práctico y eficiente que un hombre que ya se ha desarrollado a sí mismo, o que lo hecho mayormente, sea capaz de fomentar el desarrollo en los demás comparado con alguien que no lo ha podido lograr todavía en primer lugar. Es por esto que en esta etapa el hombre “reina,” y es reconocido por la sociedad como tal, al grado que todo lo que un hombre hace antes de llegar a esta edad es mayormente irrelevante para la sociedad en general.
En esta etapa es cuando generalmente los hombres comienzan a interactuar a aceptar plenamente lo que son, en donde la vida de “lucha” constante por “ser el mejor” característica de la etapa del guerrero, pasa a ser una en que la existencia se desenvuelve de manera fluida y tranquila—todo pasa como por “arte de magia.” Lo que sucede parece como si “estuviera escrito”— todo “fluye” como debiese. Aquí el hombre se encuentra con “su destino”—se alinea con el “todo.”
Debido a la tranquilidad provista por una vida con la que se fluye, en lugar de estar en contra, en este escalón son más prominentes los comportamientos de aceptación y racionalidad, cuyos permiten tomar las decisiones adecuadas y en el preciso momento. La calidad de criterio es elevada debido al desarrollo personal en años previos. La mayor distinción de esta etapa con respecto a las demás, es que en esta la vitalidad y sabiduría se juntan, lo que la convierten en una ideal para liderar.
Etapa del maestro
Edad: 65+ años
Período: Vejez
Sección: Desenlace
Temática: Enseñanza y reflexión
La última etapa de la vida masculina, es la del maestro. En esta etapa el hombre deja el puesto de producción de manera activa y se vuelca a la enseñanza de lo aprendido a través de su vida mediante escritos, pláticas públicas, o la mentoría. Aquí es donde en el hombre se proyecta el arquetipo junguiano del “viejo sabio.” Similarmente, en esta fase comienza lo que Carl Jung denomina como “el atardecer de la vida.”
Utilizando la analogía del paso del Sol a través del cielo desde la mañana hasta la noche. La juventud es la mañana, el mediodía corresponde a la mitad de la vida, y la noche es la vejez. La sexta y séptima décadas de la vida ven la energía de la vida decrecer, al igual que el calor del Sol disminuye a medida que se esconde en el cielo.
Asimismo, en el maestro, similar al niño, el ego comienza a perder prioridad, a disolverse—ya casi no importa lo que piensen los demás, por lo que el amor y la paz son los estados primordiales de esta etapa final. Uno ha vivido, experimentado, aprendido, y creado. Ya no hay necesidad de probar nada a la sociedad ni a sí mismo. El hombre ha conquistado y ha reinado. Ahora es tiempo de enseñar el “cómo” de lo que en su vida ha alcanzado para hacer eco en el mundo con su legado.
Similarmente, como retorno al tema del niño, de llegar a esta fase, muy probable volveremos a depender de los demás al no poder cuidar de nosotros mismos a partir de cierta avanzada edad. En otros términos, la etapa del maestro es como cerrar el ciclo volviendo a ser niño, solamente que pasamos de, en lugar de primariamente aprender de los demás, ahora a enseñar.
El llamado del héroe: de niño a hombre
En este artículo, debido a ser este el período definitorio y más importante de la vida del hombre masculino, nos enfocaremos exclusivamente en la etapa del guerrero—la adultez, a cuyo periodo Joseph Campbell define como el “periplo del héroe” en su afamado libro “el héroe de las mil cara.” Esto, porque es aquí, en la adultez, donde nace la diferencia entre niños y hombres, donde se siembra el núcleo de la razón de lo masculino. Es aquí en donde la vida y legado de un hombre son determinados.
Ciertamente los conceptos que veremos en esta ocasión aplican para todas las etapas del hombre en cierta medida, no obstante, es en esta etapa central, en cuya se mergen de manera momentánea energía, potencial, creatividad, y experiencia, que toman una mayor intensidad y prioridad.
Todo hombre joven, quiere 4 cosas: misión, conquista, pertenencia y gloria. Bueno pues, bien desarrollado, sólo existe una cosa que puede cubrir estos 4 rubros al mismo tiempo: el camino del guerrero. Sin embargo, de no estar estos anhelos bien direccionados esto puede derivar en tanto en sádico como en un criminal—y su consecuente infelicidad.
Es debido a esto que, una vez el llamado del héroe ha tomado lugar, el hombre tiene que estar estar preparado para todo lo que pueda presentarse en el sendero, aún más importante, para saber cual camino tomar. Si, es importante aprender a desplegar nuestra masculinidad, particularmente en esta era moderna cargada hacia la feminidad, pero también lo es el aprender el cómo saberla mejor direccionar si se quiere experimentar un nuevo nivel de felicidad, libertad, confianza, y poder. Esta es la diferencia entre el guerrero común y el guerrero en plenitud.
El guerrero en plenitud
El guerrero en plenitud es aquel que no solo pelea por su propio beneficio, sino aquel que pelea por el beneficio del colectivo. Este tipo de guerrero tiene un propósito más grande que el mismo por el que vale la pena pelear, y el objetivo de su batallar no esta atado puramente a su beneficio personal. La mayor característica del guerrero es el sacrificio; siendo una de sus más contemporáneas formas, el altruismo.
