La inmunidad a la adversidad es la epitome de la resiliencia mental, fortaleza espiritual, y el estoicismo.
El control total sobre tu estado mental es la mayor expresión de poder que como hombre puedes tener.
Si ningún evento externo puede desbalancearte, puedes estar seguro de que tu futuro será prospero sin importar lo que suceda, y que nada podrá desmotivarte.
¿Cómo puedes tomar el control total sobre tu estado mental y convertirte en alguien inmune a la adversidad?
La respuesta es fácil, corta, y clara: Acepta lo que sea que suceda. Eso es todo…
Más explicación que esta no es necesaria. Pero como traigo ganas de escribir el día de hoy, me expandiré en este tema para dejar totalmente claro este punto y, aún más importante, para que te convenzas del porque la total aceptación de cualquier situación es el mejor camino para obtener el control total sobre toda emoción.
Sin embargo, siendo el control total emocional especialmente útil para mantener la paz mental en situaciones desfavorables, en este artículo nos enfocaremos en como volverse inmune a la adversidad.
Como volverse inmune a la adversidad
“Elije no ser herido – y no te sentirás herido. No te sientas herido – y no lo habrás sido.”
—Marco Aurelio
El primer paso para volverse inmune a la adversidad es el reconocer que las situaciones externas y las percepciones internas son cosas totalmente diferentes. Lo que te sucede no es lo que te provoca la respuesta emocional, sino más bien tu percepción de la situación—tu opinión—es lo que incita la aparición de cierta emoción.
Todos hemos experimentado esto.
Dependiendo del estado mental en que nos encontremos, ciertos eventos nos parecen distintos o, más bien dicho, nuestra percepción—y consecuente reacción a los mismos—hace que los veamos y reaccionemos a ellos de manera distinta.
No experimentaras el mismo sufrimiento si estas en el trabajo desvelado porque te la pasaste con tu chica toda la noche en comparación con no haber dormido bien por haberte pasado toda la noche preocupado. La situación es la misma—tienes que ir a trabajar privado de sueño, pero tu percepción de la situación (te desvelaste porque así lo quisiste y no porque dormir no pudiste) es lo que cambia.
Otro ejemplo. No es lo mismo que te agarre la lluvia en la calle tras un arduo y estresante día en el trabajo en el que no pasó nada interesante, a que te agarre la misma lluvia, después del mismo arduo y estresante día de trabajo, pero que, casi saliendo de trabajar, tu jefe te haya dicho que has sido promovido de puesto y tu salario será incrementado.
Seguramente en el primer caso comenzaras a maldecir todo lo que se puede maldecir, mientras que, en el segundo, ni te inmutaras o hasta feliz te pondrás.
En ambos ejemplos, la situación externa es exactamente la misma. Pero la reacción y percepción de ella es totalmente distinta. ¿Vez cómo lo más importante no es la situación en sí, sino tú percepción y reacción a ella?
Todo pasa por una razón
Sea verdad o no—al menos en cuanto a tu propio beneficio, lo mejor es que tengas la mentalidad de que “todo pasa por una razón”. Todo está bien. Todo es bueno.
El mejor camino que un hombre racional puede tomar al enfrentar una situación adversa que no puede modificar, involucra solo 3 pasos: 1) Aceptar, 2) Aprender, 3) Seguir adelante.
Cada vez que sientas que alguna situación indeseable comienza a perturbar tu mente, acéptala totalmente diciéndote a ti mismo: “Bien”, aprende de ella, y sigue adelante.
No te promovieron de puesto como te lo prometieron – “Bien”.
No cerraste el trato que tanto deseabas – “Bien”.
Tu automóvil se descompuso – “Bien”.
Tu novia de dejo por otro – “Bien”.
Te lesionaste al entrenar – “Bien”.
Te enfermaste – “Bien”.
Te asaltaron – “Bien”.
Acepta, aprende, sigue adelante.
“Amor Fati” – “Ama tu destino, el cual es de hecho tu vida”
—Friedrich Nietzsche
¿De qué te sirve tomar cualquier evento inesperado de mala manera—enojado, frustrado, desilusionado?
El preocuparte, estresarte, o arrepentirte de cualquier situación presente, futura, o pasada no cambiara nada.
Si puedes cambiar tu actual condición, hazlo—emplea tu poder de decisión. Si no puedes cambiar tu actual condición, acéptala con todo tu corazón.
Ama tu destino.
Adáptate—sé como el agua
«Debes ser amorfo, moldeable, como el agua. Cuando se vierte agua en una copa, se convierte en la copa. Cuando se vierte agua en una botella, se convierte en la botella. Cuando se vierte agua en una tetera, se convierte en la tetera. El agua puede gotear y puede estrellarse. Sé como el agua, amigo mío».
—Bruce Lee
Un paso más allá—y por lo tanto más beneficial para tu vida y mejora personal, es convertirte en alguien completamente adaptable.
En adición a aceptar lo que sea que te suceda con todo tu corazón, el adaptarte y buscar la manera de tomar ventaja de cualquier situación, es lo que te convertirá no solamente en alguien inmune a la adversidad, sino en alguien que, al aprovecharse de ella, despliega el poder de la anti-fragilidad.
En simples términos, la anti-fragilidad es la más elevada forma de adaptabilidad. En lugar de solo adaptarte a una inesperada condición, tomas ventaja y creces debido a esta adversa situación.
El ejemplo más claro de anti-fragilidad lo puedes apreciar en la evolución. Las especies que se adaptan y toman ventaja del ambiente que, para otros es adverso—ej. osos polares que pueden cazar más fácilmente debido a que su pelaje blanco les sirve de camuflaje en la nieve, son las que prosperan, las que no, perecen.
Comprende esto y, por el resto de tu vida, no tendrás NADA que temer. Si la adversidad no se presenta, que mejor, puedes cumplir tus metas sin ninguna obstrucción. Si la adversidad llega a tu puerta, la aceptas totalmente, e idealmente, tomas ventaja de la situación. No habrá nada que pueda detenerte. Crecerás física, mental, o espiritualmente constantemente, sin importar lo que se te presente.
Se adaptable, como el agua.
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