Antiguamente, el altruismo había sido definido como la aceptación de sacrificio por los demás, a punto tal, de ignorar el bienestar personal. No obstante, modernamente, gracias mayormente al capitalismo, en términos de heroísmo esto ha dejado de ser una necesidad. Ahora alguien puede ser considerado héroe en escenarios ganar-ganar. Caso más claro, el emprendedurismo.
El emprendedurismo involucra la creación de valor a los demás mediante la provisión de productos o prestación de servicios. Debido a que el emprendedurismo bien ejercido puede ser categorizado fácilmente como altruismo—estás proveyendo valor a los demás, el emprendedor puede ser considerado como el mayor ejemplo del guerrero moderno—en cuya era la guerra ha dejado de ser una comunalidad. Por supuesto, este no es el único caso, y otros ejemplos de guerreros modernos son vastos.
El vendedor que le dice la verdad a su prospecto, el jefe que trata a su empleados respetuosamente y como un fin en sí mismo—no como un medio para un fin, el restaurantero que sirve la mejor comida y de la manera más limpia aunque “nadie lo vea,” el policía que ejerce la fuerza de manera correcta y honesta, el político que utiliza su poder por el beneficio de los demás como fue prometido antes de ser elegido, y muchos más casos como estos pueden verse como ejemplos de guerreros modernos. Todos podemos ser guerreros en nuestra vida todos los días.
Cada vez que optas por hacer lo correcto en lugar de afectar a los demás por tu propio beneficio, estas siendo un guerrero pleno. Al hacer esto estás batallando contra tu propio impulso de supervivencia a costa de los demás. El camino del guerrero no necesariamente está compuesto de un par de magníficos logros, sino que puede ser representado por múltiples pequeños actos de coraje, justicia, honestidad, y generosidad. Y si, esto no es fácil, pero por eso eres un guerrero.
No obstante, todo tipo de guerrero puede irse al extremo ya sea de logro o de altruismo. En cuyo cualquiera de estos casos, se presenta la sombra del guerrero.
Las sombras del guerrero
No todo es “miel sobre hojuelas” en cuanto a seguir el camino del guerrero. Como todo en la vida además de existir el exceso, también se encuentra la posibilidad de emplear todas las características del guerrero de manera negativa. Cuando esto sucede es que se presenta el lado opuesto del guerrero, o lo que es lo mismo, su sombra.
Como es mencionado en el libro de Robert Moore y Douglas Gillette «King, Warrior, Magician, Lover» («Rey, Guerrero, Mago, Amante»); en el caso del guerrero, la sombra puede presentarse en 2 formas, una pasiva y una activa. La pasiva se plasma en el masoquista. La activa la vemos evidente en el sádico.
El Masoquista
En la forma pasiva de la sombra del guerrero, este toma el sufrimiento como un fin en sí mismo en lugar de un medio para un fin. En ejemplos modernos, es el hombre que levanta pesas solo para sentir el dolor de hacerlo, es el hombre que se mantiene en una relación disfuncional solo por el doloroso drama que esta le proporciona, es aquel hombre que se mantienen en una carrera que detesta sin una estrategia de salida de esta.
El masoquista, en lugar de aceptar el dolor como una parte del proceso de crecimiento, comienza a amarlo y a buscarlo, no como un método para crecer, sino porque ya le gusta sufrir. El masoquista opaca todas sus capacidades guerreras. El peligro está en que, el llevar esta sombra del guerrero hasta sus últimas consecuencias, significa solo una cosa: autodestrucción.
De todas las posibles permutaciones del guerrero, la del masoquista, al ser la más “pasiva,” es también la más cómoda y conocida. Es más fácil permanecer en una situación que te hace sufrir y que no te aporta nada, aun y sabiendo la manera de escapar, que el aventurarse en la nueva e incómoda forma de salida. Es más fácil mantenerse estancado en una situación “difícil” que actuar. Es más fácil acobardarse y resignarse, que envalentonarse y atacar.
La única manera de escapar del sadomasoquismo, es la de reconocer que el dolor, aunque una parte importante de la vida, no es la vida misma, y de poderse, debe evitarse. Más importante, es el emplear la disposición de tomar dolor tan característica del guerrero, en emprendimientos que lleven a algo, y no desperdiciar esta capacidad en disfrutar el dolor sin propósito—si de cualquier manera se va a sufrir, mejor hacerlo por algo que valga la pena. Volverte mas fuerte es un buen propósito, por ejemplo. El permanecer en la pobreza solo porque “es más difícil,” sabiendo cómo puedes salir de esta, no lo es. No obstante, esta no es la única forma de sadomasoquismo.
Reiterativamente, todo extremo es peligroso. Toda virtud se puede convertir en vicio. El caso es el mismo con el altruismo. Con las exclusión de casos excepcionales—ej., un guerrero en la guerra, cuando la búsqueda por “salvar” a los demás comienza a afectar nuestro propio bienestar de manera constante y desmedida, esta es una buena indicación que estamos pasando de la plenitud al sadomasoquismo, lo cual, a largo plazo, además de afectarnos a nosotros, afecta también a los otros—no te puedes desempeñar de la mejor manera de no emplear la mejor estrategia para cumplir tus metas.
De hecho, considero que existe una gran malentendido respecto a lo que ser un guerrero en plenitud implica en cuanto a sacrificio, siendo este definido por el arriesgue del bienestar de uno mismo a cambio de nada—solo por el hecho de hacerlo. Ciertamente, la cultura de honor nos dice que los individuos suelen “sacrificarse” por el colectivo—la “tribu,” pero esto jamás fue por “nada,” sino todo lo contrario. Esto se hacía para ser aceptado y protegido por el resto de la comunidad. El honor siempre se trató de una relación ganar-ganar basada en la lealtad—”yo cuido tu espalda y tu cuidas la mía,” no en solo hacerlo porque se “debía” hacerlo así.
El honor, como toda relación es una transacción. Nadie acepta una relación, o no debería, en donde solo existe ganancia de un lado de la ecuación. Caso en punto, el honor está basado en la lealtad y el respeto. Cuando uno de los miembros del grupo demuestra consistentes faltas de respeto o deslealtad hacia los demás—tratando de sacar ventaja del resto por su propio beneficio o no cumpliendo su función apropiadamente por decisión, por ejemplo; es que esté es destituido al no cumplir con su parte de la relación—transacción, y por ende, perdiendo así su compensación.
En la actualidad, debes ayudarte a ti mismo antes de tratar de ayudar a los demás—ej., ¿Cómo puedes tratar de inculcarle a otros felicidad cuando tú mismo no sueles disfrutar de este estado mental? Es solo el guerrero bien direccionado, cuyo suele dedicar un tiempo en su propio bienestar, quien puede expresarse en su mayor capacidad. Si, la “ethos” del guerrero implica sacrificio, pero solo en eventos extremos este debe ser definitivo. El guerrero moderno verdadero sabe que para influir a más personas, su presencia debe existir en primer lugar y, de igual importancia, esta debe estar optimizada para poder hacer más y mejor en relación con su misión.
Si te la pasas preocupando de tus problemas de salud, monetarios, o de relaciones, no serás capaz de apoyar a los demás tanto como podrías de no tener estas otras dificultades en las que pensar en primer lugar. Si el altruismo es muy bueno, pero en la correcta medida, y esta dependerá de donde tu mismo te encuentres actualmente en la vida. Para ayudar a otros primero tienes que ayudarte a ti. Para ayudar a los demás primero tienes aprender, y practicar, tu mismo como mejor vivir.
El Sádico
De las dos, el sádico es la forma más activa, pero también más negativa de la sombra del guerrero, debido al hecho de que, contrario al masoquista que se destruye a sí mismo, el sadista busca la destrucción de los demás. El sádico es el clásico villano, el criminal, la “encarnación del mal.” El sadista emplea todas las herramientas del guerrero tradicional para el mal. El sadismo es el completo opuesto al masoquismo—en lugar de ir los demás antes que el, el va antes que los otros.
Ejemplos de este tipo de guerreros con claros tanto en los mitos como en la historia, pero sí algo les caracteriza es el extremo egoísmo—el solo vivir por y para uno mismo. Esto significa que para comenzar a personificar al sadista, no se necesita comenzar guerras con el propósito de conquista. Todo guerrero que comienza a emplear sus características para beneficiarse a sí mismo a costa de los demás, puede bien entrar en esta categoría, y los ejemplos son demasiados.
El vendedor que engaña a sus clientes prometiendo algo que sabe no va a cumplir— solo por vender, el jefe determinado que ignora el bienestar de sus empleados con tal de que de conseguir ser mejor pagado—solo por “cumplir,” y el empresario que comienza un negocio con la única intención de enriquecerse en lugar de crear valor—proveyendo productos/servicios que no promueven la evolución, son solo unos cuantos ejemplos del sádico moderno personificado.
Donde el masoquista emplea todas sus capacidades de guerrero por el bien de los demás, ignorando el bienestar propio; el sadista lo hace solo por su propio bienestar, a costa del bienestar de los demás. El sadista solo sabe luchar por sí mismo. En total oposición con el masoquista que se sacrifica completamente por otros, el sadista no tiene problema con pisotear a los demás por su propia ganancia. Contrario al guerrero en plenitud altruista, el sádico es mayormente egoísta, y esta es su mayor característica. Solamente existe un camino de salida de este punto de vista.
El reconocer que el vivir por los demás es la manera de vivir mejor, qué es la única manera, es la mejor forma de escapar del camino del sadismo. Si, para evitar la sombra pasiva del guerrero—el masoquismo, debes evitar el sacrificar indefinidamente tu bienestar por sobre el de los demás, pero debes saber balancear tu beneficio personal con el de los demás. No siempre se puede, pero idealmente, siempre debe de existir una relación ganar-ganar. El beneficio debe ser mutuo.
Despertando al guerrero interior
En épocas anteriores, la masculinidad era una característica indispensable en todo hombre que pudiera denominarse como tal, pero no más. En la sociedad actual, la masculinidad es una característica mayormente opcional. Ahora aquel que es masculino, lo es no por imposición social, sino por su propia voluntad, lo cual, hace de este característica algo aún más valioso e importante.
Contrario a la feminidad, la masculinidad tiene que ganarse. La masculinidad es forjada, la feminidad es preservada. El hombre se hace, la mujer nace. Una mujer puede hacer lo que quiera con su vida, y seguirá siendo considerada como femenina de no resultar emocionalmente dañada en el transcurso de esta—abusos, promiscuidad, competencia con hombres, etc. No obstante, el hombre no es considerado masculino hasta que esto sea demostrado mediante su actitud y mediante hechos. ¿Pero qué significa ser masculino?
La mayor distinción entre el ser humano y el resto de las criaturas en la tierra, es su capacidad para la racionalización. El ser humano es la única “bestia” capaz de alcanzar el libre albedrío—o lo más cercano a esto. El resto de los animales se guían por el instinto, y no pueden decidir entre lo que les conviene más. Tengan hambre, libido, o sed su prioridad principal al momento de sentirla es satisfacer su necesidad a como dé lugar. El hombre, sabe que no porque tenga comezón tiene que rascarse. El hombre siempre tiene la opción de actuar o no, independientemente de la emoción.
Entre seres humanos, una característica clave que distingue al hombre, comparado con mujeres y niños, es su inclinación por la racionalidad sobre la emocionalidad. De hecho, un hombre es definido por este rasgo: entre mas racional, mas masculino. Racionalidad es masculinidad.
Esto no significa que el hombre no tenga emociones, o que no las sienta tanto como mujeres o niños, sino que suele optar por la razón sobre la emoción en su toma de decisión. En otras palabras, puede sentir una cosa y hacer otra, muchas veces, siendo esta última opción totalmente opuesta a la primera. El coraje, por ejemplo, pertenece a lo masculino por este mismo hecho, ya que en este se actúa de manera contraria a lo que la emoción nos está diciendo—avanzamos cuando el miedo nos indica deberíamos correr y escapar.
Las emociones fueron esenciales guías durante gran tiempo anterior durante nuestra evolución. No obstante, en nuestra sociedad actual, son inútiles, o hasta estorbos, en su mayoría. Más veces que no, en cuanto camino de acción, lo que se “siente bien” no es lo correcto, sino su opuesto—ver televisión en lugar de trabajar, por ejemplo. El guerrero comprende esto, por lo que mediante práctica, reflexión, y estudio busca maximizar su racionalidad y disminuir su emocionalidad.
Asimismo, podemos observar también en la relaciones este principio. El hombre debe ser siempre la base de la relación, la tranquilidad, la estabilidad, la seguridad—esto es lo que busca una mujer femenina en el hombre: masculinidad. La mujer por su innata naturaleza emocional, es como las olas intempestivas del mar que se neutralizan constantemente con la roca inamovible que es el hombre. Es por todos bien sabido que el hombre emocional no es un hombre masculino, no es un “hombre de verdad”—”los hombres nunca lloran.”
Sin embargo, aunque como hombre, todas las emociones podemos domesticarlas—emplearlas para nuestro beneficio en lugar de nuestro perjuicio, existe una emoción en particular de la que nos debemos aventajar de manera particular. Esta emoción es la más “masculina de todas,” al ser, de hecho, la raíz de la energía masculina. En la era actual suelen dársele múltiples nombres—“espíritu”, “enojo”, “impulso”, “voluntad de poder,” etc.; en la época clásica se le reconocía primariamente por uno: thumos.
Thumos: la energía principal masculina
Esencialmente, la racionalidad nos permite tomar decisiones aun y en contra de ciertas emociones. No obstante, la realidad es que las emociones, particularmente en materias de proactividad en lugar de reactividad, son la raíz de las acciones—de no existir emoción no existe movimiento. Lo que nos mueve a hacer algo es la emoción, la razón solo nos sirve para canalizar esa emoción, ese impulso de la mejor manera—para nuestro beneficio, en lugar de potencial perjuicio, a largo plazo.
Caso en punto, existen emociones que queremos se presenten, para que nos impulsen a actuar de cierta manera—aquella alineada con nuestras metas particulares, en ciertas ocasiones—cuando “el deber llama.” De no existir este ímpetu detrás de nuestras acciones, por más que sepamos racionalmente que es lo que tenemos que hacer, no podremos actuar o, peor aun, no lo haremos de la mejor manera—con decisión y determinación. Este el caso de Thumos, la emoción masculina.
La alegoría del carro
Para describir la naturaleza tripartita del psique masculino, el filósofo Platón formuló “la alegoría del carro,” en cuya se describe un carro jalado por dos caballos, uno blanco y uno negro. El cochero, en el carro, representa la razón, mientras que los caballos hacen alusión a 2 distintas voluntades o deseos primordiales.
El caballo blanco busca gloria y ve por el futuro (satisfacción), el caballo negro busca placer y ve por el presente (“felicidad”). El caballo blanco es responsable de nuestro ambición de éxito y conquista, el caballo negro de nuestro apetito por la comida, dinero, bebida y sexo. El caballo negro busca comodidad y relajación, el blanco retos y superación.
Cada uno de estos elementos de la alegoría del carro tiene un nombre. El caballo blanco se denomina Thumos (“espíritu”, “enojo”, “impulso”), el caballo negro Epithumia (“apetito”), y el cochero Nous (“razón”).
Un caballo negro indomado conduce a la mediocridad—persecución plena del placer y la comodidad. Un caballo blanco descontrolado conduce a la destrucción—persecución total de conquista y gloria a costa de lo que sea. Para tener una mente y, consecuentemente, vida balanceada, ambos caballos deben ser controlados por el cochero, es decir, la razón.
Hasta cierto punto, siendo thumos la fuerza responsable de la toma de riesgos (incomodidad) y epithumia del placer y la comodidad, podríamos asociarlos con la masculinidad y feminidad respectivamente. De hecho, Platón identificó a “Thumos” como algo esencial para alcanzar “andreia”—masculinidad. Debido a esto, un hombre “balanceado” posee una energía Thumos dominante en comparación con la Epithumia proporcionalmente—lo contrario para las féminas.
Ciertamente, un hombre masculino se harta fácilmente la extrema comodidad, seguridad, y placer. Contrastantemente, las mujeres buscan el mayor placer, seguridad, y comodidad que su atractivo físico y feminidad les pueda brindar. El hombre vive por la superación, la mujer por “sentirse bien.”
¿Solo voltea a ver a tu área de trabajo. Por lo general, en materias de productividad—no de sueldo, en cuyo aspecto influyen muchas otras cosas (políticas empresariales, atractivo, “contactos,” etc.); quienes son los que más sobresalen y quienes se quedan atrás—los hombres o las mujeres (recuerda que la excepción prueba la regla)? No es”machismo.” Es la realidad de nuestra biología.
La mayoría de los hombres de hoy en dia estan dejando que el caballo oscuro de Platón supere a su contraparte más clara. Muchos hombres millenials, al apelar más por la comodidad placentera, se están comportando más como mujeres disfuncionales que como hombres reales. Es por esto que nuestra sociedad actual es tan débil. La extrema comodidad conduce a la debilidad. Y esto no solo afecta al colectivo, sino que también al bienestar del individuo.
Thumos, la energía principal masculina, identificada por Platón como el impulso de guerra, enojo— la emoción más relacionada, “el fuego en el estómago,” es la energía que, al ser empleada, propulsa el hombre a la acción envalentonada que, de otra manera, no pudiese ser realizada. Thumos es la razón de que en ocasiones hagamos cosas valiosas que no nos creíamos capaces de realizar—ej., pelear por nuestra reputación o familia cuando estas son amenazadas.
Remarcablemente, thumos no solo puede volverte furioso contra otros, sino contra ti mismo cuando actuas contrario a tus valores, reglas, y creencias, es decir, tu código personal. De thumos viene el orgullo. Thumos nos empuja a defender nuestra integridad y el bienestar de las personas que nos importan más, sin importar el costo personal que esto pudiese representar.
Centralmente, contrario a los bajos deseos representados en el caballo oscuro—búsqueda de seguridad, comodidad, y placer; el caballo blanco busca deseos elevados—superación, legado, honor, y gloria. Thumos empuja al hombre menospreciar la mediocridad, a conquistar. Thumos es la pasión que nos impulsa al éxito y la autorrealización.
De nuevo, no se trata de despreciar a nuestros apetitos (epithumia) del todo como un ascético, sino reconocer que en un hombre, cuál dinámica “Yin y yang”—cada opuesto contiene un poco del otro, Thumos debería tener una mayor influencia en nuestra vida que Epithumia, esto, controlado por la razón. Un ejemplo muy claro de esto lo podemos ver en las relaciones con el sexo puesto.
Si una mujer nos dice, o por sus acciones implica, que no tendrá sexo con nosotros, a menos que “hagamos algo” o “nos comportemos de cierta manera” contrario a nuestras creencias o valores, sin importar cuales estos sean, o porque los consideramos como tal—ej., prometerle exclusividad sexual cuando racionalmente no queremos hacerlo, es que Thumos debería considerarse sobre Epithumia, de manera que no obedeceremos sus demandas, arriesgando así la oportunidad con ella, pero manteniendo nuestra integridad, virilidad e, ironicamente, también nuestra atractividad.
Ciertamente el placer y la comodidad tienen su lugar en la vida de un hombre, pero la superación y la gloria deben de tener prioridad e, idealmente, no en una proporción 60/40, sino más cerca del 80/20—80% satisfacción (superación, conquista, gloria, honor) y 20% “felicidad” (placer, relajación, comodidad), por lo menos 70/30. Esa es la premisa para alcanzar la excelencia, la superioridad. Eso es lo que significa ser un guerrero.
Bien. Ya hemos reconocido la gran importancia de priorizar nuestro deseo por la superación (thumos) en nuestra vida. ¿No obstante, como podemos beneficiarnos de esta energía masculina?
Aprovechando Thumos
Si existe un problema respecto a thumos en la era moderna, contraria a las anteriores, no es su “exceso” o mala utilización, sino su carencia. Para la mayoría de los hombres de la actualidad, gracias mayormente al adoctrinamiento del feminismo, la mayor parte del tiempo thumos permanece dormido, desperdiciado, y sin ser aprovechado.
En términos fisiológicos, esta energía instintiva proviene de la hormona principal masculina llamada testosterona. Esta hormona, es la que hace que todas las diferencias físicas y mentales de un hombre, en comparación con mujeres y niños, puedan presentarse en primer lugar. De no haber suficiente testosterona, no existen características masculinas y, con ellas, tampoco existe thumos—o al menos no en la medida en que se podría.
Más específicamente, Thumos proviene de un lugar similar al de la “libido” o energía sexual, a punto tal, que podríamos considerar a thumos como la transmutación de este impulso masculino. En otras palabras, si no existe energía sexual, derivada de la testosterona, no hay thumos. Si un hombre no posee los niveles de testosterona suficientes o no resguarda su energía sexual durante el dia, no podrá experimentar esta emoción primordial masculina como podría y, con ello, tampoco su impulso.
Aquí vemos una vez más, en este caso fisicalidad y mentalidad, como siempre los opuestos se complementan. Para tener una mentalidad adecuada, nuestro cuerpo debe estar en el mejor lugar. Para optimizar nuestro cuerpo, necesitamos fortificar nuestra mente primero o estar en el proceso de hacerlo. Mente y cuerpo no son, ni pueden, ser independientes uno del otro, ambos trabajan en conjunto. Lo que pase a uno afecta al otro. Para potenciar el cuerpo tenemos que empoderar la mente, y viceversa.
No obstante, como en todo, existe un balance, y Thumos, como Epithumia, no pueden dejarse correr libremente. A fin de cuentas la emoción más representativa de Thumos es el enojo. Thumos es la energía que nos incita a pelear—por lo que sea. Si liberamos este impulso sin racionalizarlo, puede que afectemos múltiples relaciones importantes para nosotros—con nuestro jefe del empleo, por ejemplo. Thumos, igual que cualquier otra respuesta emocional, requiere de nuestro control racional.
Por otro lado, es importante siempre tener dentro de nuestro dominio al “caballo blanco” (thumos) debido a que este puede comenzar a “seguir” al “caballo negro” (epithumia). Bajo la falsa premisa de “gloria,” es posible comencemos a confundirnos, y tratar de “recompensar” nuestros logros con placeres en lugar de considerar al logro como la recompensa en sí mismo. En otras palabras, que queramos ser “exitosos” no solo por el hecho de serlo—considerándolo así como el fin en sí, sino como un medio para obtener recursos que nos permitan dar rienda suelta a nuestros placeres más bajos—e.j., ”vivir de fiesta.”
En este tipo de escenario, creemos que Thumos nos está jalando, pero es realmente Epithumia quien está “dirigiendo el show”—estamos empleando a Thumos para satisfacer los apetitos de Epithumia. Centralmente, si sigues tu propósito primariamente para poder “disfrutar” algún día—de placer y comodidad, esto es; en lugar de hacerlo como la meta en sí misma y/o para adquirir tu libertad—y así poder perseguir libremente tu propósito particular, entonces no estas empoderando a Thumos, sino a Epithumia. Fácil distinción.
¿Como mejor aprovechar Thumos? Sencillo. Dirigiéndolo hacia su camino natural: la excelencia personal—ser lo mejor que uno puede ser; esto, mediante la constante realización de actos que promuevan la excelencia en lugar de aquellos que puedan llevar a la decadencia—”la práctica hace al maestro.” Entre más optes por realizar acciones que te mejoren—satisfacción duradera, en lugar de aquellas inútiles o placenteras—gratificación instantánea, más control ganaras, y por ende, mejor te podrás aventajar de Thumos— la energía principal masculina.
En toda situación en que haces lo que sabes que es lo correcto, especialmente si esto no es lo más “facil” y/o va en contra de tus deseos más bajos—Epithumia, además de empoderar aún mas tu Thumos—mediante orgullo, ganaras un control adicional sobre este mediante la razón—cochero.
Adicionalmente, al estudiar hombres a través de la historia que aprovecharon su Thumos—o no, podemos identificar como mejor utilizar esta energía masculina primordial y los amplios beneficios que podemos adquirir de hacerlo así. A la cabeza se me vienen grandes conquistadores como Alejandro Magno, Aníbal Barca, Gengis Kan, y Julio César de cuyos, aunque sus acciones podemos considerar como “discutibles” desde un punto de vista de “bien y mal,” no podemos negar que aprovecharon su Thumos al basar su vida en la superación, conquista, legado, y gloria en lugar del placer y la comodidad.
Conclusión
Todos los hombres tenemos un guerrero interior, el cual, es la esencia de nuestra masculinidad. Desgraciadamente, para el hombre moderno, este guerrero generalmente permanece dormido y sin ser descubierto.
En las 4 etapas de la vida masculina el guerrero interior está allí, no obstante, es en la etapa del guerrero—la adultez, en donde su necesidad sale a destacar, y en donde debería salir a relucir.
El guerrero en plenitud no es sádico (actúa solo por su propio beneficio) ni masoquista (actúa solo por el beneficio de los demás), sino que actúa siempre en base a una transacción “ganar-ganar” (actúa por su propio beneficio y el de los demás). Toda relación es una transacción.
La energía primaria del guerrero, la que le mueve a luchar, la denominamos “Thumos.” Esencialmente esta energía, este “fuego en el estómago,” es la fuente principal de nuestra masculinidad. Si no existe Thumos, no existe masculinidad, y con ello tampoco voluntad para batallar.
Para aprovechar Thumos, y así despertar al guerrero interior, necesitamos de, además de optimizar nuestra testosterona y transmutar nuestra energía sexual, mayormente hacer lo correcto en lugar de lo placentero, es decir, emplear la razón para dirigir a thumos en la mejor dirección—gloria, legado, conquista, y superación. Ultimadamente, para el hombre, el camino del guerrero, el camino de la excelencia, el camino de la superación, el camino difícil, es el camino correcto.
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22 comentarios en «Cómo Despertar Al Guerrero Interior —Y Porque Deberías Hacerlo»
Excelente Alex… +10
OBS: Me gustaría que profundices en un post sobre un tuit que posteaste » NUNCA intercambies tu masculinidad por tratar de quedar bien» ejemplos cotidianos, visiones, formas correctas de abordar las relaciones etc.
Saludos!!
Gracias William
Ya vere en el futuro como mejor tocar ese tema, cuyo considero fundamental para el hombre actual que se desvia solo por obtener un poco de placer.
Saludos
Buenas! Muy buen artículo,el Thumos Mezclado con el Estoicismo sin dudas hará una combinación Colosal!!
Yo sugeriría que elaborarán un artículo dirigido precisamente a como ser autodidacta (como ser tu propio maestro y como llevarlo a cabo correctamente) como bien sabemos con esta crisis del virus chino está prohibido el contacto humano por el momento,y de pasada hay algunas personas que no tienen acceso a internet por lo que no pueden ver clases online,no hay de otra que aprender por uno mismo;autoenseñarse (de hecho,las universidades sugieren tener dicha habilidad de ser autodidacta) por lo que tener está habilidad es esencial,sobre todo en estos tiempos de crisis…
Para finalizar tengo dos preguntas con respecto a este artículo:
1) ¿Existe el sadomasoquismo? ¿Una persona es o puede llegar a ser sádico y al mismo tiempo masoquista/las dos cosas al mismo tiempo/sádico y a la vez masoquista?
2) En la etapa del niño 0-20 años dices que los jóvenes deben aprovechar su energía,por ejemplo;»interactuar de manera segura con el sexo opuesto» ¿A qué te refieres con eso de «interactuar de manera segura con el sexo opuesto»?
Gracias Asan.
Considerare lo del articulo del que comentas.
En cuanto a tus preguntas:
1) A menos de que cambies de uno a otro, por propia definicion, non creo se pueda ser los 2 opuestos. O te pones a ti mismo como prioridad o a los demas. Por supuesto, si es un intercambio ganar-ganar – bienestar mutuo, como comento, ya no seria una sombra del guerrero, sino el guerrero en plenitud.
2) Me refiero a usar siempre usar preservativo y todas las precauciones de vida sexual que todos conocemos.
Saludos.
Me uno a la causa, siempre intente comprender por que ironicamente estos hombres que parecen no en preocuparse por ganar atencion femenina, lo hacen. Habra algun secreto para poder aprender? jeje
Por cierto Alex, tambien te comento… NUNCA DEJES DE ESCRIBIR
Ignacio
Te agradezco.
Exacto. La manera de aprender es practicando hasta que se haga habito. Tenemos que enfocarnos en nosotros y nuestra mejora.
Las mujeres que valen la pena vendrán por añadidura.
Saludos.
Alex siempre sigo sin falta tu blog y agradezco mucho está información tan valiosa que compartes, sigue así.
Por otro lado, podrías compartirme o compartirnos las referencias bibliografícas, osea los libros en los cuales soportas tus artículos? Me gustaría personalmente profundizar más en ellos, por ejemplo, no sabía lo de Thumos, me ha dejado perplejo esa parte, gracias.
Gracias Jeison
Por supuesto, «Thumos» viene definido como una de las 3 partes del alma del hombre (racional, espiritual, emocional) en el libro «La república» de Platón.
saludos.
Wow. El mejor post que he leído en mucho tiempo. Increíble valor. Tan ciertas tus palabras, hoy solamente se ve un hombre endeble, apático, son su polaridad femenina a flor de piel, totalmente drenado de testosterona, y se me vienen a la cabeza los guerreros espartanos, los samurai, estamos muy lejos de ser hombres de verdad. Es una lucha diaria contra el condicionamiento social, y contra toda la narrativa ideológica que impera hoy que enseñan al hombre a comportarse como un pelele. Queda en nosotros seguir estas enseñanzas y forjar nuestra masculinidad, pues nadie lo hará por nosotros. El grave problema es que este tipo de contenido es muy peligroso para muchos intereses que no desean que los hombres abran los ojos. Muchas gracias por contenido de tan alto valor, un abrazo.
Gracias Gabriel.
Así es, la masculinidad no es conveniente para los intereses de la «élite» por la simple razón de que es lo único que tienen el potencial de competir con su poder actual.
Mejor tener una sociedad emasculada y controlada, y por lo tanto, no amenazante a sus ideales personales. Desafortunadamente, esto solo puede derivar en una sociedad de hombres débiles e insatisfechos.
Sigamos promoviendo la verdad para ver renacer la grandeza que es la masculinidad en la sociedad.
Saludos.
Cómo dejar de ser tímido? O por lo menos como contrarrestarlo?
Leonardo
La timidez como tal, y no confundir con introversión, es un miedo, en este caso a la critica social.
La unica manera de perder el miedo es mediante su enfrentamiento, mas específicamente, mediante su superación.
Cada vez que sientas timidez actúa hasta que no sientas timidez. Es la única manera de perderla.
Saludos.
Este artículo es para guardarlo y tenerlo siempre a mano para referencia de lo que es la masculinidad… El ser un guerrero. En tiempos como en los vivimos y los que se vienen, la sociedad Occidental va a necesitar de verdaderos guerreros para preservarse, más bien, para preservar los valores que la han echo grande. Un mundo carente de testosterona es decadente. Saludos Alex.
Gracias Damián
Precisamente. Hemos vivido tanto tiempo en la extrema comodidad que la masculinidad se ha relegado a algo «opcional.»
No obstante, todo en nuestra realidad trabaja en ciclos. Ahora estamos terminando el ciclo de abundancia y debilidad. Se viene el de escasez y fuerza.
Como dice el dicho: «Tiempos difíciles crean hombres fuertes. Hombres fuertes crean buenos tiempos. Buenos tiempos crean hombres débiles. Y, hombres débiles crean tiempos difíciles.
Así es. Saludos
Hola hermoso post!
Cuando hablamos de propósito, tener una carrera etc, me siento como perdido, me agarra la apatia no encuentro algo que realmente me despierte y diga » ESTO ES».
Estudie la carrera de ingenieria en sistemas pero lamentablemente veo que son pocos valorados y eso me bajoneo bastante, tener conocimientos lógicos y técnicos son muchas horas de aprendizaje. Pero veo que los que reciben la palmadita en la espalda en las empresas son los que estan mas cercana al negocio mismo (gente relacionada a procesos de negocio, asistentes comerciales, ventas, marketing, inteligencia de negocios, mercadeo, los MBA comerciales entre otros)
Como uno afronta este tipo de «crisis»?
Entonces deje de esforzarme debido a todo esto, y como sabes la carrera en sistemas requiere mucha preparación técnica y bastante eficiencia, tolerancia a la frustración.
Gracias Alejandro
No existe crisis que afrontar. El propósito del hombre es trabajar.
No importa tanto el tipo de trabajo que se realice tanto como el que se tenga uno que realizar.
Date cuenta de que cualquier trabajo que hagas esta aportando algo a la sociedad.
En cuanto a tu «pasión,» el mejor trabajo para ti, ciertamente esa es la meta final, pero se consciente que lo mas importante es primero el poder pagar tus cuentas, en nuestra sociedad el dinero es fundamental.
Ultimadamente, enfocate en realizar el trabajo que tienes en frente, y de la mejor manera que puedas, y aprovecha tus tiempos libres en construir tu pasión de esta no estar alineada con tu trabajo actual. Pero jamas lo olvides: en tanto estés trabajando estas en tu propósito – sin importar lo que esto sea, siempre que este produciendo algo estas siendo un hombre, un guerrero – entre mas mejor.
Saludos.
Lei con tantas ganas este articulo que sentía la sangre correr como lava al fin un lugar que revindican la masculinidad y su fin, es un oasis este lugar en medio de tanta superficialidad y mensaje de igualdad todo el tiempo Y por todos lados como que si el hecho de ser diferente el hombre y la mujer fuera incorrecto y en realidad es la perfección de la creación
Felicitarte Alex por el excelente artículo.
Por favor tu opinión abierta de donde encajaría Dios y todos los principios que nos manda a seguir para ser verdaderos guerreros y agentes de Cambio.
Gracias de antemano por tus comentarios.
Gracias Giovanni
Dios es el agente de cambio, nosotros solo somos su instrumento.
Guerreros espirituales y Soldados de Dios. Idealmente, eso es lo que somos.
En la practica, vivir en virtud, en comunión con la verdad/vida – Dios, haciendo lo que sabemos es lo correcto.
Saludos y éxito.
Alex grandioso artículo de verdad. Saludos y bendiciones.
Gracias Marlon.
Igualmente, saludos y bendiciones.
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